La teoría general de sistemas y la sociología III: Niklas Luhmann

Nicklas Luhmann

 Resumen

Este artículo completa una serie de tres artículos dedicados a la teoría de sistemas y su aplicación en la sociología (ver “La teoría general de sistemas y la sociología I” y “Teoría general de sistemas y la sociología II: Walter Buckley”). En esta ocasión, se aborda la teoría de Niklas Luhmann, considerada por Ritzer como una de las más influyentes y elaboradas dentro de este enfoque sociológico. Luhmann parte del funcionalismo estructural de Talcott Parsons como base, pero también integra elementos de la teoría general de sistemas, así como conceptos provenientes de la biología cognitiva y la cibernética. Su objetivo es construir una teoría general de los sistemas sociales que abarque y explique su complejidad.

 

Abstract

This article completes a series of three articles dedicated to systems theory and its application in sociology (see "General Systems Theory and Sociology I" and "General Systems Theory and Sociology II: Walter Buckley"). In this instance, the focus is on Niklas Luhmann's theory, considered by Ritzer as one of the most influential and elaborated within this sociological approach. Luhmann builds upon Talcott Parsons' structural functionalism as a foundation, while also integrating elements from general systems theory, as well as concepts derived from cognitive biology and cybernetics. His objective is to construct a general theory of social systems that encompasses and explains their complexity.

 

 

Índice

  • Autorreferencia, contingencia y complejidad
  • Sistemas autopoiéticos
  • La sociedad
  • El sistema psíquico
  • La diferenciación
  • Críticas a la teoría de Luhmann

 

Autorreferencia, contingencia y complejidad

 

Luhmann (1) parte de la sociología funcionalista de Parsons (2). Él la ve como la más adecuada, debido a su exhaustividad y a su enfoque centrado en la idea de sistema social, para servir de base a su nuevo enfoque teórico.

Luhmann identifica dos limitaciones en la teoría de Parsons que busca abordar con el respaldo de enfoques sistémicos, biológicos y cibernéticos. En primer lugar, se encuentra la autorreferencia, es decir, la capacidad de la sociedad de autodefinirse y referenciarse a sí misma. En segundo lugar, está la contingencia, que se refiere a la capacidad de la sociedad para cambiar. Estos dos desafíos pendientes en el funcionalismo pretende abordarlos mediante el análisis del sistema social y su relación con su entorno externo.

La distinción entre el sistema y su entorno se logra mejor a través del análisis de la complejidad. El entorno siempre es más complejo que la sociedad, que se puede considerar como una burbuja inmersa en un entorno más amplio, en el cual debe sobrevivir. Un entorno compuesto por ejemplo por un medio ambiente u otras sociedades limítrofes con las que se mantienen relaciones.

De acuerdo con Luhmann, la estrategia para abordar esta situación consiste en reducir la complejidad, lo cual solo se logra al seleccionar entre diversas opciones. Esta selección, a su vez, conduce directamente a la contingencia, es decir, a la necesidad de adaptar y cambiar las estructuras internas para hacer frente a la parte específica del entorno que ha sido seleccionada. En este sentido, la contingencia se convierte en un impulsor fundamental para la evolución y supervivencia del sistema social, ya que implica la capacidad de responder de manera flexible y adaptativa a los desafíos cambiantes del entorno.

Luhmann utiliza un ejemplo muy claro para ilustrar que el sistema nunca puede ser tan complejo como su entorno. Recurre a la literatura, específicamente a un cuento de Borges (3) titulado "Del rigor en la ciencia", en el cual un rey encarga a un cartógrafo un mapa de su país a escala 1:1, es decir, un mapa que sea idéntico en tamaño y forma al territorio que representa, con el objetivo de ser lo más preciso posible. A medida que se desarrolla el cuento, se explora la imposibilidad de crear un mapa con estas características y se plantea la cuestión sobre la relación entre la representación y la realidad. En este contexto, los mapas como sistemas se ven obligados a reducir la complejidad, ya que no pueden capturar y representar todos los detalles y elementos del entorno en su totalidad.

Sistemas autopoiéticos

Hasta ahora, sin haberlo mencionado explícitamente, hemos estado discutiendo acerca de un sistema autopoiético. Sí, ya lo sé, el nombre puede resultar un tanto inquietante, me sucedió lo mismo cuando lo leí por primera vez, pero es lo que hay.

El concepto de sistema autopoiético fue desarrollado por los biólogos chilenos Humberto Maturana (4) y Francisco Varela (5) en la década de 1970. En términos generales, es un sistema cerrado que produce y reproduce sus propios componentes y que se define a sí mismo como una unidad distinta del entorno, es decir, es capaz de mantener su propia estructura y organización interna a través de procesos de retroalimentación y de adaptación a los cambios del entorno.

La noción de autopoiesis abarca sistemas que van desde la célula hasta la sociedad internacional. Inicialmente, Maturana y Varela aplicaron el concepto de autopoiesis a los sistemas biológicos, pero posteriormente se ha extendido a otros campos, como la sociología, la psicología y la filosofía. Luhmann utiliza esta idea para referirse a diversos subsistemas de la sociedad como el sistema político, económico, jurídico, científico y otros.

Los sistemas autopoiéticos se caracterizan por tener cuatro rasgos distintivos. En primer lugar, son capaces de generar por sí mismos los elementos fundamentales que conforman el sistema. Luhmann ilustra esto con el ejemplo del sistema económico y el dinero. Aunque el sistema económico existe desde hace mucho tiempo, el dinero, que es una abstracción en forma de moneda, papel, tarjeta de plástico o incluso transacciones electrónicas, surgió como una herramienta para hacer las transacciones económicas más eficientes. Aunque el dinero es más reciente en términos históricos, en la actualidad resulta inconcebible la existencia de una economía sin su presencia.

En segundo lugar, los sistemas autopoiéticos se autoorganizan de dos maneras. Por un lado, establecen sus propios límites, definiendo qué elementos y procesos pertenecen al sistema y cuáles quedan fuera. Retomando el ejemplo del sistema económico, este considera como parte de sí mismo todo lo que es escaso y puede asignarse un valor monetario. En contraste, el aire, que es abundante y no se le asigna un precio (por ahora), se encuentra fuera del alcance del sistema económico.

Por otro lado, los sistemas autopoiéticos organizan sus estructuras internas, estableciendo las interconexiones y las relaciones entre sus elementos constituyentes. En el caso del sistema económico, se definen las reglas y los mecanismos que rigen el intercambio, la producción, la distribución y el consumo de bienes y servicios.

En tercer lugar, los sistemas autopoiéticos son autorreferenciales. Esto significa que utilizan elementos internos o características propias como forma de referencia dentro del sistema. Por ejemplo, el sistema económico se autorreferencia utilizando el precio como una de sus principales formas de referencia. Los precios en el mercado no dependen de la decisión de un individuo en particular, sino que son determinados por las dinámicas y las interacciones dentro de la propia economía. Los precios se ajustan y fluctúan en función de la oferta y la demanda, y son utilizados como una forma de comunicación y coordinación entre los agentes económicos dentro del sistema. De esta manera, la autorreferencia juega un papel fundamental en la autogestión y la estabilidad de los sistemas autopoiéticos.

Por último, los sistemas autopoiéticos se consideran sistemas cerrados, lo que implica que no se comunican directamente con su entorno, sino a través de un intermediario o representante. Por ejemplo, el sistema económico supuestamente responde a las necesidades materiales y los deseos de las personas. Sin embargo, estas necesidades y deseos influyen en el sistema económico únicamente en la medida en que puedan ser representados mediante el dinero, que actúa como intermediario.

El dinero se convierte en un medio de comunicación simbólico que facilita la interacción entre el sistema económico y los individuos. A través de la asignación de un valor monetario a los bienes y servicios, se establece una relación indirecta entre el sistema económico y las necesidades y deseos de las personas. De esta manera, el dinero actúa como un intermediario que representa las demandas del entorno y permite la comunicación y el intercambio dentro del sistema económico.

Aunque los sistemas autopoiéticos son inherentemente cerrados y no tienen una conexión directa con su entorno, es esencial que permitan que el entorno perturbe sus representaciones internas. Por ejemplo, consideremos el mercado de valores, el cual experimenta fluctuaciones diarias que no siempre reflejan el estado real de las empresas subyacentes. Sin embargo, a largo plazo, el mercado se ve influenciado por el valor real de estas empresas. Cuando existe una gran disparidad entre el valor real y el valor percibido o imaginario, el sistema puede entrar en crisis.

Por lo tanto, para que el sistema funcione adecuadamente, es necesario que las condiciones reales de las empresas perturben el sistema con cierta frecuencia. Esto implica que las variaciones en el desempeño empresarial, los factores económicos y otros elementos externos deben tener la capacidad de afectar y ajustar las representaciones internas del sistema autopoiético.

La perturbación del sistema por parte del entorno es esencial para su adaptabilidad y supervivencia a largo plazo. A través de estas perturbaciones, el sistema puede reajustarse, adaptarse y responder a los cambios y desafíos del entorno, lo que contribuye a su capacidad de autorregulación.

Un sistema social cerrado es diferente de los individuos que forman parte de él. Luhmann prefiere considerar a los individuos como parte del entorno lo que puede parecer contradictorio pues su razonamiento no parece seguir las directrices del sentido común.

Para ilustrar lo que quiere decir Luhmann tomemos el ejemplo de la burocracia. Es obvio que los clientes forman parte del entorno si considero a la burocracia como un sistema cerrado, pero también forman parte del entorno las personas que trabajan en esa burocracia. Para ser un sistema cerrado la burocracia debe encontrar una manera de representar incluso a sus trabajadores de una manera simplificada, considerándolos no como una persona sino como un subsistema funcional, por ejemplo como un contable, como un directivo o como un funcionario de ventanilla. El trabajador de la burocracia, que es humano y tiene familia y vida propia, influye en la burocracia sólo como una perturbación para las representaciones de la burocracia. ¿Se puede ser más burocrático?

La sociedad

Luhmann postula que la sociedad es un sistema autopoiético que presenta las cuatro características fundamentales que hemos explorado anteriormente: la producción de sus propios elementos básicos, la delimitación de sus propios límites y estructuras, su autorreferencialidad y su naturaleza cerrada.

En la concepción luhmanniana, el elemento fundamental de la sociedad es la comunicación. De hecho, es a través de la comunicación que la sociedad se construye y se desarrolla. El individuo adquiere relevancia dentro de la sociedad en la medida en que participa en los procesos de comunicación. Aquellas partes de la persona que no son accesibles y que no entran directamente en los procesos comunicativos no forman parte de la sociedad, sino que pertenecen al entorno que puede perturbar a la sociedad. Según el concepto de sociedad de Luhmann, todo aquello que no es comunicación se considera parte del entorno. Por lo tanto, el individuo como organismo biológico y como conciencia no forma parte de la sociedad, sino que se encuentra externo a ella.

Esta perspectiva nos lleva a una conclusión peculiar: el individuo no es considerado como parte integrante de la sociedad. En cambio, la sociedad se entiende como un sistema complejo y autorreferencial que se construye a través de la comunicación, y en el cual el individuo tiene un papel como actor dentro de los procesos comunicativos.

Sistema psíquico

Luhmann utiliza el término "sistema psíquico" para referirse a la conciencia individual. Tanto el sistema psíquico como la sociedad, que es el sistema de todas las comunicaciones, comparten una característica fundamental: el significado.

El significado de una acción u objeto específico radica en su distinción de otras acciones u objetos. El significado solo existe cuando hay posibilidad de ser diferente, es decir, cuando se puede elegir entre diferentes opciones. Por ejemplo, nuestra elección de ropa adquiere un significado debido a que podríamos haber optado por usar otra vestimenta.

Mucho me temo que vais a leer muchas veces la palabra “significado”, pero es necesario si queremos entender la concepción luhmenianna del sistema psíquico. El sistema psíquico, al igual que la sociedad, se considera un sistema cerrado debido a su fundamentación en el significado, presentando tres características distintivas. En primer lugar, el significado siempre se refiere a otro significado, generando una red interconectada de significados. En segundo lugar, solo el significado tiene la capacidad de cambiar o modificar otros significados dentro del sistema. Por último, el significado tiende a generar nuevos significados, multiplicando así su presencia en el sistema. Estas características resaltan la dinámica inherente al sistema psíquico y su relación intrínseca con el proceso de significación.

 

La diferenciación

Como se ha expuesto hasta ahora, la diferenciación entre un sistema y su entorno es un concepto central en la teoría de sistemas de Luhmann, considerado como el elemento más significativo de la sociedad moderna para abordar la complejidad de su entorno. Esta diferenciación se convierte en el pilar fundamental que permite a la sociedad establecer sus propias estructuras y límites, y al mismo tiempo interactuar con su entorno de manera selectiva. Es a través de esta diferenciación que la sociedad puede mantener su autonomía y adaptarse a los desafíos y cambios que presenta su entorno en constante evolución.

En un sistema diferenciado, se distinguen dos tipos de entorno: uno que es común a todos los subsistemas y otro que es específico para cada subsistema. Un ejemplo ilustrativo es el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (sitio en el que he estado trabajando los últimos años), donde se pueden observar estas dinámicas. Desde la perspectiva del museo en su conjunto, el Museo del Prado y el Thyssen-Bornemisza son considerados parte de su entorno general, museos nacionales de arte localizados en Madrid. Sin embargo, desde el área de Desarrollo Estratégico, encargada de la comercialización de ciertos servicios del museo, tanto el Prado como el Thyssen-Bornemisza son percibidos como parte de su entorno externo. Por otro lado, el área de Informática o el área de Personal dentro del propio Reina Sofía se consideran fuera de este subsistema y, por ende, forman parte de su entorno. En resumen, cada subsistema dentro del museo establece sus propios límites y define su entorno interno y externo en función de sus funciones y relaciones específicas. Es una manera de asegurar la supervivencia del sistema.

Dentro de la teoría de sistemas de Luhmann, se identifican diversos tipos de diferenciación en la sociedad. Estos incluyen la diferenciación de segmentación, la diferenciación de estratificación, la diferenciación de centro-periferia y la diferenciación de sistemas funcionales. Cada tipo de diferenciación se refiere a la forma en que la sociedad se organiza y estructura en diferentes ámbitos y niveles.

La diferenciación de segmentación implica la división de la sociedad en grupos o segmentos distintos, mientras que la diferenciación de estratificación se refiere a la jerarquía social basada en niveles de estatus y poder. La diferenciación de centro-periferia se relaciona con la relación entre el núcleo central y las regiones periféricas dentro de un sistema social. Por último, la diferenciación de sistemas funcionales se refiere a la especialización de diferentes áreas de actividad en la sociedad, como la economía, el derecho, la política y la educación. Estos distintos tipos de diferenciación contribuyen a la complejidad y dinámica de la sociedad moderna.

Dentro de la teoría de sistemas de Luhmann, se reconoce la existencia de un tipo adicional de diferenciación que se basa en el eje externo-interno: el código.

El código, según Luhmann, desempeña un papel esencial en la diferenciación de los elementos dentro de un sistema. Se trata del lenguaje fundamental que permite distinguir lo que pertenece al sistema de lo que no pertenece. Cada sistema funcional cuenta con su propio código específico. Por ejemplo, el sistema científico se basa en la distinción entre la verdad y la falsedad, el sistema económico en la distinción entre el pago y el impago, el sistema jurídico en la distinción entre lo legal y lo ilegal, y el Museo Reina Sofía en la distinción entre lo que es arte y lo que no lo es. Estos códigos establecen los criterios y las normas para la comunicación y la interacción dentro de cada sistema, permitiendo definir y delimitar lo que es relevante y significativo en su contexto respectivo. Así, el código se convierte en una herramienta clave para la diferenciación y el funcionamiento de los sistemas sociales.

Críticas a la teoría de Luhmann

Algunos autores y académicos que han realizado críticas y debates en torno a la teoría de Luhmann.

Anthony Giddens (6) ha planteado críticas a la falta de atención de Luhmann a la agencia individual y a la importancia de la interacción social en la configuración de los sistemas sociales.

Niklas Luhmann, a la sazón hijo de Niklas Luhmann, ha expresado críticas constructivas hacia la teoría de su padre, argumentando que puede ser excesivamente abstracta y que su enfoque en la comunicación deja de lado otros aspectos importantes de la sociedad.

Jürgen Habermas (7) ha cuestionado la falta de atención de Luhmann a la dimensión normativa y ética de la sociedad, y ha planteado críticas a su enfoque sistémico y al supuesto determinismo funcional.

Manuel Castells (8), conocido por su investigación sobre la sociedad de la información. Ha debatido con la teoría de Luhmann, argumentando que la teoría de sistemas sociales no es suficiente para comprender las dinámicas contemporáneas de la sociedad en red.

La teoría de Luhmann ha sido objeto de diversas críticas que apuntan a su complejidad excesiva, su falta de atención a los aspectos individuales, su determinismo funcional y su falta de conexión con otras disciplinas.

En cuanto a la complejidad excesiva, algunos críticos argumentan que la teoría de Luhmann es difícil de comprender y aplicar debido a su alto nivel de abstracción y la gran cantidad de conceptos especializados que utiliza.

Otra crítica se centra en la falta de atención a los aspectos individuales. Luhmann se enfoca principalmente en los niveles sistémico y estructural de la sociedad, lo que ha llevado a cuestionamientos sobre la capacidad de su teoría para explicar la agencia individual y la interacción entre los actores sociales.

El determinismo funcional es otra crítica planteada a la teoría de Luhmann. Algunos sostienen que su enfoque puede subestimar la influencia de los actores sociales y su capacidad para generar cambios en los sistemas sociales. Esto lleva a la percepción de que la teoría puede ser demasiado determinista en su visión de cómo funcionan los sistemas sociales.

Además, se ha señalado que la teoría de Luhmann tiende a aislarse de otras disciplinas y enfoques teóricos. Algunos críticos argumentan que una mayor conexión con otras disciplinas y perspectivas teóricas podría enriquecer y fortalecer su enfoque.

Es importante tener en cuenta que, si bien estas críticas se han planteado, la teoría de Luhmann también ha sido ampliamente elogiada por su enfoque innovador y su capacidad para abordar la complejidad de los sistemas sociales. Las críticas planteadas no invalidan necesariamente la teoría, pero destacan áreas donde se pueden plantear interrogantes y buscar un mayor desarrollo y clarificación.

Notas

  1. Niklas Luhmann (8 de diciembre de 1927 en Luneburgo, Baja Sajonia - †6 de noviembre, 1998 en Oerlinghausen, Renania del Norte-Westfalia) fue un sociólogo alemán, alumno de Talcott Parsons, reconocido a nivel académico por su formulación de la teoría general de los sistemas sociales. También es uno de los máximos exponentes del uso de la metodología Zettelkasten. Luhmann escribió prolíficamente, con más de tres docenas de libros publicados sobre una variedad de temas, incluyendo leyes, economía, política, arte, religión, ecología, medios de comunicación y amor.
  2. Talcott Parsons (13 de diciembre de 1902 – 8 de mayo de 1979) fue un sociólogo estadounidense. Cursó estudios en el Amherst College, el London School of Economics y la Universidad de Heidelberg (Alemania). Dio clases de sociología en la Universidad Harvard de 1927 hasta 1974 como director del Departamento de Sociología de dicha universidad (1944). Más tarde fue nombrado presidente del nuevo Departamento de Relaciones Sociales 1946 y posteriormente presidente de la American Sociological Association en 1949. Es uno de los mayores exponentes del funcionalismo estructural en Sociología. Dicha teoría social sostiene que las sociedades tienden hacia la autorregulación, así como a la interconexión de sus diversos elementos (valores, metas, funciones, etc.). La autosuficiencia de una sociedad está determinada por necesidades básicas, entre las que se incluían la preservación del orden social, el abastecimiento de bienes y servicios, la educación como socialización y la protección de la infancia.
  3. Jorge Francisco Isidoro Luis Borges (Buenos Aires, 24 de agosto de 1899-Ginebra, 14 de junio de 1986) fue un escritor, poeta, ensayista y traductor argentino, extensamente considerado una figura clave tanto para la literatura en habla hispana como para la literatura universal. Sus dos libros más conocidos, Ficciones y El Aleph, publicados en los años cuarenta, son recopilaciones de cuentos conectados por temas comunes como los sueños, los laberintos, las bibliotecas, los espejos, los autores ficticios y las mitologías europeas; sus argumentos exploran ideas filosóficas relacionadas, por ejemplo, con la memoria, la eternidad, la posmodernidad y la metaficción.​ La obra de Borges ha contribuido ampliamente a la literatura filosófica, al género fantástico y al posestructuralismo, e influyó profundamente en el realismo mágico de la literatura latinoamericana durante el siglo XX.
  4. Humberto Augusto Gastón Maturana Romesín (Santiago, 14 de septiembre de 1928-Ibídem, 6 de mayo de 2021) conocido simplemente como Humberto Maturana, fue un biólogo, filósofo2​ y escritor chileno, premio nacional de ciencias en 1994. Trabajó en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) entre 1958 y 1960.​ Más tarde, junto con su alumno y luego colaborador Francisco Varela, desarrolló su concepto original de la autopoiesis en su libro De máquinas y seres vivos (1972), concepto que da cuenta de la organización (interna) de los sistemas vivos como redes cerradas de autoproducción de los componentes que los constituyen. Además, sentó las bases de la «biología del conocer», disciplina que se hace cargo de explicar el operar de los seres vivos en cuanto sistemas cerrados y determinados por su estructura. Otro aspecto importante de sus reflexiones corresponde a la invitación que Maturana realizó al cambio de la pregunta por el «ser» (pregunta que supone la existencia de una realidad objetiva, independiente del observador) a la pregunta por el «hacer» (pregunta que toma como punto de partida la objetividad entre paréntesis, es decir, que los objetos son «traídos a la mano» mediante las operaciones de distinción que realiza el observador, entendido este como cualquier ser humano operando en el lenguaje).
  5. Francisco Javier Varela García (Santiago, 7 de septiembre de 1946 - París, 28 de mayo de 2001) fue un biólogo y filósofo chileno, investigador en el ámbito de las neurociencias, las ciencias cognitivas y la filosofía de la mente. Junto con su profesor Humberto Maturana, es conocido por introducir el concepto de autopoiesis en la biología, y por cofundar el Mind and Life Institute, institución encargada de promover el diálogo entre la ciencia y el budismo.
  6. Anthony Giddens (Londres, Inglaterra, 18 de enero de 1938) es un sociólogo inglés, reconocido por su teoría de la estructuración y su mirada holística de las sociedades modernas. También adquirió gran reconocimiento debido a su intento de renovación de la socialdemocracia a través de su teoría de la Tercera Vía. Es considerado como uno de los más prominentes contribuyentes modernos en el campo de la Sociología, es autor de al menos 34 libros publicados en no menos de 29 idiomas —publicando en promedio más de un libro por año—. También se lo ha descrito como el científico social inglés más conocido desde John Maynard Keynes
  7. Jürgen Habermas (Düsseldorf, 18 de junio de 1929) es un filósofo y sociólogo alemán conocido por sus trabajos en filosofía política, ética y teoría del derecho, así como en filosofía del lenguaje. Gracias a una actividad regular como profesor en universidades extranjeras, especialmente en Estados Unidos, así como por la traducción de sus trabajos más importantes a más de cuarenta idiomas, sus teorías son conocidas, estudiadas y discutidas en el mundo entero. Habermas es el miembro más eminente de la segunda generación de la Escuela de Frankfurt y uno de los exponentes de la Teoría crítica desarrollada en el Instituto de Investigación Social. «La obra de Habermas muy probablemente constituya el esfuerzo más original y coherente de elaborar una filosofía a la altura del espíritu postmetafísico que caracteriza nuestro tiempo». Entre sus aportes destacan la construcción de la teoría de la acción comunicativa, la ética del discurso y la teoría de la democracia deliberativa.
  8. Manuel Castells Oliván (Hellín, Albacete, 9 de febrero de 1942) es un sociólogo, economista y profesor universitario español, ministro de Universidades del Gobierno de España desde 2020. Es académico de la Real Academia de Ciencias Económicas y Financieras,1​ de la Academia Británica, de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales de Estados Unidos, de la Academia Mexicana de Ciencias y de la Academia Europea. Según el Social Sciences Citation Index 2000-2017, Manuel Castells es el sexto académico del ámbito de las ciencias sociales más citado del mundo y el erudito en comunicación más citado del mundo. Fue galardonado en 2012 con el Premio Holberg por haber «dado forma a nuestra comprensión de la dinámica política de las economías urbanas y globales en la sociedad red». En 2013 fue galardonado con el Premio Balzan de Sociología. Está especialmente asociado con la investigación en sociedad de la información, comunicación y globalización.

Bibliografía

Luhmann, N. (1991). Introducción a la teoría de sistemas. Universidad Iberoamericana.

Ritzer, G. (2003). Teoría Sociológica Moderna. Mac Graw-Hill

Burns, T. (2010) General Systems Theory, Encyclopedia of Sociology. Blackwell

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