Placa de la sonda Pioneer |
Lo básico sobre sexo y género
Cuando en los años setenta la
NASA empezó a enviar vehículos no tripulados, que después de su misión de
reconocimiento por el sistema solar saldrían a darse un garbeo eterno por el
espacio interestelar, los científicos implicados - con mi admirado Carl Sagan (1) a la cabeza -pensaron
que se podría enviar un mensaje a una hipotética civilización extraterrestre
que estuviera en condiciones y tuviera la oportunidad de encontrar las sondas.
Algo así como lanzar una botella al océano galáctico con un mensaje dentro.
A mí siempre me ha parecido que a
los extraterrestres – como a los difuntos - hay que dejarles en paz, por lo que
pudiera pasar. ¿Quién nos garantiza que no sean tan desagradables como amebas
gigantes, o como hojas de té y por equivocación hagamos un genocidio
involuntario en forma de infusión, o
simplemente, que no tengan muy buenas intenciones para con nosotros?. Si son
capaces de encontrar esas navecitas tan pequeñas en ese espacio infinito y son
capaces de entender nuestro mensaje es que están mucho más desarrollados y son
mucho más competentes que nosotros, así que más nos vale que si se da este
improbable encuentro, sean además buenas personas. ¡Dios nos libre de los
encuentros en la tercera fase!.
Cuando Sagan se planteó qué
información podría ser significativa para que un extraterrestre supercivilizado
– y esperemos que bueno - identificara nuestro planeta y nuestra especie, puso
mucha información binaria y el cuerpo desnudo de un hombre y de una mujer
saludando en son de paz. Eso, en la placa de la Pioneer (2) que tiene unos 23 centímetros, porque
en el disco de oro del Vogayer (3) que tenía más sitio
grabó más imágenes de nuestra biología y de nuestra forma de reproducirnos.
Yo mantengo que se puede hacer
sociología con casi cualquier producto social y esta placa de la Pioneer no es
una excepción. Es sociológicamente significativo el hecho de que la pareja
representada sea claramente occidental y que sea el hombre el que salude
mientras la mujer queda de acompañante un pelín relegada. Supongo que hoy en
día, más de cuarenta años después, al menos también pondrían a saludar a la
chica.
En cualquier caso, adónde quiero
llegar, es que la historia de la placa de la Pionner resalta la importancia que
para nuestra cultura tienen los conceptos de sexo y género. Hasta el punto que
los consideramos como la mejor enseña, como lo más representativo de nuestro
mundo y nuestra civilización a la hora de contactar con extraterrestres buenos que
no han oído hablar de nosotros.
En nuestras queridas ciencias
sociales, que andan también muy preocupadas por estos asuntos, por sexo se entiende la diferenciación biológica entre hombres
y mujeres. Mientras que el género
tiene que ver con los aspectos sociales
adscritos a las diferencias sexuales. El sexo es un concepto biológico y
bastante estable – que yo sepa sólo hay dos tipos - y, en cambio, el género es
un concepto cultural y variable en el tiempo y entre sociedades diferentes en
un mismo tiempo.
Así que, dado que el género es
cultural, social y temporalmente dependiente, la antropología social, la
psicología social y la sociología se ocupan especialmente de su estudio
mientras que el sexo parece un concepto más apropiado para la biología.
En esto del género, nuestra
cultura occidental ha sido
tradicionalmente bastante reduccionista y ha asociado un género – masculino y
femenino – a cada sexo – varón y mujer. Pero por esos mundos de Dios otras
sociedades han demostrado mucha más iniciativa y hay géneros de lo más original
y sorprendente.
La antropóloga Anne Bolin (4), por ejemplo, ha
elaborado un modelo muy interesante de variancia de género a escala global.
Basándose en aportaciones anteriores ha estudiado el registro antropológico de
todas las sociedades estudiadas y ha clasificado todas las identidades de
género en cinco categorías. Anne Bolin propone los géneros hermafroditas, las
tradiciones dos-espíritus, los roles de género cruzado, el matrimonio entre
mujeres o entre muchachos y los rituales de género cruzado (5). Así nuestros extraterrestres buenos, caso de
que existan y pudieran visitarnos, se sorprenderían de esta variedad a poco que
leyeran unos cuantos estudios etnográficos y se sentirían un tanto
decepcionados con la plaquita de la Pioneer.
El género está presente en todas
nuestras relaciones sociales y tiene una gran influencia en la visión que
tenemos de nosotros mismos y en la imagen que tienen los demás de nosotros, en
nuestra conducta en nuestro trabajo, en nuestro hogar o en la calle. Todo ello
conforma que tengamos una identidad de
género y unos roles de género asociados que nos sentimos obligados a
desempeñar.
Macionis (6) y Plummer (7) definen la identidad de género como el estado
psicológico en el que se encuentra una persona cuando dice “soy un hombre” o
“soy una mujer”. El rol de género se refiere al aprendizaje y seguimiento de
las pautas sociales aceptadas como asociadas al género al que perteneces y
varía enormemente entre las culturas o, dentro de la misma cultura, a lo largo
del tiempo.
Es importante resaltar, antes de
continuar profundizando, que no hay que confundir los conceptos de sexo y
género, que venimos describiendo desde el principio del artículo, con el
concepto de sexualidad. La
sexualidad sería un subconjunto de todo lo relacionado con el género. Lo
relacionado con el erotismo, el deseo y las relaciones sexuales no deja de ser
una parte del entramado general del género que incluye muchos otros apartados
de la vida diaria de la persona. Como indican Macionis y Plummer, un ejemplo
claro de confusión entre género y sexualidad es la falsa atribución de afeminamiento a los hombres homosexuales
cuando la mayor parte tienen clara su identidad de género como “soy un hombre”.
La socialización del género
Mediante la socialización
los individuos aprenden e interiorizan los valores y normas de la cultura en la
que les ha tocado vivir, proceso necesario para alcanzar las habilidades
necesarias para ser una persona socialmente competente. Y el género no es una
excepción, la persona debe aprender e interiorizar los valores y normas
relacionadas con el género al que está adscrito.
La socialización de género
comienza antes del nacimiento cuando los padres se preparan para el
acontecimiento, sobre todo, desde que los progresos médicos anticipan el sexo
del feto. En nuestra cultura, los padres se sumergen en un mundo rosa o azul al
preparar la canastilla o la habitación en función de los medios económicos con
que cuenten. En cualquier caso, se preparan para recibir a un niño o a una
niña.
Al hijo recién nacido lo
incorporan a ese mundo de color y trasladan mensajes de género, muchas veces
inconscientemente. La mayoría de los sociólogos están de acuerdo en que los
mensajes en el caso de la niña giran en torno a la pasividad y la emoción
mientras que a los niños se les envían señales que dan un mayor valor a la
independencia y la acción.
Existen diversas teorías sobre la
socialización de género, según Macionis y Plummer, se pueden agrupar en tres
grandes corrientes: las teorías sobre el aprendizaje social, las cognitivas y
las psicodinámicas.
Las teorías sobre el aprendizaje social afirman que las diferencias en
el comportamiento de género se aprenden del mismo modo que el resto de las
pautas sociales, mediante un sistema que premia o castiga determinados
comportamientos. El esquema mental que seguiría un chico sería “Me gusta que me
premien, me premian por comportarme como un chico luego quiero ser un chico”.
Es una teoría muy sencilla y con mucho predicamento.
Las teorías cognitivas señalan que las diferencias de género surgen por
un proceso de categorización en el que los niños y las niñas se autoclasifican
en la categoría masculina o femenina y ordenan sus experiencias de acuerdo con
esa decisión. El esquema mental que resumiría esta actitud sería “soy un chico,
pues tengo que hacer cosas de chico”.
Las teorías psicodinámicas parten de los análisis de Freud y sugieren
que las diferencias de género surgen durante la primera infancia como
consecuencia de la lucha emocional entre el niño y sus padres. Se trataría de
un proceso emocional e inconsciente.
Tanto Giddens (8) como Macionis y
Plummer destacan una de estas teorías basadas en estructuras emocionales
establecidas a muy temprana edad, la de Nancy
Chodorow (9).
Según esta autora hay que
retroceder hasta los intensos lazos afectivos que surgen entre el bebé y la
madre. Aquí hay que dejar claro que esto es cierto en nuestra cultura pero no
pasa en todas las sociedades. En esta fase no existen grandes diferencias entre
niños y niñas, pero poco a poco el niño se ve empujado a romper su
identificación con la madre y, por tanto, necesita afirmar su autonomía en el
mundo exterior mientras que las niñas permanecen en el entorno protector de la
madre lo que luego, en una fase posterior, se trasforma en la inclinación hacia
la maternidad.
Aunque esta teoría es muy influyente,
también tiene muchos críticos. Se le reprocha que presenta poca evidencia
empírica y que es un modelo de desarrollo demasiado rígido para la realidad
actual. Desde el feminismo no les hace ninguna gracia que sea culpa de las
madres reproducir el poder masculino en sus hijos.
El caso es que la identidad de
género evoluciona durante toda la vida. Cuando los niños llegan a la edad
escolar y entran en contacto con personas que no pertenecen a su familia,
aprenden nuevos conceptos normativos sobre el género. Sus lecturas, los
juguetes, los deportes, las normas en el vestir, el corte de pelo, los modelos que inculcan los profesores y los medios de comunicación proporcionan a los
niños las claves del conocimiento de lo que significa el género y les permite
clasificar desde edad muy temprana a qué género pertenecen y a cuál pertenecen
los demás.
Respecto de los textos
infantiles, Giddens cita la investigación que
Lenore Weitzman (10)
realizó en los años setenta sobre roles
de género en los libros más utilizados por niños de preescolar, y se dio cuenta
de que existían claras diferencias en los roles de género, por ejemplo, los
dedicados a los varones tenían aventuras y participaban en actividades al aire
libre que exigían independencia y fortaleza. Cuando aparecían mujeres se las
representaba como seres pasivos que solían limitarse a actividades caseras. En
los últimos años, la mayor conciencia entre autores, editores y profesores
sobre los efectos dañinos de los estereotipos de género, ha conducido a algunos
cambios en este sentido, los libros infantiles de hoy hacen un retrato más
equilibrado de los personajes masculinos y femeninos.
Respecto a los medios de
comunicación, aunque existen honrosas excepciones, los análisis de los
programas de televisión dirigidos a la infancia corresponden con las
conclusiones a las que se ha llegado con la literatura infantil. Los estudios
de los dibujos animados demuestran que prácticamente todos los protagonistas
son masculinos y éstos dominan los papeles más activos.
En la educación secundaria el
contenido curricular de los estudios sigue fomentado los modelos de género y en
la universidad los modelos continúan, de forma que hombres y mujeres estudian
carreras distintas. Los primeros se especializan en mayor medida en carreras
científico-técnicas y las mujeres se concentran en humanidades, bellas artes,
ciencias sociales y médicas.
En el trabajo también se produce
la diferenciación de género. Andrew Tolson (11) enfatiza el papel del trabajo en la formación
de la identidad masculina y señala al puesto laboral como uno de los tres
medios principales en los que la conciencia de género se forma y estructura.
Los otros son para este autor la escuela y los amigos. Para Tolson el trabajo
refuerza las experiencias tempranas de la infancia, a saber, la búsqueda del
poder, la autonomía y la consecuente ansiedad que genera la sensación de
fracaso y rechazo.
Siguiendo con los adultos,
históricamente, la televisión ha hecho de la población masculina el centro de
atención, sólo en los últimos años hemos visto cómo las mujeres alcanzaban
papeles protagonistas y, a veces, repitiendo esquemas masculinos negativos de
agresividad e individualismo. A menudo, la principal virtud de esos personajes
femeninos consiste en su atractivo sexual. Y no digamos ya en el mundo de la
publicidad, que trata de llegar al público general repitiendo pautas culturales
muy arraigadas. Los cambios en este ámbito son especialmente lentos, es por
ello frecuente que estos medios presenten a ambos sexos con estereotipos.
Según Naomi Wolf (12), la televisión, la
publicidad e internet tienden a perpetuar lo que esta autora llama el mito de la belleza. Este mito consiste
en utilizar a la apariencia física como patrón del logro, de la satisfacción y
de la importancia social de la mujer. Para más inri este mito fija unos
altísimos requisitos de belleza inalcanzables para la mayoría de las mujeres
que conduce a un callejón sin salida y, consecuentemente en muchos casos, a
problemas psicológicos.
Wolf dice que las mujeres
influidas por el mito de la belleza tratan de complacer a los hombres y eluden
poner en cuestión al poder masculino y, los hombres, a través de este mito
tratan de conquistar a las mujeres bellas como símbolo de estatus social. Y
lejos de igualarse ambos géneros por el lado sensato a mí me parece que en los
últimos años se están contagiando los hombres en la búsqueda del cumplimiento
para con los ideales de belleza estándar.
Como dice Giddens citando a
Bourdieu (13), es
evidente que la socialización en el genero es muy profunda y que cuestionarla
puede resultar perturbador. Una vez que se asigna el género a una persona, la
sociedad espera que se comporte como mujer o como hombre, con todas las
consecuencias, ventajas e inconvenientes; es decir, no sólo existe el género
sino que todos, como indican algunos sociólogos, “practicamos el género” en
todas nuestras interacciones cotidianas.
Final… por ahora
Como me suele pasar, he
sobrepasado con creces la longitud que un artículo ameno debe tener y, sin
embargo, me quedan algunas cosas importantes en el tintero. Por lo tanto me veo
en la obligación de establecer con vosotros una nueva cita, una continuación
que trate de dos asuntos importantes con relación al género, todo lo referente
a la estratificación de género y,
como hemos hecho en otros artículos de Sociología Divertida, cuáles son las teorías de las diferentes escuelas
sociológicas acerca del género. Así que pongo el punto y aparte con un
simple… continuará.
Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo
Notas:
1. Carl Edward Sagan (Nueva
York, Estados Unidos, 9 de noviembre de 1934-Seattle, Estados Unidos, 20 de
diciembre de 1996) fue un astrónomo, astrofísico, cosmólogo, escritor y
divulgador científico estadounidense. Fue un defensor del pensamiento escéptico
científico y del método científico, pionero de la exobiología, promotor de la
búsqueda de inteligencia extraterrestre a través del Proyecto SETI. Impulsó el
envío de mensajes a bordo de sondas espaciales, destinados a informar a
posibles civilizaciones extraterrestres acerca de la cultura humana. Mediante
sus observaciones a la atmósfera de Venus, fue de los primeros científicos en
estudiar el efecto invernadero a escala planetaria. En la Universidad Cornell,
Carl Sagan fue el primer científico en ocupar la Cátedra David Duncan de
Astronomía y Ciencias del Espacio, creada en 1976, y fue director del
Laboratorio de Estudios Planetarios. Carl Sagan ganó gran popularidad gracias a
la galardonada serie documental de TV Cosmos: Un viaje personal, producida en
1980, de la que fue narrador y coautor. También publicó numerosos artículos
científicos,1 y fue autor, coautor o editor de más de una veintena de libros de
divulgación científica, siendo los más populares sus libros: Cosmos, publicado
como complemento de la serie, y Contacto, en la que se basa la película
homónima de 1997. En 1978, ganó el Premio Pulitzer de Literatura General de No
Ficción por su libro Los Dragones del Edén. A lo largo de su vida, Sagan recibió
numerosos premios y condecoraciones por su labor como comunicador de la ciencia
y la cultura. Hoy es considerado uno de los divulgadores de la ciencia más
carismáticos e influyentes, gracias a su capacidad de transmitir las ideas
científicas y los aspectos culturales al público no especializado con sencillez
no exenta de rigor.
2. Las sondas espaciales Pioneer 10 y Pioneer 11
fueron dos de las primeras sondas del programa de exploración espacial de la
NASA. La sonda Pioneer 10 fue lanzada desde Cabo Cañaveral el 2 de marzo de
1972 y la Pioneer 11 el 5 de abril de 1973 desde el mismo sitio. La misión de
las Pioneer fue explorar los planetas gigantes (Júpiter y Saturno) del sistema
solar y también se les han instalado placas inscritas con
un mensaje simbólico que informaría a una posible civilización
extraterrestre que llegara a interceptar las sondas sobre el ser humano y su
lugar de procedencia, la Tierra: una especie de "mensaje en una botella"
interestelar. Las placas fueron diseñadas y popularizadas por el astrónomo y
divulgador científico estadounidense Carl Sagan y Frank Drake, y dibujadas por
Linda Salzman Sagan. De hecho, fue el propio Sagan quien persuadió a la NASA y
los convenció para que la Pioneer llevara la placa.
3. El Disco de oro de las Voyager (en inglés
"The Sounds of Earth", en español Sonidos de la Tierra), es un disco
de gramófono, que acompaña a las sondas espaciales Voyager, lanzadas en 1977 y
que tardarán 40 000 años en alcanzar las proximidades de la estrella más
cercana a nuestro sistema solar. Como las sondas son muy pequeñas comparadas
con la inmensidad del espacio interestelar, la probabilidad de que una
civilización que viaja por el espacio se encontrase con ellas es muy pequeña,
sobre todo porque las sondas con el tiempo dejarán de emitir cualquier tipo de
radiación electromagnética. Si alguna vez se encontrase una especie
extraterrestre, lo más probable es que sea en el momento en que pase por la
estrella más cercana en la trayectoria de la Voyager 1, la que alcanzará dentro
de 40 000 años. Carl Sagan dijo que "la nave espacial, y el registro, solo
serán encontradas si existen otras civilizaciones capaces de viajar en el
espacio interestelar. Pero el lanzamiento de esta botella dentro del océano
cósmico dice algo muy esperanzador sobre la vida en este planeta". Así, el
registro es más visto como una cápsula del tiempo o como algo simbólico en
lugar de un serio intento de comunicarse con la vida extraterrestre.
4. Anne Bolin
es una antropóloga y socióloga norteamericana. Fue profesora de antropología y
jefa del departamento de antropología y sociología de la Elon University, Elon,
Carolina del Norte, USA. Actualmente es profesora emérita
5.
Los distintas agrupaciones de géneros de Anne
Bolin son:
a.
Generos
hermafroditas. Hermafroditas son personas que tiene una condición de
ambigüedad en sus órganos reproductivos. En algunas culturas (navajos, pokot de
Kenya) tienen un estatus propio distinto de los géneros masculino y femenino.
b.
Tradiciones
dos espíritus. Son personas que tienen una posición reconocida
culturalmente de género transformado que incluye vestir parcialmente como el
otro género y adoptan conductas asociados con el otro género, o bien, adoptan
conductas combinadas de hombre y mujer. Ejemplos son el berdache amerindio o el
mahu polinésico.
c.
Roles de
género cruzado. Son roles de género reconocidos culturalmente en los que el
individuo se comporta como de otro género sin renunciar al suyo. Ejemplos los
corazones de hombre entre los piegan o las mujeres tiburón entre los mako de
las Marquesas.
d.
Matrimonios
entre mujeres o entre muchachos. Entran aquí muy diversos tipos de
matrimonios en los que uno de los cónyuges adquiere el rol del otro género
manteniéndose la “ficción” de un matrimonio cuyos miembros son de géneros
distintos. A veces es una fase temporal. Es muy común en algunas sociedades
africanas, como por ejemplo, las mujeres-marido entre los nuer o el matrimonio
entre guerreros jóvenes y muchachos entre los azande.
e.
Rituales
de género cruzado. Son rituales en los que un género adopta temporalmente
los concomitantes de rol del otro género allí donde hay dos. En general con
fines ceremoniales. El ejemplo que cita Bolin son los análisis de los rituales
de los Iatmul en Papua Nueva Guinea.
6.
John
Macionis es profesor de sociología en el Kenyon College en Ohio, EEUU.
7.
Ken
Plummer es profesor de sociología en la Universidad de Essex, Reino Unido
8. Anthony Giddens
(Londres, Inglaterra, 18 de enero de 1938) es un sociólogo inglés, reconocido
por su teoría de la estructuración y su mirada holística de las sociedades
modernas. También adquirió gran reconocimiento debido a su intento de
renovación de la socialdemocracia a través de su teoría de la Tercera Vía. Es
considerado como uno de los más prominentes contribuyentes modernos en el campo
de la Sociología, es autor de al menos 34 libros publicados en no menos de 29
idiomas —publicando en promedio más de un libro por año—. También se lo ha
descrito como el científico social inglés más conocido desde John Maynard
Keynes
9. Nancy Julia Chodorow
(20 de enero de 1944 (72 años)) es una feminista, socióloga, y psicoanalista
estadounidense. Ha sido profesora en los departamentos de sociología y
psicología clínica de la Universidad de California en Berkeley. Se retiró de la
universidad en 2005.Ejerce la clínica psicoanalítica en Cambridge,
Massachusetts.
10. Lenore Weitzman
es una socióloga norteamericana. Profesora de sociología en las prestigiosas
universidades de California, Harvard y Stanford. Actualmente es profesora de
sociología y derecho en la Universidad George Manson en Fairfax, Virginia.
11.
Andrew
Tolson es profesor de medios de comunicación de la Universidad de Leicester
en el Reino Unido
12. Naomi Wolf (nacida el 12 de
noviembre de 1962) es una escritora estadounidense y consultora política. Con
la publicación de su obra The Beauty Myth se convirtió en una de las
principales representantes de la que sería conocida como la tercera ola del
feminismo.
13. Pierre-Félix Bourdieu (Denguin, 1 de agosto de 1930 - París, 23 de enero de 2002) fue uno de los más destacados representantes de la sociología contemporánea. Introdujo baterías de conceptos e investigó de forma sistemática lo que suele parecer trivial como parte de lo cotidiano. Algunos conceptos clave de su teoría son los de "habitus", "campo social", "capital simbólico" o "instituciones". Su pensamiento, "constructivismo estructuralista", ha sido muy influyente en la sociología actual. El constructivismo tienden a descifrar las realidades sociales como construcciones históricas cotidianas de actores colectivos.
13. Pierre-Félix Bourdieu (Denguin, 1 de agosto de 1930 - París, 23 de enero de 2002) fue uno de los más destacados representantes de la sociología contemporánea. Introdujo baterías de conceptos e investigó de forma sistemática lo que suele parecer trivial como parte de lo cotidiano. Algunos conceptos clave de su teoría son los de "habitus", "campo social", "capital simbólico" o "instituciones". Su pensamiento, "constructivismo estructuralista", ha sido muy influyente en la sociología actual. El constructivismo tienden a descifrar las realidades sociales como construcciones históricas cotidianas de actores colectivos.
Bibliografía:
Sociología
Anthony Giddens
3ª Edición
Alianza Editorial
Madrid 2000
Sociología
John J. Macionis y Ken Plummer
Paerson-Prentice Hall
Madrid 2005
Antropología. Una exploración de la diversidad humana.
6ª Edición
Conrad Phillip Kottak
McGraw-Hill
Madrid 1999
Vacas, credos, guerras y brujas
Marvin Harris
El libro de bolsillo
Antropología
Alianza Editorial
24ª reimpresión
Madrid 2003
La transversalidad de género
Contexto cultural y prácticas de género
Anne Bolin
en
Antropología de la sexualidad y diversidad cultural
José Antonio Nieto (Editor)
Talasa Ediciones
Madrid 2003
Juan Carlos Barajas Martínez
Sociología Divertida 2015
Todo lo que quería saber del sexo y el género by Juan Carlos Barajas Martínez is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 4.0 Internacional License.
Creado a partir de la obra en http://sociologiadivertida.blogspot.com.es/.
To be continued...
ResponderEliminarMe ha gustado, espero la siguiente entrega.
Un abrazo
Juan cho
Como artículo científico (bueno, más bien profesional, no confundamos con las ciencias-ciencias*), es una indiscutible manera de demostrar cómo la sociedad condiciona la autoidentidad de las personas, también en cuestiones de género, y también puede ser aplicable a la inclinación sexual (de la que tú no hablas, que ya sería demasiado largo).
ResponderEliminar¿Y dónde metes ahí el tema de la transexualidad? Porque está demostrado científicamente (esta vez sí es ciencia-ciencia) que el sexo de una persona no viene definido solo por los órganos reproductores, sino que hay todo un elenco de características (musculatura, tono de voz, forma de moverse, tendencia a ciertos sentimientos, etc) que son propias de uno de los sexos, que vienen definidos por el aparato endocrino, entre otros. En el caso de la transexualidad, estas personas tienen características cruzadas. Entonces lo que te pregunto es: ¿Alguien (experto, se entiende) se ha planteado que el primer condicionamiento social en relación al sexo de una persona es tener que elegir entre hombre y mujer?
Jo… vaya comedera de tarro, eh?
Un abrazo
Javi
*Por chinchar, ya sabes.
Querido Javier, tendrías que ver el programa fuerte de la sociología, que es el análisis sociológico de la ciencia y que ha levantado mucha polvareda y mucha controversia, lo digo por lo de ciencias-ciencias. Algún día tendremos que hablar de ello pero todavía no me he atrevido.
ResponderEliminarRespecto de la transexualidad. En efecto no he hablado de ello, es el problema de siempre, dónde pongo el límite del artículo. De todas formas, en nuestra cultura no se trata de un tercer género, como el berdache que es reconocido como tal, sino de una persona que siendo biológicamente de un sexo quiere pertenecer al otro género y se comportan como tales, hasta el punto de que muchos de ellos aspiran a operarse y tratarse médicamente para serlo también físicamente.
Muchas gracias Javi por tu apoyo de siempre