Viñeta de "Las Joyas de la Castafiore" de Hergé |
Hay una viñeta muy graciosa y de una gran riqueza
narrativa, en el álbum de Tintín “Las joyas de la Castafiore ”. El
profesor Tornasol – el del bigote y la perilla - es sordo, y normalmente no se
entera de nada. En la viñeta Tintín le presenta a una cantante de ópera, una
diva italiana con un ego enorme, la Castafiore.
En su presentación ante la dama el profesor hace un elogio
sobre su pintura mientras la
Castafiore pone una cara de asombro inenarrable, pues espera
una loa sobre su interpretación más conocida: el “aria de las joyas” de Gounod. Tintín contempla la escena, en
segundo plano, con las cejas levantadas por la sorpresa.
Mi mujer tiene - qué se yo por qué, debió de
haber una epidemia de inspiración en su cole
- varios amigos de la infancia
que son artistas. Algunas veces nos ha tocado ir a estrenos de las exposiciones
en galerías y yo me encuentro en estas fiestas completamente fuera de lugar. A
veces te preguntan qué opinas de las pinturas y es un gran aprieto, porque hay
que decir algo ingenioso, algo que diga muchas cosas sin decir nada, así es el
mundillo del arte.
En una ocasión, y a partir de entonces lo he
usado muchas veces, me acordé de la presentación de Tornasol y me fijé en un
cuadro, vi que los trazos eran gruesos y los colores, una gama de marrones. Ni
que decir tiene que el cuadro era abstracto. Entonces aplique el sistema
Tornasol y dije: “lo marcado de la línea
se aúna a lo sobrio del color” y no quedé mal. La siguiente vez, el cuadro
había sido elaborado dando brochazos de colores vivos y mi comentario fue “la ausencia de línea se aúna a lo atrevido
del color”. No sé si en estos casos digo alguna tontería, probablemente,
pero al menos logro que mis interlocutores vuelvan a observar el cuadro con ojos críticos y después me
miren con interés.
Me gustan este tipo de recetas, de
heurísticos que me permiten salir del paso en situaciones que no domino. En
estos casos es muy importante hablar muy serio y aparentar saber lo que dices.
En un porcentaje muy alto de los casos sales airoso. En otros te miran de
arriba abajo, entonces, debes reconocer que te han pillado y refugiarte en la
bebida que nunca suele faltar en estos actos.
Receta para salir airoso de
una exposición
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Línea
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Se aúna /
se conjuga
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Color
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||
Definida
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Lo marcado de la
línea
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Vivos y con variedad
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Con lo atrevido
del color
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Difusa
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La ausencia de
línea
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Pocos o en escala de un color
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Con lo sobrio de
color
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intermedia
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La línea se
sugiere y
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|||
Según sea el cuadro elige una
primera frase y su frase subordinada, se puede completar con los adjetivos y
calificativos que se deseen para dar más profundidad al comentario
|
Fuente: el autor
Cuando era joven había una receta que usaba
muchas veces en situaciones en las que debía contestar a una pregunta difícil o
deseaba, simplemente, vacilar a alguien. La secuencia era la siguiente: primero
alguien hacía la pregunta y a continuación yo contestaba “depende”, “¿depende de qué?
– y ahí veía el cielo abierto – “depende
de si eres seguidor de la
Escuela de Viena o te basas en los presupuestos de la Escuela de Praga”. Mi
interlocutor se quedaba planchado. A mi me parecía que debía de haber una
Escuela de Viena o de Praga para todo[i].
¿No había en Viena hasta una escuela para caballos?, entonces cómo no iba a
haberla para trigonometría, escultura, fútbol o prótesis dentales.
Así que cuando empecé a estudiar sociología
busqué desesperadamente una Escuela de Viena pero no la encontré, la más
cercana estaba en Francfort del Meno. Mi gozo en un pozo, ¡qué bien habría
quedado yo en mis charlas!. Pero a
cambio, si que encontré escuelas de teoría sociológica para poder disertar
aunque no tuvieran asignada una ciudad mítica como Viena. Y es lo que voy a
hacer a continuación si Dios no lo remedia.
Así que si fijamos el foco en el
estudio de la sociedad de manera global y
analizamos la historia de la Teoría Sociológica
con ánimo sintetizador podemos establecer dos grandes escuelas: el
funcionalismo y todos sus derivados y la sociología del conflicto y todas sus
manifestaciones. Y no nos costaría mucho trabajo etiquetar a la mayoría de los
autores en una u otra escuela.
Según el enfoque funcionalista una sociedad puede
entenderse metafóricamente como un organismo vivo que se compone de distintos
órganos o estructuras cada uno de ellos con una función o funciones necesarias
para que el organismo social pueda vivir. La sociedad es un sistema complejo
cuyas partes “encajan” entre sí produciendo un equilibrio o estabilidad social.
Para la corriente principal del
funcionalismo nuestras vidas están orientadas según la dirección que marcan
ciertas estructuras sociales, entendiéndose por éstas pautas relativamente
estables de relaciones sociales, por ejemplo, las relaciones familiares, las
conductas ritualizadas, y otras, que implican comportamientos relativamente
estables y predecibles. Así para Talcott Parsons, el máximo representante de
este paradigma, la sociedad tiende al equilibrio y a la estabilidad. Pero
para que puedan permanecer en el tiempo, las sociedades deben cumplir una serie
de requisitos que denominó prerrequisitos funcionales como la adaptación al
entorno, la satisfacción de los objetivos o la cohesión social entre otros.
Para los críticos del
funcionalismo la idea de un orden natural en las sociedades no casa bien con
las grandes variaciones que vemos entre distintas sociedades y, dentro de la
misma sociedad, entre distintos momentos históricos. También se opina que se
pone tanto énfasis en la estabilidad y el equilibrio social que se corre el peligro
de olvidar la otra cara de la moneda: la desigualdad y el conflicto social.
Y es precisamente esta otra cara
de la moneda, la que protagoniza el estudio de la otra gran corriente de la
sociología, la sociología del conflicto.
En este paradigma se agrupan las teorías sociológicas que analizan a la
sociedad desde el punto de vista de la desigualdad, el conflicto y el cambio
social. Se resaltan las relaciones de dominación que enfrentan a las diferentes
categorías de personas y, en el ámbito internacional, a los conflictos entre
distintas sociedades que compiten entre sí. Se analizan también las estrategias
que emplean los dominadores para mantener su posición y de los dominados para
intentar mejorar su situación.
Al hablar de sociología del
conflicto es inevitable citar a Carlos Marx, cuyas ideas han ejercido una
notable influencia en los autores de esta corriente hasta nuestros días. Se
trata del Marx filósofo y sociólogo y no del revolucionario que tanta polémica
levanta, hasta el punto de que muchos sociólogos norteamericanos reconocen que
no han podido estudiar a Marx de una manera independiente; muchos de ellos se
consideran “marxianos”, para evitar usar el término “marxista”, equivalente a
“comunista” o “revolucionario”. Pero aparte de Marx hay muchos sociólogos
importantes en esta corriente como Althusser, Dahrendorf y los miembros de la Escuela de Fráncfort.
Los críticos de esta corriente
opinan que, al destacar tanto la desigualdad y el conflicto, dejan de lado
aquellos mecanismos – como los valores compartidos y la interdependencia – que
favorecen la paz y la cohesión social. Por otra parte, al poner en entredicho
una sociología libre de valores y proponer objetivos políticos, se les reprocha
que no se puede entonces decir que realizan una observación científica.
Si me preguntan a mi dónde me
encuadraría, yo diría que en ninguna de las dos corrientes. Para mí son las dos
útiles, si se trata de estudiar la estructura social en un momento histórico
concreto yo creo que sería más bien funcionalista, pero si se trata de estudiar
el cambio social, aplicaría los conceptos críticos de la sociología del
conflicto.
Aunque en los párrafos anteriores hemos descrito las dos principales corrientes de la Teoría Sociológica
no hemos acabado del todo. Ambas corrientes de pensamiento entienden la
sociedad desde una visión macroscópica, en términos de agregados, de
generalizaciones abstractas. ¿En que lugar queda el individuo?.
De esta manera, desde los años ’20
del pasado siglo, se ha venido desarrollando un nuevo paradigma, el de la
acción, esto es, el nivel de análisis ya no se centra en las grandes
estructuras sociales sino en las interacciones cotidianas de las personas que
van dotando de significado al mundo social que les rodea.
Dentro de esta visión microscópica
de la sociedad destaca un enfoque denominado, el Interaccionismo Simbólico, cuyo máximo exponente es el filósofo
norteamericano George Herbert Mead. Las reflexiones de Mead se centraron en
explicar cómo las personas van construyendo su propia identidad y definiéndose
a si mismas a través de sus experiencias sociales. Para este enfoque la
sociedad es el resultado de las interacciones cotidianas de las personas, que
van dotando de significado al mundo social que les rodea. Por supuesto no hay
garantías de que este proceso de interacción continua haga que las personas
terminen imputando los mismos significados al entorno en el que viven y, así,
aún reaccionado de la misma manera, un policía puede hacer sentirse seguro a un
individuo y nervioso a otro. De modo que la sociedad sería un mosaico de
definiciones subjetivas y reacciones variadas.
Otro enfoque importante que
centra su atención en el individuo y que ha causado un gran impacto en la
sociología de las últimas dos décadas son las teorías de la Elección Racional[ii]. Es un grupo teorías que se han tomado prestadas de la
ciencia económica, que las usa para estudiar fenómenos como la acción colectiva
o la conducta estratégica en instituciones y organizaciones.
Se parte de la proposición
consistente en que la unidad de análisis sobre la que debe descansar la
explicación sociológica es el individuo o más concretamente los cursos de
acción que emprenden los individuos en función de sus intereses y prioridades.
Con ello se sustituye la imagen sobresocializada del ser humano, según la cual,
éste actúa en conformidad con los valores y normas sociales de los que resultan
el consenso y el orden social, idea ésta
muy querida por los funcionalistas. En términos estrictos la acción racional de
los individuos es el resultado de una evaluación de los costes y beneficios que
entraña, de manera que, son capaces de priorizar las alternativas de que
disponen. Decisión en la que cuentan con la información necesaria para ello.
Pero esto en la vida real no es
cierto, existe siempre un grado mayor o menor de información disponible y
también es variable el número de alternativas posibles. De esta forma surgió la
escuela de la Racionalidad Limitada , según la cual, los individuos
disponen de una visión limitada del mundo en la que solo cabe un número reducido
de alternativas de acción, eligiendo entre ellas las que le parecen más
satisfactorias.
Todas estas teorías que ponen el
objeto de estudio en el individuo son un buen contrapeso a las sociologías de
visión macro como el funcionalismo o la sociología del conflicto. Sin negar las estructuras sociales, las
sociedades están constituidas por individuos, de esta forma proponen soluciones
a ciertos problemas de análisis que desde una visión completa de la sociedad no
se pueden alcanzar. Pero cuando la investigación social se centra en el
individuo es fácil perder de vista la influencia de las variables sociales o
estructurales en los fenómenos sociales. De manera que podemos echar mano de un
grupo de teorías o de otras según el tipo de fenómeno que se desea estudiar.
Así que, como puedes apreciar querido lector,
no nos faltan escuelas en sociología, la guinda, o quizás mejor, una recompensa
del destino ante la vida fatigada que llevo, hubiera sido que hubiera habido
una escuela de pensamiento sociológico en Viena. ¡Cuánto habría vacilado!. En
fin, manías que tiene uno.
Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo
Bibliografía:
La explicación sociológica: una
introducción a la sociología
José Félix Tezanos
2ª edición, 4ª reimpresión
UNED
Madrid 1998
Estratificación Social y
Desigualdad
Harold R. Kerbo
5ª Edición
Mc Graw-Hill
Madrid 2003
Sociología
John J. Mancionis y Ken Plummer
Prentice Hall
Madrid 2005
[i] Ha habido varias escuelas de Viena, a saber:
§ Primera Escuela de
Viena, un
grupo de compositores y su estilo musical de la segunda mitad del s. XVIII
entre el Barroco tardío y el Clasicismo vienés, a ella pertenecen Franz Joseph
Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart e incluso Ludwig van Beethoven.
§ Segunda Escuela de
Viena, un
grupo de compositores surgidos alrededor de la figura de Arnold Schönberg a principios del s. XX en Viena.
§ Escuela
de Viena del realismo fantástico, una corriente del Arte austríaco cercana al Surrealismo.
§ Escuela
de Viena de Historia del Arte, al desarrollo de las Bellas Artes desde mediados del s. XIX en la Universidad de Viena.
§ Círculo de Viena, un grupo de filósofos y científicos
teóricos que se reunían semanalmente desde 1922 coordinados por Moritz Schlick.
¡Ah! Y la
Escuela
de Equitación de Viena.
En cambio de Praga, que yo sepa, ha habido únicamente
una escuela de lingüistas. A mi lo que más me suena es “la defenestración de
Praga” relativo al hecho de que la nobleza de Bohemia lanzara por las ventanas
a los enviados del emperador, que cayeron –literalmente – sobre un montón de
mierda, con lo cual quedaron muy sucios pero sin daño físico. Ahí empezó la
guerra de los 30 años.
¿Pero hubo alguna vez una Escuela de Viena en Sociología? por Juan Carlos Barajas Martínez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en http://sociologiadivertida.blogspot.com.es/.
Esta licencia permite la copia respetando la autoría y el origen de la obra, no permite su uso comercial ni la creación obras derivadas a partir de la misma
Esta licencia permite la copia respetando la autoría y el origen de la obra, no permite su uso comercial ni la creación obras derivadas a partir de la misma
Muy bueno lo de comentar los cuadros en una exposición, ya tengo un método, muchas gracias, y gratis, jajaja. ¿has visto cuántas gilipolleces se ponen en los folletos de las exposiciones?
ResponderEliminarMuy interesante la parte de las escuelas sociológicas
Anselmo
Ya veo que también te has visto en alguna de estas y, hombre, en cuanto a los folletos pues es el rollo que tienen, no sé si calificarlo de gilipolleces, pero si que escriben mucho y dicen poco. Muchas gracias por leerme Anselmo
ResponderEliminar¡Qué manía tenemos los informáticos de crear algoritmos para todas las situaciones! jajaja.
ResponderEliminarAunque no tengo la "fortuna" de tener amigos artistas en mi círculo (todo hay que decirlo, muy reducido) de amigos, lo guardaré en mi memoria flash...
No soy buen futurólogo (soy mejor pesimistólogo), pero creo que en breve vamos a ver en práctica muchas de las teorías de la sociología del conflicto. Como mínimo esperemos que el conflicto no devenga bélico...
Espero de todo corazón que la cosa no se salga de madre, pero hay signos... en fin. Muchas gracias Carles, y lleva siempre el algoritmo de Tornasol en la cartera, nunca se sabe!!
ResponderEliminarUn abrazo muy fuerte!!
PD: en los tiempos que corren todos somos pesimistólogos (me apunto la palabra)
Gracias. Realmente sociología divertida. Sobre la clasificación de las escuelas sociológicas Guy Bajoit, sociólogo belga, tiene una muy buena (un tanto antigua, 1994) en un libro llamado Pour une Sociologie relationnelle. Creo que la editorialbes PUF. Para él son 4. La sociologia del TODOS (funcionalista) del ELLOS (marxista) del UNO (individualismo metodológico) del NOSOTROS (movimientos sociales)
ResponderEliminarMuy buena la clasificación Blas. No la conocía. Y muchas gracias por el comentario.
ResponderEliminarSin ser socióloga, ni estudiante en camino a ello, he disfrutado enormemente este artículo.
ResponderEliminarEscrito con sencillez y mucho humor, me ha dejado más claro que muchas obras pomposas al "funcionalismo" y a la "teoría del conflicto".
Gracias por ello (además del plus de la sonrisa).