Resumen
En este
segundo artículo sobre la escuela del interaccionismo simbólico se examinan los
trabajos teóricos posteriores a la obra del máximo representante del movimiento, G.H. Mead, así como las propuestas metodológicas en el ámbito de la
investigación social interaccionista. Por último, se estudian las críticas que
diversos autores han hecho a la teoría y la praxis interaccionista.
abstract
This
second article on the school of symbolic interactionism examines the
theoretical works subsequent to the work of the movement's main representative,
G.H. Mead, as well as the methodological proposals in the field of
interactionist social research. Finally, the criticisms that various authors
have made of interactionist theory and praxis are studied.
Índice
- Teoría: Principios básicos
- Capacidad de pensamiento
- Interacción social
- Significados y símbolos
- Relación entre acción e interacción
- Capacidad de elección
- Desarrollos de “el self” posteriores a Mead
- Metodología: ideas de Blumer
- Debate entre Blumer y Khun
- Críticas al interaccionismo simbólico
Teoría: Principios básicos
Eso sí, no todos los autores posteriores a Mead siguieron un mismo patrón. Presentaron una cierta ambigüedad que fue muy criticada y el cuerpo teórico resultante tiene una cierta resistencia a la sistematización.
- A diferencia de los animales, los seres
humanos están dotados de capacidad de pensamiento.
- La capacidad de pensamiento se desarrolla mediante la práctica de la interacción social.
- En la interacción social las personas aprenden los significados y los símbolos que les permiten ejercer su capacidad de pensamiento distintivamente humana.
- Los significados y los símbolos permiten a las personas actuar e interactuar de una manera distintivamente humana.
- Las personas son capaces de modificar o alterar los significados y los símbolos que usan en la acción y la interacción sobre la base de su interpretación de la situación.
- Las personas son capaces de introducir estas modificaciones y alteraciones debido, en parte, a su capacidad para interactuar consigo mismas, lo que les permite examinar los posibles cursos de acción y valorar sus ventajas y desventajas relativas para luego elegir uno.
- Las pautas entretejidas de acción e interacción constituyen los grupos y las sociedades.
Vamos a
ver en los apartados siguientes todos estos principios teóricos con un poco más
de detalle.
Capacidad de pensamiento
Para
los interaccionistas simbólicos, la persona no es un mero receptor de
constricciones externas provenientes de una estructura social que la engloba, sino
que son vistos como unidades reflexivas o interactivas que por
agregación constituyen la realidad social. Y lo que capacita a las personas
para actuar autónomamente es la capacidad de pensamiento.
Los
interaccionistas mantienen que es más probable que las personas se comporten
siguiendo su propia opinión que renuncien a esta capacidad de elección.
Siguiendo
a Mead opinan que la capacidad de pensamiento reside en la mente. Pero
la mente para ellos no es el cerebro fisiológico sino un proceso constante que
analiza todos los estímulos externos que recibe y produce respuestas reflexivas
a estos estímulos. La mente está en el centro de la teoría interaccionista,
relacionada con la interacción, la socialización, los significados, los
símbolos, el self y, de un modo agregado, con la sociedad.
Interacción social
La
interacción social es el proceso, ya sabemos que nuestros amigos describen casi
todo en términos de procesos, en el que se desarrolla y al mismo tiempo
se expresa la capacidad de pensamiento. Cuando se dice que se desarrolla
se esta hablando de que se configura y refina mediante el proceso de la
interacción social.
Por
tanto, no es de extrañar que, como la socialización representa el
aprendizaje de todos los recursos y comportamientos para aprender a vivir en
sociedad, sea el tipo de interacción social más importante para desarrollar la
capacidad de pensamiento. Creándose durante la socialización de la primera
infancia y refinándose durante la socialización adulta.
Además
de la socialización, todos los procesos de interacción social ayudan a
configurar la capacidad para pensar pues, durante el trascurso de una
interacción, la persona debe interpretar los comportamientos de los otros
actores y decidir un curso de acción determinado, lo que redunda en un aumento
de la experiencia social.
Blumer
distinguió entre dos formas de interacción social, aquellas que no implican
necesariamente pensamiento, las denominó interacción no simbólica. Y
aquellas que requieren un proceso mental son, como ya se puede suponer, las
simbólicas.
Otro
elemento de la interacción es el de los objetos. Los objetos según
Blumer son “cosas que están ahí fuera”, en el mundo real. Hay objetos físicos
(un árbol, un piano), objetos sociales (el jefe, el profesor) y objetos
abstractos (una idea). Lo importante con relación a los objetos estriba en el
modo en el que los actores los definen y cómo personas diferentes asignan
diferentes significados al mismo objeto. Según Blumer para un botánico y para
un leñador un árbol constituye un objeto diferente. Estas diferencias conllevan
procesos mentales distintos y conductas diferentes ante el mismo estímulo, un
árbol.
Significados y símbolos
Hemos visto la importancia de la
atribución de significados y el relativismo inherente a la misma. Para Mead,
los significados son causados por la interacción social y los interaccionistas
simbólicos han seguido por este camino. Este enfoque, como ya vimos en el
artículo anterior, deriva de la influencia de la filosofía pragmática en Mead.
En cambio, los símbolos implican un proceso reflexivo, son objetos sociales que toman el lugar – representan – a otra cosa mediante una convención social previa. Pueden ser palabras, cosas físicas y acciones. Las palabras son caracteres o sonidos, depende de la lengua escrita o hablada, que significan algo – persona, animal o cosa -.
De esta manera, una cosa física como un cartel anunciador promociona una película, un puño cerrado, que es una acción física, puede ser símbolo de una revolución.
El mundo del lenguaje es un lugar especial pues es un todo simbólico, para los interaccionistas, las palabras hacen posibles todos los demás símbolos.
Los símbolos - y en particular el lenguaje -cumplen una serie de funciones, los interaccionistas, según Ritzer, han señalado las siguientes:
En
primer lugar, los símbolos ordenan el mundo; permiten a las personas
relacionarse con el mundo social y material que los usan para nombrar,
clasificar y recordar los objetos que encuentran en él.
En
segundo término, permiten liberar a los actores de sentirse desbordados
por la gran cantidad de estímulos que reciben de su entorno. Son herramientas
que incrementan la capacidad para percibir el mundo externo a la persona.
Tercero,
los símbolos aumentan también la capacidad de pensamiento, por
ejemplo, mediante el lenguaje.
En
cuarto lugar, son herramientas que amplían la capacidad para resolver
problemas, despejar incógnitas antes de tomar decisiones, valorar diversas alternativas
antes de adoptar una de ellas.
Otra
función, la quinta, es que los símbolos pueden ser de corta o de larga duración,
pueden estar están sujetos a un espacio concreto o ser universales.
La
sexta función es que permiten imaginar realidades metafísicas como el
cielo o el infierno, sitios en los que nadie ha estado pero que mediatizan los
comportamientos.
Por
último, la séptima es la función de proactividad. Los símbolos permiten
a las personas se activas, independizarse del entorno, es decir, dirigir sus
acciones.
Relación entre acción e
interacción
Para
entender las ideas interaccionistas de acción e interacción hay que empezar por
explicar la distinción que hacía Mead entre conducta encubierta y conducta
descubierta.
La conducta
encubierta es la parte interna del comportamiento, la constituyen los
procesos mentales que conforman el pensamiento, mientras que la conducta
descubierta es el comportamiento externo del actor. La mayoría de las
acciones humanas se componen de ambas conductas. Los interaccionistas se
interesarían sobre todo por la primera y los conductistas por la segunda.
La acción
social implica a un solo individuo, está relacionada con la conducta
encubierta, en ella la persona actúa teniendo en mente a los otros, al
emprender la acción el actor trata de medir su influencia sobre el resto de las
personas implicadas.
La interacción
social implica a dos o más individuos y está relacionada con la conducta
descubierta. Las personas intercambian símbolos y significados, los procesan en
su mente y dan una respuesta en función de la interpretación que hacen de esos
símbolos y significados. En este caso la influencia entre actores en mutua.
Capacidad de elección
Para
los interaccionistas, a pesar de que reconocen que la sociedad constriñe al
actor situándolo en un medio viscoso de definiciones sociales, es capaz de
hacer elecciones personales y desarrollar un estilo de vida propio.
La
gente no tiene por qué asumir sin más los significados y símbolos que vienen
desde fuera, son capaces de crear nuevos significados y nuevas líneas de
significados, de esta manera, pueden elegir entre las distintas alternativas de
acción de que disponen en una situación concreta.
Desarrollos de “el self”
posteriores a Mead
Como
vimos en el artículo anterior, el self es un concepto original de Mead,
que lo define como un proceso mental que concede a la persona la capacidad
de verse a sí misma como un objeto sin perder su condición de sujeto. De alguna
forma permite vernos “desde fuera”, de experimentar lo que creemos que es la
visión que tiene nuestro entorno social de nosotros mismos sin abandonar la
perspectiva del “yo”.
De
hecho, el concepto de self es central en la teoría
interaccionista. Y los interaccionistas han andado a vueltas con el mismo.
Vamos a echar un vistazo a dos definiciones que amplían el concepto inicial de
self de Mead: el “self especular” de Cooley y el “self concepto” de Rosenberg.
Cooley (4)
definía el self especular como una imagen más o menos definida de cómo
aparece el self de una persona ante los demás. De manera que con la imaginación
percibimos cómo es nuestra apariencia, maneras, objetivos, actos, amigos, nuestro
carácter en la mente del otro.
El self
especular funciona en tres pasos, imaginamos cómo aparecemos ante los
demás, tratamos de captar cómo piensan los demás acerca de la imagen que
proyectamos de nosotros mismo y, por último, nuestra mente procesa la reacción
imaginada de los demás y afloran los sentimientos agradables o desagradables
como consecuencia de que esa reacción imaginada sea buena o mala.
En
cuanto al self concepto, Rosenberg (5) lo define como el punto de vista
que tiene un individuo de sí mismo. La diferencia entre el self especular y el
self concepto es verdaderamente sutil. El primero es más externo y el segundo
es completamente interno, pero los dos coinciden en explicar por qué los
objetos externos al actor le llevan a sentir orgullo o vergüenza. Orgullo en el
caso de un éxito social (comprarse un coche nuevo, presumir de salir con una
chica o chico guapo) y vergüenza en el caso de un fracaso (vestir fuera de la
moda o caerse de culo en la escalera de una biblioteca como me pasó a mí el
aciago día que me caí en la biblioteca de la Facultad de Informática, cuestión
que como podéis comprobar no he olvidado a pesar de los cuarenta años que ya
han pasado).
Rosenberg
divide el self concepto entre el self existente, que es nuestra imagen
de cómo somos. El self deseado, que es una imagen de cómo desearíamos
ser. Y el self presente, que es la manera en la que nos presentamos en
una situación determinada.
Las
funciones del self concepto según Rosenberg son el mantenimiento de la
autoestima, es decir, el deseo de pensar bien de uno mismo. Y la autoconsistencia,
lo que viene a ser el deseo de proteger el self al cambio de la imagen de uno
mismo, en definitiva, el deseo de ser coherente.
Metodología: ideas de Blumer
Blumer, quizás el
interaccionista más importante después de Mead, tenía la preocupación de dar un
barniz metodológico al interaccionismo simbólico. Ritzer dice que sentía
un gran respeto por las dificultades que plantea el estudio de la acción y la interacción
en el mundo real, a menudo hablaba del carácter obstinado del mundo real.
Y para llevar a cabo este trabajo, era necesario seguir un sistema, un método.
Criticaba lo que llamaba el cientifismo
ciego. No estaba completamente en contra de los métodos cuantitativos pero
creía que eran menos efectivos que los cualitativos. Pensaba que no se podía
reducir ese mundo real del que hablaba a variables matemáticas, a estas
variables les falta el proceso interpretativo que era clave para comprender lo
social.
Por otro lado, tampoco era muy
fan de los esquemas teóricos abstractos, no era partidario de armar una
teoría primero y después forzar al mundo real a comportarse tal y como habías
predicho.
Lo que él promovía en el aspecto
teórico, era lo que en sus palabras denominaba “conceptos sensibilizadores”,
es decir, aquellos que sugieren el objeto de estudio, dónde buscarlo y no
interfieren ni desdibujan el mundo real.
Blumer, para realizar el estudio
de campo, recomendaba a los sociólogos la introspección simpática que
consiste en que el investigador social adopte el punto de vista del actor que
está estudiando.
Esta postura le llevaba a
posicionarse preferentemente fuera de los métodos de las ciencias duras,
lo que para él no era un símbolo de que la sociología fuera una ciencia
inmadura sino que era la respuesta inteligente a un objeto de estudio muy
peculiar.
Debate entre Blumer y Kuhn
Manford
Kuhn (6) – no confundir con Thomas Samuel Kuhn (7)- no estaba muy de acuerdo
con este planteamiento de Blumer y mantuvo un interesante debate acerca de los
métodos de estudio interaccionistas.
Al
contrario que su colega, Kuhn opinaba que la sociología no era una excepción y
que una aproximación científica al mundo real debía tender hacia la
generalización y la formulación de leyes. Prefería el método científico,
el uso de variables tradicionales y definiciones operacionales.
Para
Blumer las personas tenían un fuerte componente de imprevisibilidad en
su forma de actuar, Kuhn pensaba que la acción humana estaba constreñida por la
sociedad por lo que podía ser determinada científicamente.
Entre
los interaccionistas ha sido predominante la postura de Blumer, lo que ha dado
lugar a no pocas críticas hacia esta escuela sociológica.
Críticas al interaccionismo simbólico
Las dos críticas más importantes que se hacen
al interaccionismo simbólico son dos, la primera, relacionada con la psicología
humana y, la segunda, la de ignorar las estructuras sociales.
Siendo un paradigma que se centra en el
individuo y en su conducta se le reprocha que se ignoren factores
psicológicos que podrían impulsar al actor como las emociones, necesidades,
motivaciones, expectativas. Todas estas características apenas tienen
referencias, los interaccionistas se centraron en los significados y los
símbolos.
Por otra parte, es cierto que es un enfoque microsociológico,
pero ignora a las estructuras sociales, por eso se dice que el interaccionismo
simbólico es “poco sociológico”. Sin las estructuras sociales,
explicando la sociedad a base de agregados de interacciones sociales de los
individuos no puede describirse con un mínimo de rigor la imponente complejidad
social contemporánea.
Aparte de Kuhn, otros han criticado el
rechazo interaccionista a las técnicas científicas tradicionales, confundiendo
el hecho de que, a pesar de que los contenidos de la conciencia no sean
cualitativos, se pueden medir las conductas resultantes del proceso mental.
Se ha criticado también que los conceptos
principales del interaccionismo como la mente, el self y otros son vagos, ambiguos
y, por tanto, confusos. En opinión de los críticos no se puede tener una teoría
y una investigación sólida basándose en conceptos básicos endebles.
Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo
Notas
- George H. Mead (27 de febrero de 1863 - 26 de abril de 1931), filósofo pragmático, sociólogo y psicólogo social estadounidense. Teórico del primer conductismo social, también llamado interaccionismo simbólico en el ámbito de la ciencia de la comunicación. Nació en South Hadley, Massachusetts. Cursó estudios en varias universidades de Estados Unidos y Europa e impartió clases en la Universidad de Chicago desde 1894 hasta su muerte.
- Herbert Blumer (nacido el 7 de marzo de 1900 en St. Louis, Missouri, fallecido el 13 de abril de 1987). Sociólogo de la Escuela de Chicago influenciado por la obra de George Herbert Mead alumno del destacado comunicador Ronnie Pintado quien presidió la American Sociological Association en 1956.
- George Ritzer nació en 1940 en la ciudad de Nueva York, se graduó en sociología en la Escuela Superior de Ciencia del Bronx en 1958. En la actualidad es profesor de sociología de la Universidad de Maryland. Sus principales áreas de interés son la Teoría Sociológica y la Sociología del Consumo. Fue director de las secciones de Teoría Sociológica (1989-1990) y de Organizaciones y ocupaciones (1980-1981) de la Asociación Americana de Sociología.
- Charles Horton Cooley (Ann Arbor, Michigan, 1864 - 1929) fue un sociólogo estadounidense e hijo de Thomas M. Cooley, Juez del Tribunal Supremo de Michigan. Estudio y enseñó economía y sociología en la Universidad de Míchigan, además de ser un fundador de la American Sociological Association en 1905 y se convirtió en su octavo presidente en 1918.
- Marshall Rosenberg (Canton, Ohio, 6 de octubre de 1934-Albuquerque, Nuevo México, 7 de febrero de 2015)1 fue un psicólogo estadounidense y creador de la Comunicación no violenta, un proceso de comunicación y mediación que ayuda a las personas a intercambiar la información necesaria para resolver conflictos y diferencias de un modo pacífico.
- Kuhn, Manford (1911-1963) Un destacado interaccionista simbólico, que desarrolló una vertiente más cuantitativa de interaccionismo y argumentó que la metodología de la Escuela de Chicago era demasiado vaga para permitir precisión científica. Kuhn y sus colegas intentaron dar definiciones operativas a conceptos como "acto social" y "el yo ". El más conocido de sus instrumentos de investigación fue el llamado Test de las Veinte Declaraciones , que pedía a las personas que enumeraran veinte respuestas a la pregunta "¿Quién soy yo?", Como base para un estudio más objetivo del yo.
- Thomas Samuel Kuhn (Cincinnati, 18 de julio de 1922 - Cambridge, 17 de junio de 1996) fue un físico, historiador y filósofo de la ciencia estadounidense, conocido por su contribución al cambio de orientación de la filosofía y la sociología científica en la década de 1960.
Bibliografía
Hall, Peter M.: Symbolic Interaction,
Encyclopedia of Sociology, Blackwell, Londres 2010
Ritzer, George: Teoría Sociológica Moderna,
Mac Graw-Hill, Madrid 2001
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