España Invertebrada




Nota sobre el escudo al final


España invertebrada[i]

Cuando hacía el servicio militar, los compañeros más próximos a mí, aparte de los mi propia ciudad – los madrileños -, eran los de Barcelona, situación que me resultó muy sorprendente pues en aquellos años yo tenía bastantes prejuicios. La competencia entre ambas ciudades, la rivalidad entre los clubes de fútbol – Real y Barça – que es tan vieja como son los equipos, el asunto de los nacionalismos, y el hecho de que no hubiera conocido antes a ninguno de por allí, me había puesto en contra de todo lo que resultara catalán o catalaniforme.

Sin embargo, a la hora de la verdad, no me identifiqué con los andaluces, a pesar de que mi madre y gran parte de mi familia lo era y conozco sus virtudes y defectos, ni con los valencianos en cuya región viví cinco años adolescentes, ni los extremeños o los asturianos ni mucho menos con los vascos a los nunca acabé de entender. A la hora de convivir me identifiqué con los chicos de Madrid y Barcelona. Y, además, yo no era el único, sino que formábamos una panda. ¿Por qué?, entonces no fui capaz de contestar a esa pregunta.

Bueno ya de mayor me he encontrado con una respuesta. Creo que hice amistad con los barceloneses porque tenía los mismos problemas, mi vida era muy semejante a la de ellos, éramos jóvenes urbanos de gran ciudad, la mayoría universitarios, en búsqueda de nuestro primer trabajo, con familias de estructura semejante, lecturas y aficiones comunes.

En años posteriores, he trabajado con empresas catalanas – el eje Madrid-Barcelona es un motor económico importantísimo - y me he relacionado con muchos compañeros  catalanes y me siento orgulloso de poder calificar como amigo a más de uno de ellos. Y cuando digo amigo no digo amiguete o conocido, quiero decir que tengo un profundo afecto por ellos y por sus familias y creo que es mutuo.

Y lo más curioso es que todos son y se sienten muy catalanes, aman su cultura y su idioma, pero unos son independentistas – o al menos lo sospecho pues procuramos no entrar en temas conflictivos – y otros se sienten tan catalanes como españoles.

Por todo ello este es un artículo que nunca habría querido escribir, pero empiezo a redactar estas líneas el 12 de septiembre y han ocurrido tantas cosas que un fuerte impulso que no puedo controlar se impone sobre mi falta de ganas. Y entre esas cosas a las que aludo, no me refiero tan solo a la multitudinaria manifestación de la díada, he ido observando a estas personas próximas a mí,  y he notado un cambio sustancial en la forma de expresarse de alguno de ellos.

La crisis económica galopante ha alentado la idea de la independencia como salida, se extiende entre los catalanes la idea de que el resto de España es un lastre y que todos los males vienen de Madrid, que es dónde el imaginario catalán sitúa el espíritu del centralismo[ii]. Incluso un amigo que jamás ha tenido ningún problema en autocalificarse como español y catalán veo que habla sin grandes dudas de la independencia. Mis cuentas en las redes sociales se han llenado de banderas independentistas en las fotos del perfil[iii]. Como yo no me veo a mi mismo poniendo banderas en ninguna parte me quiero expresar pensando y escribiendo sobre el asunto, incidiendo sobre las cuestiones que creo más difusas, sobre las que menos se ha hablado o escrito,  pero lo último que quiero es que algún amigo se ofenda.

Y es que el catalán tiende a ofenderse, es el famoso victimismo, el “si es que no nos quieren”. Tampoco nos quieren a los madrileños y nos da igual porque somos muy chulos. Es el “vienes de Madrid te has dejado la puerta abierta”, o el, “de Madrid tenías que ser”. Ante estas expresiones reaccionamos con mayor chulería si cabe con un “¿Ah?, pero ya tenéis luz eléctrica”, o un, “si de Madrid ¿qué passa?”. Si no te parten la boca pones a la gente en su sitio. Pero el catalán que no es tan chulo se refugia en su hecho diferencial, ahí se encuentra cómodo. Así que espero que mi defensa de una idea de una España completa y plural no sea malentendida como un ataque a una cierta idea de Cataluña que respeto aunque no comparta.

No puedo negar que hay opiniones para todos los gustos y que existe un determinado sector de la prensa muy combativo que da mucha caña y da una imagen muy distorsionada de lo que puede opinar el ciudadano medio, pero no creo que actualmente se tenga tanta manía al catalán como el catalán en general piensa, de hecho, en una reciente encuesta, ocho de cada diez españoles residentes fuera de Cataluña manifestaron, que esta Comunidad debería acceder a la independencia siempre que esa decisión se tomará en una consulta popular con una amplía mayoría absoluta y que la decisión fuera consensuada con el resto de España. Además dos de cada tres españoles piensan que una eventual independencia de Cataluña sería mala tanto para ésta como para el resto de España. No está mal como punto de partida y no muestra animadversión generalizada[iv].

Para empezar, para mi una España sin Cataluña no es España, eso es lo que he querido mostrar con el escudo que he puesto al principio del artículo, si el futuro nos confirmara una secesión, los que quedáramos en el solar patrio deberíamos ponernos a buscar otro nombre para nuestro país. Menuda faena, además de estallar en mil pedazos nuestro sistema jurídico constitucional, de quedarnos sin  32.000 km2, siete  millones y medio de compatriotas y un 18,6% del PIB, tendríamos que poner un nuevo nombre al engendro resultante y algún gracioso muy cínico podría proponer Expaña, lo que sería de muy mal gusto.

La senda de la independencia tampoco estaría libre de problemas para los catalanes. Es muy curioso pero los partidos nacionalistas nunca hablan de ello. Su estrategia desde la muerte de Franco ha sido ir “construyendo país”. Consistía en ir arrancando parcelas de Estado a la administración central para construir una administración catalana de manera que llegado el día en que se pudiera cortar los vínculos se tuviera suficiente Estado en Cataluña como para andar solitos. Pero siempre ha parecido una postura negociadora más táctica que estratégica, no parecía haber planificación a largo plazo.

Nunca se ha hablado o yo por lo menos nunca he oído o leído cuales serían esos últimos pasos tendentes a cortar las amarras. Se hablaba de cuando el pueblo catalán estuviera preparado, es decir, cuando las encuestas redujeran el número de catalanes que no apoyan la independencia, unido a una profundización en la Unión Europea que al eliminar las fronteras interiores pareciera más fácil la disolución de España en Europa. Incluso, a algunos sectores del nacionalismo moderado, les parecía bien la figura del rey porque se podría utilizar para crear una especie de Commonwealth o confederación de forma que, la relación que une a Canadá con el Reino Unido, teniendo la misma jefa del Estado, podría ser la misma que entre Cataluña y el resto de España[v]. Serían formas de lubrificar un proceso que se supone traumático, para unos y para otros. Pero me da la sensación de que no hay hoja de ruta, no hay nada planificado, al menos a mi no me ha llegado que soy persona bastante enterada de los asuntos públicos, por lo que de existir, no se ha publicitado mucho.

A veces parece a nadie le interesa saber cómo puede llevarse a cabo el proceso de la independencia, ni a unos ni a otros, unos se centran en desear la – por ellos - ansiada libertad y otros en desear que el separatismo no triunfe. Una vez en un programa de televisión española, “tengo una pregunta para usted”, Josep Lluis Carod-Rovira, entonces vicepresidente de la Generalitat y secretario general de Esquerra Republicana de Catalunya – partido independentista -, fue entrevistado por un grupo de ciudadanos y ninguna pregunta fue en este sentido. Sin embargo si se preocuparon sobre por qué se llamaba Josep Lluis y no José Luis, ¿tenían delante al líder del independentismo catalán y es lo único que se les ocurre?, claro Carod tan contento, pues en ese tipo de debate se sentía muy cómodo y además tenía razón, cada uno se llama como quiere.

Sin embargo yo tengo muchas dudas y a mi si me gustaría saber. Por ejemplo, ¿cómo se solucionaría el problema de la Unión Europea y de todo lo que representa: moneda, mercado único, los diversos espacios europeos?. Entre ellos destaca el espacio Schengen, ¿se levantarán las fronteras?. Hasta ahora ningún Estado miembro ha sufrido un proceso de secesión. Bélgica es prácticamente un Estado de dos estados independientes, sin embargo – precisamente por la Unión Europea y por Bruselas – la comunidad flamenca no ha dado el paso definitivo. Si fuera algo tan sencillo ya habrían resuelto el problema porque no se aguantan. Checoslovaquia estalló en dos antes de que cada uno por su lado, Chequia y Eslovaquia, solicitaran el ingreso.  No hay antecedentes y que yo sepa no hay nada previsto en los Tratados[vi].

¿Y que pasará con el resto de los tratados y organizaciones internacionales a las que pertenece España?. Probablemente un Estado catalán debería negociar y firmar de nuevo, siempre que - según sus intereses – quisiera firmarlos.

Ningún Estado de la Europa Occidental ha sufrido secesiones, sólo en la Europa Oriental al socaire de la caída del Telón de Acero y bajo la tutela de los Estados Unidos y Alemania. Algunos de estos procesos no han sido muy edificantes, no son nada que queramos repetir en nuestra querida península ibérica, pero a veces estos procesos se descontrolan hacia una violencia sin sentido, espero que nosotros jamás lleguemos a ese grado de estupidez.

¿Cómo se tomarán los Estados Unidos una Cataluña independiente?, no parece que el primer cambio de fronteras en Europa Occidental después de la Segunda Guerra Mundial les haga mucha ilusión, pero puede ser que estos pasaran – preocupados como están en mantener el Imperio - a no ser que el nuevo Estado tomara una deriva incontrolada hacia la izquierda. ¿Y Francia?, éstos se lo tomarían peor pues le toca muy de cerca el tema del nacionalismo catalán y vasco ya que afectan a parte de su territorio, pero no sé prever su reacción.

El nuevo Estado debería poner en marcha un aparato administrativo de Estado, por ejemplo,  un nuevo servicio exterior, debería crear nuevas embajadas y consulados, ¿de dónde sacaría un cuerpo diplomático?, ¿quién atendería a los ciudadanos catalanes residentes en el extranjero mientras se improvisa uno?.

Cataluña podría ser un Estado sin ejército, hay por ahí algunos países que no lo tienen y está situada en un lugar más o menos estable. Aunque Eslovaquia, Croacia, Eslovenia por poner ejemplos de independencias europeas recientes, tienen ejército, en el caso de Eslovenia tienen incluso fuerzas navales, lo cual no deja de hacerme gracia pues este país debe tener 20 kilómetros de costa. En cualquier caso, en el escenario internacional, parece que un país sin ejército no es un Estado como Dios manda. Y un ejército cuesta una pasta.

Cataluña cuenta ya con un cuerpo policial, eso que se ahorra. Pero tendría que formar un servicio de inteligencia. No hay país en el mundo que no lo tenga, en las relaciones internacionales hay muchos depredadores y se necesita información fidedigna. Es más necesario un servicio de inteligencia que un ejército.

¿Y qué pasaría con las personas?. Por ejemplo, ¿qué pasaría con la ciudadanía?. ¿Se permitiría elegir nacionalidad?, ¿se admitiría la doble nacionalidad?, ¿la admitiría España?, ¿se podría seguir siendo español con plenos derechos?, ¿se podría elegir ser catalán viviendo fuera de Cataluña?.

Se me ocurren muchas más dificultades y problemas, he puesto los menos transitados, no he querido entrar en los problemas económicos por que se han escrito un montón de artículos que tratan el tema por gente que sabe más que yo y no quiero alargar mucho más este escrito.  Tampoco he querido entrar en cuestiones de historia, derechos, identidades, agravios, expolios, nacionalidades o naciones. Me parece un debate artificial, peligroso, que provoca reacciones viscerales – a las que yo no soy inmune - y , no quiero ser simple, pero al final no es lo realmente importante. Basta aplicar el Teorema de Thomas[vii], para saber que lo verdaderamente importante es si el pueblo de Cataluña cree firme y mayoritariamente en su independencia.

A mi modo de ver la guinda es la forma que tomaría el proceso de la independencia, es decir, como serían las relaciones entre Cataluña y el resto de España durante el proceso y después del mismo. Examinemos la cuestión desde la teoría de juegos. Hasta ahora el jugador A, “el gobierno central”, ha estado en desventaja con respecto al jugador B, “el gobierno de la Generalitat”. ¿Por qué?, pues porque el jugador A tiene bajo su responsabilidad a los ciudadanos de toda España incluidos los propios catalanes. Esto hace que los intereses que defiende, los electorados a los que tiene que contentar, las cámaras parlamentarias ante las que tiene que responder, es decir, el escenario sobre el que se mueve es mucho más complejo que el del jugador B. Además el peor resultado para él, la independencia propiamente dicha, es una derrota para el jugador A y un triunfo para B, mientras que la derrota de B – la no independencia -, no es más que una derrota muy parcial, se puede presentar como un paso más hacia la independencia.

Ahora bien, si B dejara claro que se rompen los puentes y se levantan las fronteras, y lo que es más importante, si el jugador A se convence de que ya no hay nada que hacer, la asimetría del juego pasaría de B a A. A ya no tendría nada que perder y, sin embargo, el juego no habría terminado pues Cataluña tendría que construir su sitio entre los Estados Nación europeos, tomar posesión de su sitio en el mundo y es aquí donde el Gobierno de Madrid le podría hacer mucho daño. Por poner un ejemplo claro vetando su reingreso en la Unión Europea si es que de la independencia se siguiera la salida del territorio catalán de la organización supranacional.

Recordemos que algo tan simple como puede ser el mismo nombre de un Estado puede estar mediatizado internacionalmente. Por ejemplo, la Antigua República Yugoslava de Macedonia, se llama así y no simplemente Macedonia, por la presión de Grecia y Grecia no es precisamente el Estado más influyente de la Unión Europea.

¿Y haría eso un Gobierno español con su antiguo territorio?. No lo sé, no soy futurólogo, pero me parece un escenario posible. Un Gobierno zaherido por una secesión, después de un largo proceso de negociación en el que la incontinencia verbal sería la norma, y con un electorado probablemente tan zaherido como su Gobierno, podrían ser unos enemigos formidables. Entonces si que habría anticatalanismo en estado puro, las encuestas que cité en párrafos anteriores se han realizado cuando la independencia es un mera posibilidad, habrá que ver qué opinamos después de una larga lucha de soberanías. Y serían unos enemigos formidables en todas aquellas cuestiones en las que hubiera que ponerse de acuerdo, desde el aprovechamiento de los ríos comunes hasta las propiedades del Estado español en Cataluña.

Una eventual independencia de Cataluña sería para mí un acontecimiento muy triste. Por muchas cosas pero, sobre todo, por ser una pérdida y un fracaso, un fracaso colectivo por no conseguir una fórmula de convivencia en la que quepamos la mayoría –  pues ya sé que contentar a todos es imposible - después de 500 años de unión.

Y no veo a los políticos actuales con la suficiente altura de miras para alcanzar consensos ni practicar políticas inteligentes, ni en Barcelona ni en Madrid, los creo capaces de alimentar incendios para desviar la atención de su mala gestión de los asuntos públicos. Veremos lo que nos depara el futuro.

La independencia, repito una vez más, en mi opinión sería una pérdida y un fracaso. Y estoy harto de pérdidas y de fracasos, ya acumulo demasiados en mi vida. Me reconozco sensiblero, de esos que llora cada navidad con “Qué bello es vivir” o cada vez que muere Manuel en “Capitanes intrépidos”, así que seguro que de confirmarse la secesión, el que suscribe derramaría sus lagrimitas, esperemos que – en el peor de los casos - sean de pena y no de dolor.


Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo


Dedicatoria
Dedico este artículo a todos mis amigos catalanes de todas las tendencias e ideologías,, a Carles y Ester, a Guillermo y Antonio, a Chechu,  a  Joan, a  Joan Carles, a Cipri, a Raúl, a Conrad en la certeza de que lo único que me separa de ellos de verdad es el Barcelona FC, excepto en un caso que sé que es del Espanyol..




Nota Inicial sobre el escudo: Sé que al quitar el escudo de la corona de Aragón también quito la representación de Aragón, Baleares y Valencia. No tengo esa intención, ni tampoco la de quitar a Cataluña, sólo quiero provocar una imagen.
[i] Tomo prestado el título del famoso libro de Ortega y Gasset, de 1921,  en el que dentro de un estudio de la descomposición de las naciones, explica su pensamiento en cuanto a la desarticulación de España, el efecto de los regionalismos y separatismos como parte del "proceso de desintegración que avanza en riguroso orden, desde la periferia al centro, de forma que el desprendimiento de las últimas posesiones ultramarinas parece ser la señal para el comienzo de una dispersión interpeninsular". Ortega acusa la falta de una minoría dirigente ilustrada capaz de tomar decisiones firmes y eficaces, parece que nuestros políticos siempre han cojeado del mismo pie.
[ii] No puedo dejar de sospechar que el debate también se atiza, por parte de todos los políticos, para quitar el foco de atención de otros problemas que nos atosigan diariamente. Pero están jugando con fuego.
[iii] Por cierto, ¿por qué hay dos banderas independentistas?. Si les sumamos la senyera de toda la vida tenemos tres. ¿¿??.
[iv] Fuente: Diario El País 16 de septiembre de 2012
[v] Sin embargo, la profundización en la unión de Europa es más bien escasa como para diluir nada en ella, se ha convertido en un “cada uno que se las arregle como pueda” y la figura del rey anda un tanto desmadejada y senil.
[vi] Es por esto que los políticos nacionalistas, tanto vascos como catalanes, suelen hablar del estatus de Puerto Rico como Estado Libre Asociado aplicado España. Pero claro, tienen que tener en cuenta que eso sería cuestión de dos partes y no veo a la parte española tragando con ello.
[vii] Una buena explicación del teorema de Thomas, modestia aparte, viene dada en mi artículo “Mary Poppins y el teorema de Thomas”, el teorema viene a decir, más o menos, que si las personas definen las situaciones como reales, éstas son reales en sus consecuencias”. O sea, dicho de un modo menos concreto y más explicativo, si un sector importante de una sociedad considera un determinado hecho social como real, actuaran en consecuencia como si el hecho fuera real, independientemente de que en efecto sea real o falso. Así que poco importa que el sorites una lengua=una cultura=una nación=un Estado sea cierto o falso, o sea discutible desde muchos puntos de vista en alguno de sus términos, si la población cree en ello las consecuencias serán reales.

No puedo resistir la tentación de hacer un pequeño homenaje a Capitanes Intrépidos



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¿Pero hubo alguna vez una Escuela de Viena en Sociología?

Viñeta de "Las Joyas de la Castafiore" de Hergé



Hay una viñeta muy graciosa y de una gran riqueza narrativa, en el álbum de Tintín “Las joyas de la Castafiore”. El profesor Tornasol – el del bigote y la perilla - es sordo, y normalmente no se entera de nada. En la viñeta Tintín le presenta a una cantante de ópera, una diva italiana con un ego enorme, la Castafiore. En su presentación ante la dama el profesor hace un elogio sobre su pintura mientras la Castafiore pone una cara de asombro inenarrable, pues espera una loa sobre su interpretación más conocida: el “aria de las joyas” de Gounod. Tintín contempla la escena, en segundo plano, con las cejas levantadas por la sorpresa.

Mi mujer tiene - qué se yo por qué, debió de haber una epidemia de inspiración en su cole  -  varios amigos de la infancia que son artistas. Algunas veces nos ha tocado ir a estrenos de las exposiciones en galerías y yo me encuentro en estas fiestas completamente fuera de lugar. A veces te preguntan qué opinas de las pinturas y es un gran aprieto, porque hay que decir algo ingenioso, algo que diga muchas cosas sin decir nada, así es el mundillo del arte.

En una ocasión, y a partir de entonces lo he usado muchas veces, me acordé de la presentación de Tornasol y me fijé en un cuadro, vi que los trazos eran gruesos y los colores, una gama de marrones. Ni que decir tiene que el cuadro era abstracto. Entonces aplique el sistema Tornasol y dije: “lo marcado de la línea se aúna a lo sobrio del color” y no quedé mal. La siguiente vez, el cuadro había sido elaborado dando brochazos de colores vivos y mi comentario fue “la ausencia de línea se aúna a lo atrevido del color”. No sé si en estos casos digo alguna tontería, probablemente, pero al menos logro que mis interlocutores vuelvan a observar el cuadro con ojos críticos y después me miren con interés.

Me gustan este tipo de recetas, de heurísticos que me permiten salir del paso en situaciones que no domino. En estos casos es muy importante hablar muy serio y aparentar saber lo que dices. En un porcentaje muy alto de los casos sales airoso. En otros te miran de arriba abajo, entonces, debes reconocer que te han pillado y refugiarte en la bebida que nunca suele faltar en estos actos.

Receta para salir airoso de una exposición
Línea


Se aúna /
se conjuga
Color
Definida
Lo marcado de la línea
Vivos y con variedad
Con lo atrevido del color
Difusa
La ausencia de línea
Pocos o en escala de un color
Con lo sobrio de color
intermedia
La línea se sugiere y


Según sea el cuadro elige una primera frase y su frase subordinada, se puede completar con los adjetivos y calificativos que se deseen para dar más profundidad al comentario
Fuente: el autor

Cuando era joven había una receta que usaba muchas veces en situaciones en las que debía contestar a una pregunta difícil o deseaba, simplemente, vacilar a alguien. La secuencia era la siguiente: primero alguien hacía la pregunta y a continuación yo contestaba “depende”, “¿depende de qué? – y ahí veía el cielo abierto – “depende de si eres seguidor de la Escuela de Viena o te basas en los presupuestos de la Escuela de Praga”. Mi interlocutor se quedaba planchado. A mi me parecía que debía de haber una Escuela de Viena o de Praga para todo[i]. ¿No había en Viena hasta una escuela para caballos?, entonces cómo no iba a haberla para trigonometría, escultura, fútbol o prótesis dentales.

Así que cuando empecé a estudiar sociología busqué desesperadamente una Escuela de Viena pero no la encontré, la más cercana estaba en Francfort del Meno. Mi gozo en un pozo, ¡qué bien habría quedado yo en mis charlas!.  Pero a cambio, si que encontré escuelas de teoría sociológica para poder disertar aunque no tuvieran asignada una ciudad mítica como Viena. Y es lo que voy a hacer a continuación si Dios no lo remedia.

Así que si fijamos el foco en el estudio de la sociedad de manera global y  analizamos la historia de la Teoría Sociológica con ánimo sintetizador podemos establecer dos grandes escuelas: el funcionalismo y todos sus derivados y la sociología del conflicto y todas sus manifestaciones. Y no nos costaría mucho trabajo etiquetar a la mayoría de los autores en una u otra escuela.

Según el enfoque funcionalista una sociedad puede entenderse metafóricamente como un organismo vivo que se compone de distintos órganos o estructuras cada uno de ellos con una función o funciones necesarias para que el organismo social pueda vivir. La sociedad es un sistema complejo cuyas partes “encajan” entre sí produciendo un equilibrio o estabilidad social.

Para la corriente principal del funcionalismo nuestras vidas están orientadas según la dirección que marcan ciertas estructuras sociales, entendiéndose por éstas pautas relativamente estables de relaciones sociales, por ejemplo, las relaciones familiares, las conductas ritualizadas, y otras, que implican comportamientos relativamente estables y predecibles. Así para Talcott Parsons, el máximo representante de este paradigma, la sociedad tiende al equilibrio y a la estabilidad. Pero para que puedan permanecer en el tiempo, las sociedades deben cumplir una serie de requisitos que denominó prerrequisitos funcionales como la adaptación al entorno, la satisfacción de los objetivos o la cohesión social entre otros.

Para los críticos del funcionalismo la idea de un orden natural en las sociedades no casa bien con las grandes variaciones que vemos entre distintas sociedades y, dentro de la misma sociedad, entre distintos momentos históricos. También se opina que se pone tanto énfasis en la estabilidad y el equilibrio social que se corre el peligro de olvidar la otra cara de la moneda: la desigualdad y el conflicto social.

Y es precisamente esta otra cara de la moneda, la que protagoniza el estudio de la otra gran corriente de la sociología, la sociología del conflicto. En este paradigma se agrupan las teorías sociológicas que analizan a la sociedad desde el punto de vista de la desigualdad, el conflicto y el cambio social. Se resaltan las relaciones de dominación que enfrentan a las diferentes categorías de personas y, en el ámbito internacional, a los conflictos entre distintas sociedades que compiten entre sí. Se analizan también las estrategias que emplean los dominadores para mantener su posición y de los dominados para intentar mejorar su situación.

Al hablar de sociología del conflicto es inevitable citar a Carlos Marx, cuyas ideas han ejercido una notable influencia en los autores de esta corriente hasta nuestros días. Se trata del Marx filósofo y sociólogo y no del revolucionario que tanta polémica levanta, hasta el punto de que muchos sociólogos norteamericanos reconocen que no han podido estudiar a Marx de una manera independiente; muchos de ellos se consideran “marxianos”, para evitar usar el término “marxista”, equivalente a “comunista” o “revolucionario”. Pero aparte de Marx hay muchos sociólogos importantes en esta corriente como Althusser, Dahrendorf y los miembros de la Escuela de Fráncfort.

Los críticos de esta corriente opinan que, al destacar tanto la desigualdad y el conflicto, dejan de lado aquellos mecanismos – como los valores compartidos y la interdependencia – que favorecen la paz y la cohesión social. Por otra parte, al poner en entredicho una sociología libre de valores y proponer objetivos políticos, se les reprocha que no se puede entonces decir que realizan una observación científica.

Si me preguntan a mi dónde me encuadraría, yo diría que en ninguna de las dos corrientes. Para mí son las dos útiles, si se trata de estudiar la estructura social en un momento histórico concreto yo creo que sería más bien funcionalista, pero si se trata de estudiar el cambio social, aplicaría los conceptos críticos de la sociología del conflicto.

Aunque en los párrafos anteriores hemos descrito las dos principales corrientes de la Teoría Sociológica no hemos acabado del todo. Ambas corrientes de pensamiento entienden la sociedad desde una visión macroscópica, en términos de agregados, de generalizaciones abstractas. ¿En que lugar queda el individuo?.

De esta manera, desde los años ’20 del pasado siglo, se ha venido desarrollando un nuevo paradigma, el de la acción, esto es, el nivel de análisis ya no se centra en las grandes estructuras sociales sino en las interacciones cotidianas de las personas que van dotando de significado al mundo social que les rodea.

Dentro de esta visión microscópica de la sociedad destaca un enfoque denominado, el Interaccionismo Simbólico, cuyo máximo exponente es el filósofo norteamericano George Herbert Mead. Las reflexiones de Mead se centraron en explicar cómo las personas van construyendo su propia identidad y definiéndose a si mismas a través de sus experiencias sociales. Para este enfoque la sociedad es el resultado de las interacciones cotidianas de las personas, que van dotando de significado al mundo social que les rodea. Por supuesto no hay garantías de que este proceso de interacción continua haga que las personas terminen imputando los mismos significados al entorno en el que viven y, así, aún reaccionado de la misma manera, un policía puede hacer sentirse seguro a un individuo y nervioso a otro. De modo que la sociedad sería un mosaico de definiciones subjetivas y reacciones variadas.

Otro enfoque importante que centra su atención en el individuo y que ha causado un gran impacto en la sociología de las últimas dos décadas son las teorías de la Elección Racional[ii]. Es un grupo  teorías que se han tomado prestadas de la ciencia económica, que las usa para estudiar fenómenos como la acción colectiva o la conducta estratégica en instituciones y organizaciones.

Se parte de la proposición consistente en que la unidad de análisis sobre la que debe descansar la explicación sociológica es el individuo o más concretamente los cursos de acción que emprenden los individuos en función de sus intereses y prioridades. Con ello se sustituye la imagen sobresocializada del ser humano, según la cual, éste actúa en conformidad con los valores y normas sociales de los que resultan el consenso y  el orden social, idea ésta muy querida por los funcionalistas. En términos estrictos la acción racional de los individuos es el resultado de una evaluación de los costes y beneficios que entraña, de manera que, son capaces de priorizar las alternativas de que disponen. Decisión en la que cuentan con la información necesaria para ello.

Pero esto en la vida real no es cierto, existe siempre un grado mayor o menor de información disponible y también es variable el número de alternativas posibles. De esta forma surgió la escuela de la Racionalidad Limitada, según la cual, los individuos disponen de una visión limitada del mundo en la que solo cabe un número reducido de alternativas de acción, eligiendo entre ellas las que le parecen más satisfactorias.

Todas estas teorías que ponen el objeto de estudio en el individuo son un buen contrapeso a las sociologías de visión macro como el funcionalismo o la sociología del conflicto.  Sin negar las estructuras sociales, las sociedades están constituidas por individuos, de esta forma proponen soluciones a ciertos problemas de análisis que desde una visión completa de la sociedad no se pueden alcanzar. Pero cuando la investigación social se centra en el individuo es fácil perder de vista la influencia de las variables sociales o estructurales en los fenómenos sociales. De manera que podemos echar mano de un grupo de teorías o de otras según el tipo de fenómeno que se desea estudiar.

Así que, como puedes apreciar querido lector, no nos faltan escuelas en sociología, la guinda, o quizás mejor, una recompensa del destino ante la vida fatigada que llevo, hubiera sido que hubiera habido una escuela de pensamiento sociológico en Viena. ¡Cuánto habría vacilado!. En fin, manías que tiene uno.

Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo

Bibliografía:

La explicación sociológica: una introducción a la sociología
José Félix Tezanos
2ª edición, 4ª reimpresión
UNED
Madrid 1998

Estratificación Social y Desigualdad
Harold R. Kerbo
5ª Edición
Mc Graw-Hill
Madrid 2003

Sociología
John J. Mancionis y Ken Plummer
Prentice Hall
Madrid 2005




[i] Ha habido varias escuelas de Viena, a saber:
§   Primera Escuela de Viena, un grupo de compositores y su estilo musical de la segunda mitad del s. XVIII entre el Barroco tardío y el Clasicismo vienés, a ella pertenecen Franz Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart e incluso Ludwig van Beethoven.
§    Segunda Escuela de Viena, un grupo de compositores surgidos alrededor de la figura de Arnold Schönberg a principios del s. XX en Viena.
§     Escuela austríaca o escuela vienesa de Economía, una corriente de las ciencias económicas.
§     Escuela de Viena del realismo fantástico, una corriente del Arte austríaco cercana al Surrealismo.
§     Escuela de Viena de Historia del Arte, al desarrollo de las Bellas Artes desde mediados del s. XIX en la Universidad de Viena.
§    Círculo de Viena, un grupo de filósofos y científicos teóricos que se reunían semanalmente desde 1922 coordinados por Moritz Schlick.
En cambio de Praga, que yo sepa, ha habido únicamente una escuela de lingüistas. A mi lo que más me suena es “la defenestración de Praga” relativo al hecho de que la nobleza de Bohemia lanzara por las ventanas a los enviados del emperador, que cayeron –literalmente – sobre un montón de mierda, con lo cual quedaron muy sucios pero sin daño físico. Ahí empezó la guerra de los 30 años.
[ii] Estas teorías tienen su origen en la ciencia económica

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El Teorema de Gödel y el Sentido de la Vida



Aquella noche de  agosto del año de Nuestro Señor de -34567 hacía un calor tremendo en la meseta central de lo que muchos años después se llamaría España. El neandertal no conseguía pegar ojo por la canícula – a pesar de estar en plena glaciación ese agosto era de botijo y siesta -  y salió de la cueva con cuidado de no despertar a su familia, con el fin de tomar un poco el fresco de la noche. Una vez fuera se sentó en una piedra y miró, como otras veces, hacia el cielo. Allá arriba estaban las estrellas y la bóveda celeste en todo su esplendor. Alguna estrella fugaz pasaba rápida rasgando la noche pero no pedía ningún deseo pues tal costumbre todavía no se había implantado en el género homo.

Siempre se preguntaba qué eran las estrellas, el anciano decía que eran luciérnagas gigantes que volaban muy alto. El hechicero decía que eran las almas de los que ya no estaban con ellos. El jefe del clan vecino, con el que comerciaban a menudo, intercambiando pulseras de colmillos de animales por collares de conchas, le había dicho una vez que eran hogueras lejanas.

Tal vez porque el calor activaba sus neuronas aquella noche, al neandertal le dio por pensar que quizás fueran las estrellas bolas gigantescas de gas incandescente situadas a una distancia enorme, pero enseguida desechó la idea por absurda y la atribuyó a la excesiva ingesta de carne de mamut durante la cena. Y todo el mundo sabe lo indigesta que es la carne de mamut y como afecta al sueño y a los malos pensamientos cuando se ingiere inmediatamente antes de irte al lecho, que no cama, que todavía no se había inventado.

Lo más seguro es que a aquellas estrellas las colocara alguna deidad con el fin de iluminarles la noche, de la misma forma que alguien superior debía haber creado al hombre, a la mujer, a los animales, a los ríos, a las montañas  y a aquellos nuevos hombrecillos, esos despreciables sapiens, que acababan de aparecer por allí y que les estaban quitando la comida los muy cabrones. Se volvió a la cueva, se repanchingó en el suelo y se durmió enseguida.

No sé si fue un neandertal o un homo erectus o ya directamente un sapiens, alguno tuvo que ser el primero, el que se hiciera este tipo de preguntas por primera vez. Algo así como el primer filósofo, el Adán o la Eva intelectual. El primer intento de encontrar sentido al mundo que le rodeaba. ¿De dónde venimos?, ¿hacia dónde vamos?, ¿quién creó el mundo?, ¿existen los dioses?, ¿existe Dios?, ¿hay vida después de la vida?. Todas estas preguntas y muchas más, tan difíciles de contestar, pretenden dar sentido a nuestra vida y nos surgen ante la desgracia, que nos recuerda lo frágiles que somos, o ante un fenómeno natural que es más grande que nosotros mismos como puede ser, simplemente, una noche estrellada.

El problema es que estás preguntas no tienen respuesta, o mejor dicho, tienen respuesta pero nadie puede comprobar su veracidad. Nadie sabe si las respuestas son verdaderas o falsas. Pero, ¿por qué no tienen respuesta?,  ¿Por qué no hay nadie – muy muy sabio – que sea capaz de responderlas verazmente?.

Bueno pues, puede que haya varias formas de responder a estas últimas preguntas pero yo me voy a apoyar en las matemáticas para intentar contestarlas. En concreto, voy a apoyarme en el teorema de Gödel. Así que, querido lector, acomódate en tu asiento y ponte el cinturón de seguridad, pues voy a hacer una locura – como dice mi hijo pequeño, “me gusta vivir al límite” – voy a intentar explicarte el teorema de Gödel sin estar muy seguro de que lo entienda yo mismo, es una alarde de inconsciencia pero, ¡es que la ignorancia es tan osada!. De todas formas la parte matemática del asunto va a ser lo más pequeña posible, así que sólo os pido unos párrafos de paciencia.

Para entender lo que dice el teorema de Gödel o Goedel, que de las dos formas se puede escribir, lo primero que tenemos que hacer es definir lo que es un sistema formal. Los sistemas formales están compuestos de axiomas o postulados, teoremas o fórmulas válidas y reglas de inferencia.

Los primeros, los axiomas o postulados, son verdades absolutas dentro del sistema, nadie puede discutirlos. Los teoremas o fórmulas son frases o sentencias o afirmaciones que demuestro que son ciertas, no son válidos por sí mismos como los axiomas sino hay que demostrarlos. ¿Cómo?, haciéndolos derivar de los axiomas y teoremas previamente demostrados mediante las reglas de inferencia, que son las reglas que puedo aplicar para deducir unas proposiciones de otras, por ejemplo, la regla del silogismo[i] de la que todos hemos oído hablar.

Un ejemplo de axioma es el postulado de Euclides que dice que por un punto exterior a una recta sólo puede pasar una paralela. Esto es verdad absoluta en el sistema formal de la Geometría Euclídea, lo cual nos parece muy sensato si tenemos en cuenta nuestra experiencia diaria[ii], sin embargo – y es aquí dónde empieza la relatividad del asunto – en las geometrías paralelas no lo es en absoluto. Esto nos lleva a la idea de que lo que es verdad en un sistema formal no tiene por qué serlo en otro.

Dentro de la Geometría Euclídea, un teorema conocido es el de Pitágoras. Aquí la cosa no es tan obvia como con el postulado del amigo Euclides, el que el cuadrado de la hipotenusa sea igual a la suma de los cuadrados de los catetos no es tan evidente. Puede parecerlo pues nos lo han machacado tanto desde pequeñitos que nadie puede dudar de él. Pero existe una demostración y en cada paso de la demostración se aplica una regla de inferencia que está admitida en el sistema formal geométrico. Una vez se ha demostrado el teorema de Pitágoras, se puede utilizar tantas veces como se quiera con la tranquilidad de que el resultado tiene que ser forzosamente cierto. De hecho, yo siempre que he tenido dos catetos ha sido el camino que he seguido para obtener la hipotenusa con muy buenos resultados.

Pero sigamos complicando la cosa, un sistema formal sería completo si para cualquier teorema pudiera encontrarse una demostración que nos lo permitiera calificar como verdadero o como falaz, es decir, si puedo demostrar todos los teoremas.

Ahora bien, los sistemas formales – como el paraíso de Adán y Eva – tienen su árbol del bien y del mal. Hay algo terminantemente prohibido. Lo que está prohibido en un sistema formal es contradecirse. Un sistema para que sea formal debe ser coherente, es decir, en la Geometría puede demostrarse el Teorema de Pitágoras pero no puede demostrarse su antiteorema. Por tanto, apuntemos esto, un sistema formal puede ser incompleto pero no puede ser incoherente. Con estos conceptos claros estamos capacitados para seguir con lo nuestro.

A estas alturas del artículo he de reconoceros que he mentido. No hay un teorema de Gödel sino dos, o quizás, hay un primer teorema de Gödel y un corolario.

Existen múltiples “traducciones” de los dos teoremas del lenguaje matemático al cristiano,  voy a hacer un intento de hacerlo lo más comprensible posible, espero que los matemáticos no se me echen encima. Los teoremas dicen más o menos así:

Teorema 1º: En cualquier sistema formal consistente que sea lo bastante fuerte para definir el concepto de números naturales, se puede construir una afirmación que ni se puede demostrar ni se puede refutar dentro de ese sistema.

Teorema 2º: Ningún sistema coherente se puede usar para demostrar que es coherente, sino que hay que acudir a un sistema formal más grande que lo incluya para poder asegurar su coherencia.

El primer teorema nos indica que todo sistema formal, en el que se pueden definir los números naturales, es incompleto. Es decir existen teoremas, fórmulas válidas que no pueden demostrarse. No puede asegurarse si tales proposiciones son verdaderas o falsas. Y el bueno de Gödel lo demostró, ¿eh?, que no fue una afirmación peregrina dicha en la barra de un bar ante amigotes, es más, dudo mucho que Kurt – con los problemas de relaciones sociales que tenía – fuera a un bar a tomar unas cañas[iii]. Y, cabe decir, que esto supuso una auténtica revolución en el mundo de las matemáticas, al parecer se cargó un movimiento matemático muy de moda en aquel entonces que se denominaba formalismo y ha provocado todo un aluvión de artículos, libros, y conclusiones fantásticas sobre los temas más variados.

El segundo teorema viene a decir, más o menos, que si existen afirmaciones que no podemos calificar como verdaderas o falsas, entonces no podemos demostrar que no existan contradicciones, que es tanto como afirmar que no podemos demostrar que el sistema formal es coherente y, para hacerlo, hay que salirse de dicho sistema e irse a uno más grande que lo englobe. De tal forma que los sistemas son formales mientras no se demuestre que existe una contradicción.

Bien y todo esto, ¿qué tiene que ver con el sentido de la vida?, ¿con aquellas preguntas que se viene haciendo el ser humano desde que tomó conciencia de su propia existencia?. Pues que yo creo que estas preguntas trascendentes son precisamente del tipo que Gödel nos dice que no podemos ni afirmarlas y ni negarlas. Pero vayamos punto por punto.

En primer lugar, tendríamos que preguntarnos – para saber si es de aplicación el Teorema del Gödel -  si el Universo en que vivimos es un sistema formal[iv]. Hombre yo pienso que sí. Las leyes de la física se cumplen en todos los rincones del Universo, al menos hasta donde hemos podido llegar con nuestros radiotelescopios. Hasta ahora no hemos encontrado ninguna contradicción. Estas leyes serían nuestros axiomas, además a partir de ellos hemos desarrollado teoremas, hemos hecho afirmaciones que hemos podido demostrar[v]. Además en nuestro Universo se pueden definir los números naturales – que es otra de las condiciones del teorema de Gödel -, así como los enteros, los reales y todo tipo de números; si no, ¿como podría el simpático de Rajoy habernos bajado el sueldo y subido el IVA?.

Así que, aplicando nuestro teorema, necesariamente hay afirmaciones que no tienen demostración. Sin ir más lejos: “Dios existe”[vi]. A ver quien es el guapo que lo demuestra[vii], habría – según el 2º teorema – que irse a un sistema que englobara al Universo, un superuniverso, para demostrarlo.

Entonces si Gödel no nos deja alternativa, ¿qué solución hay para dar sentido a nuestra vida?. Bueno, es muy fácil, a mí a bote pronto se me ocurren dos.

La primera probablemente la halló el primer hombre – erectus, neandertal o sapiens – que se llamó a sí mismo sacerdote: la fe. La segunda, probablemente, la halló el primer hombre – erectus, neandertal o sapiens – que se llamó a sí mismo filósofo: el escepticismo.

La fe es tomar la vía de lo sobrenatural, en cierto modo es salirse de nuestro sistema formal, el universo, aplicando a tu manera el segundo teorema, hacia una especie de superuniverso que engloba al nuestro, en el que hay un Dios creador, a veces magnánimo a veces colérico, que todo lo ordena o desordena según su divina voluntad y cuyos caminos son imposibles de entender. Para comunicar el mundo y el ultramundo – del que no se tienen pruebas tangibles - se necesitan toda una serie de ritos iniciáticos y apariciones de Dios o de divinas criaturas tales como ángeles, arcángeles y demás coros celestiales o, yéndonos al paganismo, las mitologías politeístas cuyos dioses eran muy aficionados – centrándonos en Zeus y compañía -  a dejar el monte Olimpo y refocilarse con los seres humanos.

La fe tiene la ventaja de que ofrece mucho consuelo, da mucho sentido a la vida y ofrece tranquilidad pasándole a la divinidad muchas de las responsabilidades que nos aquejan y muchas de las cosas que nos ocurren y cuya causa no entendemos. Por eso este producto ha tenido tanto éxito a lo largo de la historia. Lo malo es que a algunos creyentes les gusta tanto este invento que no consienten que nadie se lo estropee o amenace con estropearlo con su incredulidad y no dudan en imponer su creencia a los demás. También ha sido una constante en la historia la intolerancia religiosa.

El escepticismo es quedarse en el universo tangible, ser materialista, quedarte en lo que puedes tocar, medir o analizar. Tratar de explicar el mundo apoyándote en la razón y dejar para mejor ocasión – para cuando la raza humana sea más sabia – aquello que no puedes explicar. Ser escéptico es quedarte en el primer teorema de Gödel.

El escepticismo, la razón en estado puro, es más difícil que proporcione consuelo pero filósofos ha habido que nos han enseñado que es inútil preocuparte por alcanzar lo trascendente si al fin y al cabo te tienes que morir para alcanzarlo y no es muy común volver del otro barrio – los registros históricos sobre resurrecciones son más bien escasos - para explicarte la película del más allá. Es algo así como: ¿para qué te vas a preocupar por la vida si no vas a salir vivo de ella?.

En general las personas navegamos entre las dos posturas. No hay nadie que sea totalmente creyente, aunque algunos lo parezcan deben tener sus dudas en lo más íntimo, ni hay nadie completamente escéptico, es más, el escéptico lo suele ser hasta con el propio escepticismo. Es la servidumbre de un universo gobernado por el teorema de Gödel, seguimos sin poder demostrar lo esencial de nuestras vidas.

Así que nuestro amigo el neandertal del año -34567 no estaba tan lejos de nosotros en este tipo de cuestiones y seguimos mirando, al menos yo lo hago todos los veranos, la inmensidad de una noche estrellada. Ahora bien, al menos nosotros si sabemos que las estrellas son bolas enormes de gas incandescente situadas a mucha distancia. Algo es algo.


Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo


In memoriam
José Cuena Bartolomé 1937-1999
Doctor en Ingeniería de Caminos e Informática. Profesor de Lógica e Inteligencia Artificial. El mejor profesor que he tenido en mi dilatada carrera como estudiante. Él me enseñó qué era un silogismo, un modus ponens y un modus tollens.  Sus toques de atención en clase, su estilo, sus referencias históricas, sus chascarrillos... Todos sus alumnos – sin excepción conocida - nos acordamos de él con cariño y simpatía.





[i] El silogismo es una forma de razonamiento deductivo que consta de dos proposiciones como premisas y otra como conclusión, siendo la última consecuencia necesaria de las otras dos. Al parecer el inventor del silogismo o, más bien, el primero que habló de él fue Aristóteles en su obra lógica llamada “EL Organon”. Un ejemplo de silogismo es:
Todos los hombres son mortales
Leo Messi es un hombre
Luego Leo Messi es mortal
[ii] Referente al asunto del Postulado de Euclides, cuando cursaba del primer curso de informática en la Universidad Politécnica de Madrid, los estudiantes teníamos una broma: el Teorema del Punto Gordo. Cuando teníamos que hacer un dibujo y dos o más formas geométricas tenían que coincidir en un punto, y no salía ni con polvorones, siempre se podía recurrir a un punto lo suficientemente gordo como para llenar el espacio entre ambas formas. El problema era que si el profesor argumentaba que el punto era demasiado gordo te podía suspender. En el caso del Postulado de Euclides se decía que por un punto exterior a una recta, si éste es suficientemente gordo, se podía trazar más de una paralela.
[iii] Todos los genios tienen un problema. Suelen ser gentes que algún aspecto de su vida son un auténtico desastre. Supongo que como compensación al aspecto de su personalidad que les hace ser genios. Gödel no era precisamente un relaciones públicas, ver mi artículo El Sentido Común en el que se cuenta una anécdota muy curiosa. Al final de su vida perdió la salud mental y murió de una forma muy lamentable. (Para ampliar información:  http://es.wikipedia.org/wiki/G%C3%B6del)
[iv] Seguro que hay algún matemático aguafiestas por ahí que diga que el teorema no es aplicable al tema que propongo. Una de las ventajas de no ser matemático es que, en todo caso, este hecho me la refanfinfla, alguna ventaja debe tener la ignorancia, lo único que pretendo es escribir una parábola de la vida
[v] Los libros de ciencias están llenos de teoremas válidos en nuestro Universo, ¿no?. Pero voy más lejos, para mí – ya sé que soy muy burro -, construir un automóvil o un cohete lunar, es una forma de hacer teoremas que aprovechan la leyes de la física como axiomas y las reglas de deducción para su construcción.
[vi] Gödel tradujo a la lógica modal el argumento ontológico (demostración de la existencia de Dios) de San Anselmo: Para mí, el problema que tienen estas demostraciones de la existencia de Dios es que las premisas parecen escogidas para llegar al resultado deseado. Me fío más de la fe que de estas demostraciones. De todas formas el que la quiera ver está en: http://www.slideshare.net/rafael.mora/los-argumentos-ontolgicos-de-san-anselmo-y-kurt ).

Bibliografía:

Controversia sobre Mentes y Máquinas
Diversos autores (Alan Turing, J. R. Lucas y otros)
Serie Metatemas
Tusquets Editores
Barcelona 1984. Primera edición

Juan Carlos Barajas Martínez


Premio de las 11 preguntas

Mi amiga CeNedra que escribe el blog "opositando espero", y que es la que siempre me anda dando premios de esos que se conceden entre blogueros y que no tienen ninguna remuneración, me ha honrado con un premio - supongo que por llamarlo de algún modo - en el que tienes que contestar a 11 preguntas propuestas por tu mentor. 

Comoquiera que CeNedra es una tía magnífica y puede llegar a ser un día mi jefa, que nunca se sabe lo que puede deparar el destino, le contesto lo más sinceramente que puedo a dichas preguntas:

1.- ¿Cuál es tu serie favorita?.
The Wire
2.- ¿Cuál es tu recuerdo más emocionante?.
Uno ya va para viejo, estoy a un tiro de piedra de la vejez, por lo tanto tengo muchos recuerdos emocionantes, buenos y – desgraciadamente – malos. Me quedaré con los buenos y diré tres en vez de uno: cuando me casé y cuando mi mujer dio a luz a mis dos hijos
3.- ¿Qué locura quieres hacer antes de morir y aún no has hecho?.
No sé si es locura, pero es prácticamente irrealizable: asistir al concierto de año nuevo de la Filarmónica de Viena
4.- ¿Qué ha sido lo más romántico que han hecho por ti?.
Amarme, ¿te parece poco?.
5.- ¿Cuál es tu pintor favorito y por qué?.
Pintores favoritos tengo muchos pero prefiero señalar un grabador, que es lo mismo pero no es igual, MC Escher. ¿Por qué?, porque ve la realidad como yo, con la perspectiva cambiada
6.- Si pudieras elegir teletransportarte ahora mismo a un lugar del mundo durante 1 día, ¿cuál escogerías?.
Nueva York, el único lugar del mundo al que quería ir cuando era pequeño y todavía no he ido. Sólo me falta esa muesca, en el fondo soy un privilegiado pues la lista no era pequeña.
7.- ¿Qué te motivó a empezar este blog?.
La necesidad de comunicar al que quiera ser comunicado lo bonita, curiosa y divertida que puede ser la sociología e intentar darle sentido al diploma que tengo en la pared del estudio de mi casa
8.- Si te tocara el euromillón, ¿a qué te dedicarías?.
A vivir de las rentas y a dedicarme a la contemplación del Universo desde las Seychelles o lugar paradisiaco equivalente
9.- ¿Cómo conociste a tu mejor amigo/a?.
En la Facultad de informática de Madrid, hace 35 años. Yo le dije: ¿dónde está la secretaría? Y él me dijo: “Ahí”. Fue el comienzo de una gran amistad. No puedo dejar de mencionar a otro amigo, que conocí hace 35 años en la Facultad de Informática, estaba en la clase de enfrente. Los tres somos amigos desde hace 35 años.
10.- ¿Cuál es el libro que menos te ha gustado?.
No lo sé. No tengo un disgustómetro de libros. Hay muchos. Normalmente no los termino, pues hay mucho que leer y una vida muy corta para hacerlo. Sí sé el libro que más me ha decepcionado, además lo leí hasta la última línea esperando que mejorara: “El péndulo de Foucault”, Umberto Eco no podía fallarme, sin embargo...
11.- ¿Qué película recomendarías a tus peores enemigos?.
Aquellas en los que se conculcan los principios de la física sin ninguna justificación. Pero puestos a decir: “Congo”, “2012”, “Núcleo”, “Waterworld”

Bueno no sé si tengo que poner preguntas a otros blogueros pediré aclaración a CeNedra, en todo caso será otro día, por hoy creo que ya está bien. 


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