Pictogramas que representan estereotipos. Tomado del Blog de Mario
Akerman
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Están en un bar un inglés, un alemán y un
español tomando juntos unas copas. De pronto el inglés le dice a los otros dos:
-“¿Oye, no os parece que el que está ahí en
frente es igualito a Jesucristo?”
-“No digas tonterías, que va a ser Jesucristo”- le responden el alemán y el español. El inglés insiste – “Que sí, que sí. No veis que es igualito. La barba, la túnica……Estoy seguro de que es Jesucristo”.
Sin pensárselo un segundo, se levanta el inglés, se va hacia el hombre de la mesa y tanto le insiste, que el hombre le susurra al inglés:
- “Escucha, efectivamente soy Jesucristo,
pero te pido por favor que hables bajito y no se lo digas a nadie porque como
los demás se enteren me vas a formar un escándalo impresionante en la cafetería”
Entonces, el inglés, loco de contento le dice bajito al oído:
- “Mira tengo una lesión en la espalda que me hice de pequeño haciendo deporte. Por favor, cúrame”.
Jesucristo le pone la mano sobre la espalda y le cura. Acto seguido el inglés se va a su mesa y, claro, les cuenta el milagro al alemán y al español. El alemán, sin poder contenerse, se levanta y va hasta la mesa de Jesucristo y le dice:
- “Oye, que me ha dicho mi amigo que tú eres Jesucristo. Tengo un ojo de cristal, por favor cúrame”.
Jesucristo le pone la mano en el ojo y se lo cura. Entonces el alemán se va a su mesa y se lo cuenta a sus amigos. Jesucristo empieza a pensar que en breves instantes aparecerá por allí el español queriendo, como todos, que le cure, pero pasa el tiempo y el español no va. Entonces Jesucristo, ya mosqueado y picado por la curiosidad, se levanta y se va hacia la mesa donde están los tres y poniéndole una mano en el hombro al español le pregunta:
- Oye, ¿tú por qué no...?
Y el español salta de la silla y apartándose violentamente le dice:
- ¡¡¡¡EH, EH, EEEHHHH!!!! ¡¡¡¡SIN TOCAR…..SIN TOCAR, QUE ESTOY DE BAJA!!!!
¿Qué es lo
que hace gracioso a este chiste?. En primer lugar porque se trata de una
situación absurda y el absurdo es una de las formas más habituales del humor.
En segundo término porque hace referencia a un montón de imágenes, de lugares
comunes, de clichés, en definitiva, de estereotipos.
Lo primero
con lo que nos encontramos es con tres amigos de tres nacionalidades distintas,
lo que no es muy común, tomándose algo juntos en un bar. Si recurrimos a los
estereotipos vigentes, ¿en qué idioma hablarían?, probablemente en inglés, que
el alemán hablaría mal, con acento pero con cierta soltura, el español
chapurrearía por encima de sus posibilidades y que al inglés no le tocaría otra
que hablarlo porque seguro, seguro, que es incapaz de pronunciar una palabra ni
en alemán ni en español.
La segunda
imagen graciosa es la de un Jesucristo muy humano, muy alejado del que echó a
los mercaderes del Templo o del que se sacrificó por todos nosotros
liberándonos del pecado original. Un Jesucristo que desea tomarse un café
alejado de su fama, queriendo pasar desapercibido pero sin renunciar a su
imagen, a su barba y a su túnica. Tan humano que la curiosidad y un punto de
vanidad le hacen ir hasta el español y recibir de él el corte final del chiste.
Y luego
vienen los estereotipos de nacionalidad. Tanto el inglés y el alemán,
ciudadanos de la
trabajadora Europa del norte, desean ser curados por Jesús.
Son estereotipos positivos. En cambio, miembro de una nación pícara, el español
prefiere sus problemas de salud - sean cuales sean pero que le tienen de baja
médica – a tener que volver a trabajar tras su curación. Se trata de un
estereotipo negativo.
Así que
podemos decir que los estereotipos son imágenes preconcebidas, en muchas
ocasiones cargadas de prejuicios, acerca de una categoría de personas. Y esta
categoría puede ser de lo más variopinta, la nacionalidad como en el chiste, el
género, la clase social, la edad, la ideología, la raza, el equipo de fútbol y
un amplísimo etcétera.
Hay millones de ejemplos: Los pobres lo son porque son vagos, los alemanes unos cabezas cuadradas sin imaginación, los españoles unos quijotes o unos toreros, los gitanos roban, las mujeres aguantan más el dolor, los hombres no lloran, los políticos ricos roban menos, los jóvenes no piensan, los viejos son gruñones…. Y así ad infinitum.
Hay millones de ejemplos: Los pobres lo son porque son vagos, los alemanes unos cabezas cuadradas sin imaginación, los españoles unos quijotes o unos toreros, los gitanos roban, las mujeres aguantan más el dolor, los hombres no lloran, los políticos ricos roban menos, los jóvenes no piensan, los viejos son gruñones…. Y así ad infinitum.
Y, aunque
todos reconocemos en estas frases los estereotipos que subyacen en ellas, no
hay acuerdo sobre una definición de los estereotipos entre los distintos
autores que han estudiado el asunto. Según la psicóloga social Carmen Huici las
distintas definiciones de estereotipo se pueden agrupar teniendo en cuenta dos
dimensiones. La primera tiene que ver con que el estereotipo sea erróneo o no y
la segunda sobre el carácter individual o social del concepto. En la figura
siguiente, extraída del artículo de Huici, se presentan algunos ejemplos de
definiciones que se pueden clasificar de acuerdo con estas dos dimensiones.
El
estereotipo está íntimamente ligado al prejuicio y a la discriminación. De
hecho en la mayoría de los libros de sociología general, el estereotipo y el
prejuicio, se tratan en los capítulos dedicados a la discriminación debida a la
raza o etnia o al género. Para Giddens (1) o Mancionis (2) y Plummer (3) el prejuicio conforma al estereotipo y es
anterior a él, en cambio, para Huici desde la psicología social, es justo al
revés. El estereotipo sería el conjunto de creencias acerca de los atributos
asignados al grupo de que se trate, el prejuicio sería el afecto o la evaluación
negativa del grupo y la discriminación sería la conducta parcial o negativa en
el tratamiento de las personas en virtud de su pertenencia al grupo o
categoría.
Para Huici
existe una correspondencia directa entre los estereotipos negativos y el
prejuicio, ya que el prejuicio es esencialmente negativo, sin embargo hay
estereotipos que no van asociados a ningún prejuicio, por ejemplo, los
estereotipos positivos de múltiples grupos, como les pasaba al alemán y al
inglés del chiste del principio. Eso no significa que no haya estereotipos
negativos de alemanes e ingleses como positivos de los españoles.
Al igual que existen múltiples definiciones de
estereotipo y de prejuicio, existen diversas teorías que especulan acerca del
origen de los estereotipos, curiosamente casi todas tratan sobre estereotipos
negativos. El primer grupo de teorías tienen que ver con aspectos de la
personalidad, dentro de ellas destaca la teoría del chivo expiatorio y la teoría de la personalidad autoritaria.
Según la teoría del chivo expiatorio, los
prejuicios tienen su origen en frustraciones personales, sobre todo en aquellas
personas que atraviesan situaciones difíciles u ocupan posiciones marginales en
la sociedad en la que viven. Según Dollard (4) los chivos expiatorios son personas o
categorías de personas que tienen poco poder o prestigio en su sociedad y a quienes otros, irracionalmente,
responsabilizan de sus problemas. Las minorías étnicas son buenos ejemplos de
chivos expiatorios. En la película "Arde Missisipi" (5) hay un buen ejemplo
cuando uno de los agentes del FBI le cuenta a su compañero que su padre
destruyó la granja de un vecino de color al que le iba mejor porque no podía
soportar estar por debajo de un negro. Le dice al final: "Eso es precisamente el Sur".
La teoría de la personalidad autoritaria
formulada por Adorno (6)
establece que tener fuertes prejuicios es un rasgo de la personalidad
característico de algunos individuos. En sus investigaciones encontraron que
aquellos que tenían prejuicios fuertes acerca de una minoría también solían
tenerlos en contra de todas las minorías. Son individuos de personalidad
autoritaria, que aceptan rígidamente los principios de su sociedad, que no
pueden tolerar ningún matiz en sus opiniones, o blanco o negro, no hay escala
de grises para ellos. Son partidarios de una visión jerarquizada y competitiva
de la sociedad. Según
los estudios de Adorno eran personas de pocos estudios y que habían tenido
padres autoritarios. En cambio Adorno mostró que aquellos que eran tolerantes
con una minoría solían serlo también con otras. Eran personas flexibles a la
hora de emitir sus juicios morales y
partidarios de que las sociedades deberían ser relativamente igualitarias.
El segundo grupo de teorías tienen relación con
factores socioculturales. Estas teorías mantienen que si bien puede haber individuos que debido
a su personalidad tengan fuertes prejuicios contra otros, todo el mundo, en
mayor o menor medida, tiene algún tipo de prejuicio cuando la cultura de la
sociedad en la que viven justifica o alimenta estos prejuicios. Dentro de éstas, podríamos señalar la teoría cultural del conflicto, la del conflicto realista, la de la identidad
social y la del aprendizaje social.
La teoría cultural del conflicto debe mucho a
Emory Bogardus (7),
que estudió los efectos de los estereotipos culturales en las relaciones
interpersonales. Este sociólogo acuñó el término distancia social y diseñó un
índice que lleva su nombre que sirve para medir el grado en que las personas se
sienten próximas o distantes unas a otras en razón de su etnia o raza. Las
investigaciones de Bogardus mostraron que las actitudes prejuiciosas no eran
particulares de un grupo de personas o de una minoría concreta sino que estaban
uniformemente repartidas en la población, como las investigaciones se
realizaron en Estados Unidos, bogardus concluyó que los estereotipos y
actitudes prejuiciosas formaban parte de la cultura de este país. Gracias a la
influencia de estas investigaciones se han adoptado medidas educativas para ayudar
a superar estas actitudes etnocéntricas y para que se valoren todas las
aportaciones que han hecho al país los norteamericanos de todas las culturas.
La teoría del conflicto realista de Muzafer
Sherif (8) ve el origen de los estereotipos
negativos en el conflicto de intereses o en las amenazas que suponen grupos
externos cuando se compite por metas o recursos incompatibles. Estas
situaciones llevan aparejadas procesos en los que las imágenes mutuas se
deterioran.
La teoría de la identidad social de Henry
Tajfel (9)
establece que no es necesaria la existencia de un conflicto de intereses para
que se produzca una asimetría en la evolución de los grupos, sino que se debe a tres procesos cognitivos en el
individuo: la categorización, que
atribuye características psicológicas a grandes grupos humanos, a costa de
alimentar las semejanzas entre los miembros del grupo y aumentar la distancia
con el exogrupo; la asimilación de la
información social como parte del aprendizaje social, en el que se incluyen
las actitudes intergrupales, incluso antes de haber tenido contacto con los
otros grupos; y la búsqueda de coherencia ante las situaciones y cambios
sociales, pues el individuo precisa de un marco que le ayude a explicar los
cambios intragrupales e intergrupales.
La última teoría sociocultural que vamos a ver
es la del aprendizaje social que supone que los estereotipos proceden de la influencia de muchos agentes sociales
sobre la persona sobre todo en edades tempranas.
Por último, vamos a echar un pequeño repaso a
teorías que vienen de la sociología del
conflicto.
Algunos autores, entre ellos Geschwender (10) y Olzak (11), han sugerido que las elites económicas
alimentan los estereotipos deliberadamente a fin de mantener a raya a las
minorías y beneficiarse con ello. Citan el ejemplo de los granjeros de
distintos países que se benefician mucho de los estereotipos contra los
inmigrantes ilegales, a quienes pagan una miseria por largas jornadas de
trabajo. También hay quien mantiene que las elites se benefician de los
estereotipos que enfrentan unas minorías con otras, que las distancian entre sí,
impidiéndolas unirse y defender juntas sus intereses comunes.
En una línea de razonamiento distinta, Shelby
Steele (12) mantiene
que las minorías alimentan los estereotipos en contra de las mayorías para
crear un clima de conciencia u orgullo racial que puede serles política y
socialmente rentable. Con ello se crea un clima compensatorio de
discriminaciones antiguas. Según Steele esta estrategia puede ser rentable a
corto plazo pero puede volverse en contra de sus promotores por el cansancio de
que les recuerden a las mayorías aquello que hicieron sus abuelos o sus padres.
Como se puede ver hay toda una pléyade de
teorías ante las que uno tiene la sensación de que todas tienen un punto de
verosímiles, pero ninguna de ellas por separado explica completamente el origen
de los estereotipos y prejuicios.
En cualquier caso, sea por motivos
socioculturales, por conflictos entre grupos o por influencia en el proceso de
formación del carácter de las personas, o por cualquiera otra causa, los
individuos sufren un bombardeo de imágenes que están muy presentes en las
relaciones interpersonales. Por lo tanto son imágenes muy difíciles de cambiar
aun cuando la realidad de los hechos las contradiga. Así que la pregunta surge
inevitablemente, ¿cambian los estereotipos?.
Para contestar esta pregunta también hay varias
explicaciones. Primero que nada permitidme que vuelva al del principio del
artículo, el chiste de Jesucristo y los tres amigos ya tiene unos años,
recuerdo que la primera vez que lo oí me hizo mucha gracia pero, cuando me lo
he encontrado de nuevo buscando un chiste de nacionalidades que me permitiera
introducir la idea de estereotipo, ya no me ha hecho tanta gracia, es más, me
ha irritado un poco. El motivo es que yo tengo menos humor con los chistes
sobre españoles desde que mi país está en la crisis – económica, política, de valores, territorial
e incluso de la forma de gobierno - más profunda desde la dictadura de Franco.
Ya no me hace tanta gracia que alguien quiera estar de baja cuando hay tanta
gente que vendería su alma por un puesto de trabajo. Lo que quiero decir es que
el paso del tiempo y los acontecimientos históricos influyen en los
estereotipos. A esta se la suele llamar la explicación
descriptiva de la evolución de los estereotipos.
La segunda explicación al cambio en los
estereotipos es la hipótesis del contacto
intergrupal, que nos dice que cuanto mayor es el contacto entre dos grupos
y, por tanto, el conocimiento que mutuo que tienen se reducen los estereotipos
lo que lleva a disminuir los prejuicios y la consiguiente discriminación se aminora.
Está explicación ha sido sometida a bastantes críticas destacando las de
Allport (13), ya
que hay poblaciones en contacto desde hace siglos que mantienen estereotipos
negativos. Allport dice que para que se dé esta situación tiene que pasar
que los participantes tengan un status similar, que las características de los
miembros del exogrupo desmientan su estereotipo, que la situación facilite o
exija la cooperación entre sus miembros, que los individuos se conozcan de
forma personal, y que existan normas sociales que favorezcan el igualitarismo
intergrupal.
Y para terminar con las explicaciones del
cambio en los estereotipos vamos a ver dos que se deben a Rothbart (14) y que parece que
encuentran bastante apoyo en los estudios realizados. La primera es el modelo de la conversión que
predice el cambio de estereotipo cuando la información desconfirmatoria se
centra en unos pocos ejemplares que contradicen dramáticamente el estereotipo.
La segunda es el modelo de la
contabilidad según el cual un efecto acumulativo de evidencias contrarias
al estereotipo provoca su cambio . (15)
Para finalizar el artículo vamos a intentar
contestar a una pregunta importante. ¿Sirven para algo los estereotipos?,
¿tienen alguna función?. Bueno habría que distinguir entre funciones individuales
y funciones sociales.
Para los individuos los estereotipos son
herramientas que permiten simplificar, clasificar y sistematizar el
conocimiento sobre el entorno que les rodea. Como en tantas otras cosas, el ser
humano es un animal de recetas, si tienes un estereotipo a mano ante una
situación imprevista tienes una posible salida sin perder el tiempo en observar
y razonar. Una vez en una gasolinera un individuo salió marcha atrás entre los
surtidores, estuvo a punto de rozar mi coche y el que estaba repostando en el
surtidor de enfrente. Yo hice un amago de protesta, pero el conductor cumplía
todos los estereotipos del delincuente habitual, así que reculé de manera
elegante sin perder la compostura, un arte que sólo los años observando la
práctica de la diplomacia te puede enseñar. Unos segundos después, salió de
detrás de mí un segundo individuo – compañero de destino del anterior – con
tatuajes carcelarios en los puños de la mano que me dijo: “¡No se enfade el señorito!”. Lo dijo con tal tono y tal acento de
germanías que estuve a punto de decirles que lo hicieran otra vez que les había
quedado muy bien. Luego los estereotipos
codifican nuestras reacciones con la gente lo cual puede ser bueno o malo según
el caso, en la anécdota de la gasolinera me salvaron de un disgusto seguro.
Otra función de los estereotipos es la
motivacional, de representación y preservación de importantes valores sociales
que sirven para construir y defender un sistema de convenciones que usamos en el día a día.
Entre
las funciones sociales del estereotipo se encuentra el explicar
acontecimientos a gran escala. Atribuyendo las causas a ciertos grupos, o la
justificación de acciones contra exogrupos. Esto a lo largo de la historia ha
provocado no pocos conflictos y persecuciones.
También se ha apuntado la función de los
estereotipos como contribución al consenso social, señalando que el poder y el
hecho de estereotipar se refuerzan mutuamente, de tal modo que las personas con
menos poder prestan atención a quienes lo tienen, y éstas tienden a
estereotipar más.
Otros autores
destacan la función de los estereotipos como justificación de un sistema social
o de apoyo a la ideología dominante, es decir, que los estereotipos serían una
especie de vehículo psicológico para la justificación y mantenimiento de un
sistema social determinado.
En cualquier
caso, sean buenos o malos, desemboquen en el prejuicio o la discriminación o te
salven de un disgusto, los estereotipos son consustanciales al ser humano y,
por tanto, inevitables. Son naturales. Hay que vivir con ellos y hacerlos caso
en su justa medida, hay que vivir con ellos con tolerancia y eso sólo se puede
hacer con mucha, pero con mucha educación.
Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo
Notas:
- Carmen Huici Casal es catedrática de Psicología Social en el departamento de Psicología Social y de las Organizaciones de la Uned. Para más información pulse aquí.
- John Mancionis es profesor de sociología en el Kenyon College en Ohio, EEUU. Para más información pulsa aquí.
- Ken Plummer es profesor de sociología en la Universidad de Essex, Reino Unido. Para más información pulse aquí.
- John Dollard, psicólogo social norteamericano. Para más información pulse aquí
- Arde Mississippi es una película de 1988 dirigida por Alan Parker. Para más información pulse aquí
- Theodor Ludwig Wiesengrund Adorno fue todo un personaje. Musicólogo, comunicólogo, sociólogo y psicólogo alemán, miembro de la Escuela de Francfort. Para más información pulse aquí
- Emory Bogardus fue un sociólogo norteamericano que fundó el primer departamento de sociología en una universidad de los Estados Unidos. Para más información pulse aquí
- Muzafer Sherif es un psicólogo social turco-norteamericano. Para más información pulse aquí
- Henri Tajfel fue un psicólogo social británico, más conocido por su trabajo pionero sobre los aspectos cognitivos del prejuicio, por ser el principal desarrollador de la Teoría de la Identidad Social, así como por ser uno de los fundadores de la Asociación Europea de Psicología Social Experimental. Para más información pulse aquí
- James A. Geschwender es un sociólogo norteamericano estudioso de la revoluciones, conflictos sociales debidos a la etnia o raza
- Susan Olzak es una socióloga norteamericana, profesora de sociología en la Universidad de Stanford, especialista en conflictos armados, violencia étnica, acción colectiva y movimientos sociales. Para más información pulse aquí
- Shelby Steele es un autor, columnista y cineasta norteamericano especialista en relaciones raciales y movimientos sociales. Pertenece también a la Universidad de Stanford. Para más información pulse aquí.
- Floyd Henry Allport es considerado el fundador de la psicología social como disciplina científica; su obra Social psychology se publicó el año 1924. Fue profesor de psicología social y psicología política en la Universidad de Siracusa. Para más información pulse aquí.
- Myron Rothbart es profesor de psicología social. Tiene especial interés por sus aportaciones en cognición social, estereotipado y percepción intergrupal. Es profesor emérito de la Universidad de Oregón.
- Hay otros dos modelos que tiene menos apoyo empírico. EL modelo de subtipos de Ashmore y DelBoca que presupone que los estereotipos son estructuras cognitivas jerarquizadas, estos subtipos se van creando cuando se encuentra información que no se ajusta al estereotipo, cuando el desajuste es grande, se crea un subtipo que permite – entre otras cosas – el mantenimiento del modelo general del estereotipo. El otro modelo es el del prototipo de Rothbart y John en los que la información se presenta en base a ejemplares que son prototípicos de la categoría.
Bibliografía:
Carmen Huici
Psicología Social
McGraw-Hill
Madrid 2000
John Mancionis y Ken Plummer
Sociología
Prentice-Hall
Madrid 2005
Prentice-Hall
Madrid 2005
Anthony Giddens
Sociología
Tercera edición revisada
Alianza Editorial- Alianza Universidad
Textos
Segunda edición Madrid 2000
Bárbara Scandroglio, Jorge S. López Martínez y Mª Carmen San José
Sebastián
La Teoría de la Identidad Social: una síntesis crítica
de sus fundamentos, evidencias y controversias
Universidad Autónoma de Madrid
Revista Psicothema 2008. Vol. 20,
nº 1, pp. 80-89
www.psicothema.com
De Estereotipos y Prejuicios por Juan Carlos Barajas Martínez se distribuye bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivar 4.0 Internacional.
Basada en una obra en http://sociologiadivertida.blogspot.com.es/.