El discreto encanto de la abstención en contraposición al inmenso poder del voto

En este artículo se pretende demostrar que la abstención redirigida hacia el voto a los partidos que todavía no han gobernado puede producir muchos cambios
Desgraciadamente los señores azul, rojo y verde tendrían razón 
Imagen obtenida del blog de Krankie

El pasado mes de septiembre, César Molinas publicó un magnífico artículo en El País titulado “Una teoría de la clase política española” que tuvo un gran predicamento en las redes sociales (1).

En este artículo César Molina afirmaba que la clase política española se comportaba como una élite extractiva, según la definición desarrollada por los economistas Acemoglu y Robinson (2). En este sentido, los políticos españoles, han establecido un sistema de captura de rentas que se sitúa por encima del interés general de la nación.

Son los principales responsables de las causas fundamentales del desastre económico que vivimos, de lo que Molinas denomina las cuatro burbujas: La burbuja inmobiliaria, del colapso de las Cajas de Ahorro, de la burbuja de las energías renovables y de la burbuja de las infraestructuras innecesarias.

Molinas añade que la clase política está instalada en este sistema recaudatorio y se han acomodado de manera tan sólida en todas las instituciones y poderes del Estado – incluyendo a la cúpula del poder Judicial – que se ha convertido en el principal inconveniente para resolver los acuciantes problemas que tiene nuestro país, pues no es capaz, como élite extractiva que es, de aceptar un diagnóstico razonable de la crisis y no pueden desarrollar otra estrategia distinta de esperar a ver si escampa. Y no va a escampar antes de dejar al país completamente arruinado y puede incluso que dividido territorialmente.

Finaliza Molinas el artículo proponiendo un cambio de sistema electoral, el sistema proporcional de listas cerradas actual - que él considera el culpable de que los partidos políticos españoles se hayan convertido en fábricas de políticos profesionales, sin formación académica ni moral, despegados de la realidad y del pueblo al que representan (3)  – por un sistema mayoritario corregido con doble votación (4).

Las tesis de Molinas me parecen acertadas en gran parte, echo de menos alguna cosa y corregiría alguna otra y sería capaz de firmarlo como mío, he puesto en las notas al final del artículo algún comentario al respecto. Lo verdaderamente importante, más allá de cómo y por qué hemos llegado a la situación actual, es que se está produciendo una ruptura, una enorme fractura que crece a pasos gigantescos, entre la sociedad y sus políticos.

El grito “no nos representan” cada vez está más presente en las gargantas de un pueblo machacado por la crisis y los políticos siguen con su pequeño mundo de sesiones parlamentarias, ruedas de prensa, ipads, coches con chófer y comilonas, sin enterarse de lo que pasa fuera. No se dan cuenta de que ese “no nos representan” esta diciendo a gritos que nuestra democracia no está funcionando correctamente. Y eso es tremendamente peligroso, no se arregla comprando más material antidisturbios.

Es necesaria una regeneración de la vida política, un vocablo éste, que por desgracia no es la primera vez que ha estado a lo largo de nuestra historia en la boca de los reformistas. No cabe esperar que dicha regeneración surja de los propias filas de los partidos, habría que echarles del Congreso de los diputados – por supuesto con los votos – no estoy hablando de golpes de Estado, o por lo menos disminuir su presencia de manera que los gobernantes – los de ahora mismo y los que hace poco que dejaron de serlo - se hicieran a sí mismos las preguntas correctas, de manera que despertaran de su letargo autocomplaciente. De manera que dejaran de ser una élite extractiva y limitaran su voracidad elitista.

Parece que los resultados que está obteniendo el PSOE en las elecciones autonómicas están haciendo que empiecen a surgir voces en sus maltratadas bases que piden una renovación real más allá de la mascarada del último congreso de Sevilla (5). Habría que profundizar en ese sentimiento y hacerlo extensivo al PP. ¿Pero cómo?, ¿cómo los echamos del Congreso si sigue habiendo mayorías absolutas en elecciones regionales?, y ellos no van a cambiar el sistema electoral, les va demasiado bien. Pues habrá que hacerlo con el actual, ¿pero cómo?. Yo creo que primero que nada combatiendo la abstención y reconduciendo ese voto recuperado a los partidos que todavía no han gobernado.

Los votantes de la derecha suelen ser más disciplinados, conocen el valor del voto. Quizás porque el votante de la derecha de alguna manera juega en casa, habita en el sistema socioecónomico que le gusta, desea conservarlo, no quiere grandes cambios, por tanto, espera el mantenimiento del sistema y una buena gestión, que – por cierto – no es poco. Pueden echar pestes de los partidos, pueden declararse como apolíticos, puede repetir continuamente que todos son iguales, pero el día de la votación cumplen puntualmente.

En cambio el votante de la izquierda se decepciona más, el espectro político en el que se mueve está más dividido, y tradicionalmente le han vendido muchas más motos, le han incumplido a lo largo de la historia más promesas pues tenía esperanzas de cambio, promesas que el que las prometió - una vez gobierna y se baña de realismo - incumple, por lo tanto, está más escamado (6).

En cualquier caso, para el elector decepcionado – vote a quien vote – la abstención tiene un indudable encanto. Quedarse en casa ese día es dar un portazo a la clase política y al sistema y quedarse a gusto. Se puede comprender. Pero también es, en mi humilde opinión, disparar y recibir el tiro por la culata. Por los misteriosos duendes que obran clandestinamente en el sistema electoral, la abstención se convierte en algo parecido a un voto para los partidos mayoritarios.

Para estudiar esta curiosa metamorfosis me he armado de una hoja de cálculo Excel y de un simulador de la Ley D’Hont y me he puesto a estudiar cómo influiría en unos resultados electorales una disminución de la abstención. Para facilitar el cálculo y visualizar mejor el efecto he recurrido a unas elecciones con circunscripción única, las de la Comunidad de Madrid. También, con la misma intención, he rebajado la barrera electoral del 5% - que es el que marca el Estatuto de Autonomía - al 3% – que es el porcentaje vigente para las elecciones al Congreso -, pues este listón favorece con descaro a los partidos mayoritarios y disminuye el efecto de lo que quiero mostrar.

Vamos a comparar los resultados de las elecciones de 2011, con un aumento del 5% y del 10% en la participación. Como primera hipótesis mantenemos los mismos resultados para el PP y para el PSOE, cosa que es mucho suponer por cierto pues algo de desgaste tendrán (7), y el aumento de los votos lo distribuimos entre los 5 partidos siguientes. Como segunda hipótesis, manteniendo las mismas condiciones, pero concentraremos ese voto extra entre IU y UPyD.

 Obtenemos el siguiente recuadro:

Para ver más grande pulse clic encima del gráfico. Fuente Juan Carlos Barajas  

En la primera columna tenemos los resultados reales de las elecciones celebradas en 2011, con una barrera electoral del 5%.

En la segunda columna tenemos los resultados aplicando una barrera electoral del 3%, en este caso no hay cambios pero pueden creerme los lectores cuando les digo que tiene mucha influencia que aquí no se ha producido por la gran diferencia de votos entre los ecologistas y UPyD.

La tercera columna son los resultados si se incrementara la participación – o se disminuyera la abstención - en un 5%. En este caso si encontramos diferencias apreciables, el PP perdería 3 diputados poniéndose en 69, aún no perdería la mayoría absoluta que en la Asamblea de Madrid es de 65 diputados, pero sufriría una importante rebaja en su resultado electoral. Recuérdese que nuestra hipótesis establece que no perderían votantes respecto de las elecciones de 2011, estamos manejando sólo el voto recuperado de la abstención. En estas condiciones el PSOE perdería 1 diputado e IU y UPyD ganarían cada uno 2.

La cuarta columna está subdividida en dos partes, en ambas la participación la hemos incrementado en un 10% pero en la primera se distribuye el voto recuperado por la abstención entre los cinco partidos siguientes al PSOE, es decir, IU, UPyD, ECO, CENB y PACMA. Para ser más justos habría que haber hecho otro tipo de distribución pero me complicaba enormemente los cálculos y lo que pretendo puede quedar demostrado de esta manera. Como se puede apreciar, aquí los resultados son más claros. El PP pierde su mayoría absoluta situándose en 61 diputados, pierde 11. El PSOE obtiene 30, pierde 6. IU se mantendría igual y UPyD obtendría uno más y se pondría a 11.  Entrarían en el parlamento, los tres partidos siguientes con 4 diputados cada uno.

En la segunda parte de la última columna contemplo la hipótesis de que el voto recuperado se distribuye entre los dos partidos más conocidos, IU y UPyD. En este caso se trataría de un auténtico voto útil, pues el PP perdería 14 diputados, el PSOE 7 e IU ganaría 10 y UPyD 11. Todo esto supondría un cambio radical en la Asamblea de Madrid y la creación de nuevas mayorías para formar gobierno y un necesario cambio de estilo en la forma de gobernar.

Bueno ahora vienen las reflexiones. En primer lugar esto no es una demostración matemática sino tres ejemplos ilustrativos basados en hipótesis más o menos razonables que muestran cómo, cambiando únicamente una variable, la abstención, los cambios electorales pueden ser importantes. Fijaos en que no hemos cambiado ni el sistema electoral, proporcional con listas cerradas, ni la fórmula d’Hont, ni siquiera los votos recibidos por los partidos mayoritarios. Y esa será la situación con la que nos vamos a encontrar en las próximas elecciones porque no veo a la élite política haciéndose el harakiri. Por eso mismo es importante que los descontentos vayan a votar, que no expresen su desafección al sistema con la abstención sino con el voto. Eso es precisamente lo que buscan las élites políticas aquí y en todas partes, que la gente se desentienda para que puedan hacer lo que les dé la gana. Votar a otros es lo que más daño les hace.

En segundo lugar, ¿estos resultados son extrapolables a las elecciones generales?. Bueno, sería muy parecido en el caso de las elecciones europeas, que son de circunscripción única también. En todo caso es extrapolable el método, menos abstención y más voto y voto dirigido a los partidos que no han gobernado. Pero en las generales hay 52 circunscripciones, hay que repetir el esquema 52 veces. Lo que he aplicado en mis hipótesis habría que aplicarlo en cada circunscripción.

También hay que hablar del voto en blanco. Por supuesto es una opción legítima del elector. El voto en blanco es otra forma de expresar a la clase política la desafección del elector a una forma de hacer política. Es ético en el sentido de que aceptas el sistema democrático y te molestas en ir al colegio electoral, pero es igualmente inútil. Es más, en cierto sentido es más perjudicial que la abstención. El voto en blanco cuenta a la hora de establecer la participación, pero también a la hora de calcular la barrera electoral. El número mínimo de votos para obtener diputado se obtiene calculando el 3% del número total de votos en la circunscripción y ahí los votos en blanco elevan el valor que se obtiene. Por otra parte, el voto en blanco no se cuenta a la hora de repartir los escaños, no hay escaños en blanco, se ocupan todos. Al elevar el número de votos mínimo para entrar en el parlamento perjudicas a los partidos pequeños y beneficias a los grandes que tienen más escaños a repartir entre ellos.

Por tanto lo que recomiendo para el voto en blanco es lo que recomiendo para la abstención votar: a un partido que no ha gobernado, o bien, votar a la agrupación CENB (9) que se compromete a no ocupar su escaño si salen elegidos, con lo que sería un voto en blanco efectivo.

¿Tengo esperanza en que ocurra algo parecido en la realidad?. La tendencia a la abstención es muy fuerte, la desafección a los políticos y a los partidos también, el pensamiento de que todos son iguales y que una vez elegidos, los que no han gobernado se dejen seducir por las mieles del poder, es una sospecha muy justificada. Además, la cultura política del español medio – a pesar de llevar ya más de 30 años de democracia – no es la deseable, no se sabe de sutilezas del sistema electoral y se piensa que no participar es la postura que más daño le hace al sistema de partidos. Así que no, no tengo muchas esperanzas en que mi propuesta prospere.

                                                                   Juan Carlos Barajas Martínez
                                                                                  Sociólogo

Notas:

(1)    Una teoría de la clase política española. César Malinas. El País 9 de septiembre de 2012

(2)    Élite extractiva: ¿Por qué las Naciones fallan: Los orígenes del poder, prosperidad y pobreza es un libro escrito por dos economistas americanos: Daron Acemoglu , profesor en el Instituto de Tecnología de Massachusetts y James Robinson (economista) , profesor en la Universidad de Harvard. En el libro tratan de responder a la pregunta más básica de la economía y la política mundiales: ¿por qué algunos países (por ejemplo, Noruega ) prosperan mientras que otras (por ejemplo, Malí ) no han funcionado nunca? El libro está dirigido al público general. Es una discusión detallada de por qué el éxito económico de un país está determinado por sus instituciones políticas. Incluso Estados que no tienen un solo centro de poder, pueden ser innovadores y próspero gracias a los que los intereses en conflicto se dilucidan en el marco del estado de derecho y los derechos de propiedad seguros. Las democracias inclusivas con fuertes sistemas judiciales independientes prosperan. Los autores afirman que la importancia de la política está muy por delante de la geografía, los recursos o la cultura, en cuanto a la prosperidad. Países como Gran Bretaña y los Estados Unidos se han hecho prósperos porque sus ciudadanos derrocaron a las élites que controlaban el poder y crearon una sociedad con derechos políticos más ampliamente distribuidos y el gobierno es responsable y sensible a los ciudadanos. Por el contrario, las naciones dominadas por una élite egoísta son extremadamente pobres,  estados totalitarios que se encuentran en un círculo vicioso de la plutocracia , la supresión de la innovación tecnológica y la libertad económica y personal.

(3)    Desde mi modestia echo de menos en el artículo algún comentario sobre la connivencia entre la clase financiera y la clase política, fenómeno que ha adquirido proporciones mundiales y en el que España no ha resultado una excepción. La clase política ha ofrecido favores a cambio de financiación y después, llegada la crisis, ha rescatado con dinero público a la banca y, ésta no ha aportado créditos a la sociedad, sino que ha estado enjugando sus pérdidas. Tampoco estoy de acuerdo con que el sistema electoral sea la única causa de la profesionalización de la política y del acceso a puestos importantes de gentes sin oficio ni beneficio cuyo único mérito es decir siempre que sí a la cúpula del partido o a un barón importante. Este fenómeno de hombres de partido está presente desde el comienzo de los partidos políticos y fue analizado por el sociólogo alemán Michels a principios del siglo XX.

(4)    Mantuve una tesis parecida en mi artículo ¿Por qué demonios Izquierda Unida no saca nunca los diputados que les corresponden?. Mi propuesta era un sistema electoral semejante al alemán, se trata de un sistema de voto doble sobre una única papeleta, en el primer voto se elige un diputado en un distrito electoral pequeño por el sistema mayoritario y, el segundo voto, es sobre lista cerrada de un partido o coalición por una fórmula electoral proporcional y tomando como distrito electoral el lander o estado federado. Cada tipo de voto permite elegir la mitad de los diputados del parlamento. Con este sistema doble cada tipo de voto corrige el sesgo electoral que produce el otro. Además por el mismo precio, en el mismo artículo, establecía la forma legal de modificar el sistema.

(5)    A este respecto si parece que empieza a haber movimiento en las bases de PSOE. Ojalá que se renueve pues es un partido muy importante en la historia de España y está viviendo una gran crisis de valores. Una propuesta muy interesante es la de Martu Garrote, el martublog, desde donde no deja títere con cabeza y apuesta a una renovación radical desde dentro, que tiene más mérito. También son muy interesantes – aunque de menos frescura - las propuestas de Odón Elorza realizadas desde su blog, el blog de Odón, con 16 medidas para la regeneración del sistema político en España.

(6)    Podemos hacer algo de historia con esto. Los primeros grupos obreros organizados en España se sintieron completamente traicionados por el Partido Progresista a mediados del siglo XIX, luego fueron los revolucionarios del ’68 quienes les olvidaron, posteriormente se refugiaron en los republicanos federalistas que también les decepcionaron,  por último fundaron sus propias organizaciones como el PSOE. En tiempos de la 2ª República, mientras los partidos de izquierda eran muy minoritarios en cuanto a militancia, las organizaciones sindicales de clase, la UGT y la CNT, rondaban el millón de militantes, lo que indica una cierta desconfianza hacia las organizaciones políticas de izquierda por su propio electorado. (Información sacada de "Historia Económica y Social Moderna y Contemporánea de España" del profesor Santos Juliá)

(7)    El domingo 12 de noviembre se ha publicado en El País un artículo que informa sobre la pérdida de intención de voto de los partidos mayoritarios, se adjunta el gráfico que ilustraba dicho artículo. Fijaos que el cálculo se realiza sobre un 60% de participación, así que incluso con ese desastre de pérdida de votos, obtendrían unos buenos resultados.

Fuente El País
(8)    ECO= Ecologistas
(9)    CENB= Ciudadanos en Blanco
(10)    PACMA= Partido Animalista (defensa de los derechos de los animales)




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El discreto encanto de la abstención en contraposición al inmenso poder del voto por Juan Carlos Barajas Martínez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.

7 comentarios:

  1. Es muy interesante el artículo, son cosas que sabemos pero que no nos damos cuenta de la importancia que tienen.

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  2. MUy interesante el artículo yo soy de los que vota siempre, fueron muchos los años que estuvimos sin votar para ahora despreciar el voto, además como dices en tu artículo es más inútil no votar.
    ¿Oye y en Cataluña que son las próximas cómo lo ves?
    Un abrazo Anselmo

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  3. HOla Anselmo muchas gracias por tu comentario. Respecto a las elecciones catalanas, yo soy de Madrid y me cuesta ponerme en el lugar de un elector de allí. Así que te diré poco, sólo que no haría "voto plebiscitario" seguiría mi método no votar a los partidos que han gobernado allí, en concreto ni a CiU ni a ninguno del tripartito, siempre a otros. Alguno habría que casara más con mi forma de pensar.
    Un abrazo

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  4. Pues yo llevo un montón de años votando en blanco, pero...
    A ver si lo que no has conseguido con argumentos sociopolíticos (que es lo suyo) lo vas a conseguir con las matemáticas, jeje.
    Claro que, por discutir, discuto si UPyD e IU no forman parte de las "élites políticas".

    Maquilón

    PD: sobre el comentario: si no se vota ni a CiU ni al tripartito, hay que votar al PP, mekagüen

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  5. jajaja Maquilón empezaré por la postdata, por el tenor del artículo se sabe que no recomiendo el voto para los partidos gobernantes con el fin de que haya una regeneración política. Al PP hay q regenerarlo en la oposición.
    POr lo demás, como tu muy bien dices, es cuestión de números.

    Un abrazo muy fuerte y gracias por tus comentarios

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  6. Hoy como siempre es válida la misma recomendación.Lo que me hace dudar es esa "fidelidad" de algunos votantes españoles que haga lo que haga, por ejemplo el PP, te dicen medio asustados: "Pero... ¿a quien voto, si no ?". Si no se abstuvieran quizás volverían a votarles. Creo que el bipartidismo polzarizado reabrió las heridas de la guerra civil cicatrizadas en la transicion. He vivido en varios otros países y no es comparable esa aversión "al otro".

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