El neoliberalismo

 













Sólo una crisis, real o percibida, da lugar a un cambio verdadero. Cuando esa crisis tiene lugar, las acciones que se lleven a cabo dependen de las ideas que existan en ese momento. En mi opinión, ésa debe ser nuestra función básica: desarrollar alternativas a las políticas existentes, para mantenerlas vivas y disponibles hasta que lo políticamente imposible se vuelva políticamente inevitable

Milton Friedman

Resumen

Este artículo, que tiene una intención divulgativa, es una reflexión crítica de lo que es y representa en nuestras vidas el sistema político y económico imperante en nuestras sociedades, conocido como neoliberallismo.

Sumary

This article, which has an informative intention, is a critical reflection of what the prevailing political and economic system in our societies, known as neo-liberalism, is and represents in our lives.

Índice

 

 

Antecedentes: liberalismo clásico

 

El neoliberalismo se ha convertido en la ideología de referencia en el mundo actual, es ubicuo, omnipotente y marca el ritmo de la vida cotidiana de las personas de todo el mundo salvo en territorios remotos o aislados. Forma una parte tan importante de nuestra forma de vivir que está impreso con letras de fuego en nuestro sentido común de manera que no encontramos alternativas sensatas. Establece lo que es realista, necesario y prudente. Lo más curioso es que está tan arraigado en nuestra visión del mundo que no nos damos cuenta de que está ahí, forma parte del decorado como el Sol en las alturas o el frío en invierno. Ni siquiera la crisis de 2008 nos abrió los ojos y los cambios en el capitalismo prometidos por los grandes prebostes mundiales, en el peor de los momentos de la economía global, quedaron en nada. Es el pensamiento único… por ahora.

Pero, antes de empezar a definir qué es el neoliberalismo, si queremos hacer las cosas como Dios manda, habría que quitarle el prefijo y hablar del liberalismo a secas. Pues el neo nació como una puesta al día - un aggiornamento que diría un esnob - del liberalismo clásico.

El liberalismo, en todas sus manifestaciones, es la ideología principal de la era contemporánea. A su formulación teórica han contribuido pensadores tan diversos como John Stuart Mill (1), Bejamin Constant (2), Jeremy Bentham (3), Alexis de Tocqueville (4).Pero pueden encontrarse trazas de esta ideología en pensadores anteriores como Hobbes (5), Locke (6), Kant (7) y la ilustración francesa.

El liberalismo se moldeó decisivamente por la acción de las revoluciones americana y francesa. Estos acontecimientos políticos marcaron el comienzo de la era moderna y de la preponderancia de las ideologías. La nueva teoría política y económica implicaba una ruptura decisiva con el antiguo régimen absolutista. Este nuevo orden afirmaba como principios de gobierno: la vida, libertad y la búsqueda de la felicidad en la versión americana, y la libertad, la igualdad y fraternidad en el caso francés.

Curiosamente, si de estos países viene la praxis del liberalismo, el nombre le viene de España. Liberales eran los opositores al absolutismo fernandino en la primera mitad del siglo XIX, el término tuvo éxito y del castellano pasó al inglés y al francés.

En su núcleo, hay una concepción particular de la sociedad y la naturaleza humana basada en el principio de primacía moral del individuo portador de unos derechos inalienables; la igualdad política entre las personas sin importar la clase, el respeto de la esfera privada del individuo - lo que incluye el concepto de propiedad - frente a la intromisión del gobierno; la posibilidad de mejorar las condiciones sociales y de reformar las instituciones políticas. El buen gobierno es precisamente aquel que protege la libertad y los derechos de sus ciudadanos.

Hay que distinguir entre liberalismo político y económico. Como doctrina política, el liberalismo subraya el marco de las instituciones y leyes a través del cual la libertad de los ciudadanos debe ser protegida de un gobierno arbitrario. El objetivo es establecer un gobierno de leyes, el Estado de derecho, con una constitución bien diseñada que asegure un equilibrio de poder entre los diferentes brazos del Estado: el ejecutivo, el legislativo y el judicial, instaurando por primera vez una administración pública digna de tal nombre.

Aunque ya antes hubo pensadores que cuestionaron el poder de los príncipes o reyes si no tenían en cuenta la voluntad del pueblo, entre ellos, algunos escolásticos tardíos españoles, como el Padre Mariana y Francisco de Victoria, los liberales proclamaron que la soberanía no venía directamente de Dios que ungía con aceite sagrado a una cabeza coronada, sino que el gobierno debería basarse en la voluntad popular.

Sin embargo, en un principio, el liberalismo político no era democrático, votaba solo una parte de ese pueblo soberano, lo de un hombre un voto vino después, muy a finales del siglo XIX y el voto de la mujer no llegó hasta bien entrado el siglo XX. No obstante, el liberalismo fue un paso necesario para alcanzar los regímenes democráticos actuales, por eso se les denomina democracias liberales.

Como doctrina económica, el liberalismo fue una reacción al mercantilismo (8) del antiguo régimen. Sigue una línea distintiva de economía política, comprometida con el libre comercio, el capital y el laissez-faire (9).

Estas ideas fueron importantes para romper los obstáculos a la expansión de los mercados y a la acumulación de capital. Se promocionaron los flujos de capital, bienes y personas de todo el mundo, basándose en el argumento de que, si el gobierno se retira y permite dar rienda suelta a las energías naturales de la gente, los países se harán más fuertes y más ricos.

Para los liberales los gobiernos son males necesarios, pero no dejan de ser males, por lo que tienen que ser limitados en sus poderes tanto como sea posible. Han aceptado siempre que algunos poderes deben ser ejercidos por el Estado, como proveedor de defensa y diplomacia ante el enemigo externo, orden interno, y el Estado de derecho como base para que los mercados dispongan de seguridad jurídica.

En la práctica ha supuesto una distribución de la riqueza desigual, las economías industriales inspiradas en el liberalismo económico han generado muchos beneficios pero no han sido capaces de distribuirlo de una manera mínimamente equitativa. Esta desigualdad congénita provocó la protesta de los menos favorecidos y la organización del movimiento obrero que sería el otro movimiento ideológico preponderante en el pensamiento moderno y que ha sido en parte desmontado por la habilidad demostrada por el neoliberalismo de crear una hegemonía cultural.

Personalmente me siento heredero del liberalismo político, pero no del económico y echo mucho de menos la época en la que el Estado tenía más capacidad reguladora y supervisora al servicio del interés general.

 

Definición de neoliberalismo


Sorprendentemente, a los neoliberales no les gusta ser etiquetados como tales, no les gusta el término, prefieren llamarse a sí mismos como libertarios, social liberales, social liberales de mercado o, simplemente, liberales. Esto no pasaba al principio del movimiento, ha ido pasando con el tiempo conforme iba entrando en todos los rincones de nuestra sociedad.

Definir el neoliberalismo es más difícil de lo que parece porque, como dicen Srnicek(10)  y Williams(11), si lo definimos como que es la veneración de los mercados no explicamos por qué hay neoliberales que no son partidarios del libre comercio. Si lo definimos como que es la introducción de la competencia donde sea posible se contradice con la práctica de socializar las pérdidas y privatizar los beneficios. Si lo definimos como un proyecto político de una clase social particular no explica el rechazo inicial de la clase capitalista a sus fundamentos.  Y si decimos que el neoliberalismo son esas tres características al mismo tiempo sería cierto, pero no completo.

En conclusión, no es una doctrina uniforme. De hecho, hasta 1989 no se dispuso de un paquete estándar que agrupara las políticas neoliberales que se denominó Consenso de Washington, que serían de aplicación por el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial en países en desarrollo en crisis, es más, ni siquiera este consenso ha estado libre de polémica (12).

El neoliberalismo revivió muchos – aunque no todos – los principios básicos del liberalismo clásico expresándolos de forma novedosa. El resultado ha sido una nueva forma distintiva de liberalismo cuyas recetas típicas son la desregulación y liberalización de la actividad económica, la privatización de los activos del Estado, el recorte en el gasto público con especial interés en la reducción de los gastos del Estado del bienestar y la reducción de los impuestos en la convicción de que esto aumentará la inversión por parte del capital. Todas estas medidas se toman como dogmas indiscutibles y todo aquel que no piense de esta manera es considerado un radical o un comunista.

El neoliberalismo, como doctrina política, tiene dos características que sobresalen, por un lado, el nuevo papel que se atribuye al Estado y, por otro, la aceptación a regañadientes de la democracia.

Aunque el neoliberalismo mantiene el axioma de que el gobierno debe intervenir lo menos posible, el papel que atribuye al Estado cambia con respecto al liberalismo clásico.

Los mercados no son naturales, no crecen en los árboles, deben construirse de un modo consciente y desde cero. La función del Estado es crear y mantener los mercados mediante constructos materiales, técnicos y legales, como puede ser un sistema legal que refuerce los derechos de propiedad o promueva la desregulación normativa. El Estado neoliberal no debe ser pasivo sino activo y enérgico. Debe reducir al mínimo sus efectos nocivos sobre la economía y, al mismo tiempo, eliminar todos los obstáculos para su funcionamiento libre.

Por poner un ejemplo que conocemos todos, las intervenciones en los bancos inyectando fabulosas cantidades de dinero que podían haber ido a los gastos clásicos de un Estado moderno, no son un síntoma de debilidad o mal funcionamiento del Estado neoliberal, es una demostración de que el Estado neoliberal funciona precisamente como quieren los neoliberales.

Por otra parte, para los neoliberales la democracia es, en el mejor de los casos, un mecanismo imperfecto para el gobierno y no representa un valor más alto que la libertad individual. La democracia se define como la forma de gobierno menos mala, pero desconfían de ella, ya que la doctrina de la soberanía popular en la era moderna ha legitimado la expansión del Estado y los atentados al desenvolvimiento libre del mercado bajo los gobiernos de izquierda, e incluso, de la derecha. Las libertades civiles y políticas son importantes, pero menos importante que el libre mercado.

Hay neoliberales distinguidos que prefieren los regímenes autoritarios que respetan la libertad económica básica a los regímenes democráticos que no lo hacen. En este punto se justifica el soporte que Hayek (13) y Friedman (14) proporcionaron al régimen de Pinochet en Chile.

También hay neoliberales que han propuesto reformas a la democracia liberal que implican restricciones al derecho de voto y sobre los poderes de los gobiernos elegidos. Esto significa colocar los principios básicos del mercado fuera del alcance del gobierno electo del momento.


Historia del neoliberalismo

La historia del neoliberalismo es ejemplar porque es una ilustración perfecta de cómo una idea marginal, casi una herejía, se puede llegar a convertir en una ideología hegemónica.

El primer autor que uso el término neoliberal fue Alexander Rüstow (15), miembro de un grupo de economistas alemanes denominado ordoliberales (16), en la década de 1930. Lo usó para describir nuevas corrientes de pensamiento liberal que eran hostiles a las formas de estatismo y colectivismo que habían surgido con fuerza en la primera mitad del siglo XX.

Hay que decir que en este momento histórico la ideología económica preponderante en las democracias occidentales era el keynesianismo (17). Que se oponía a la idea liberal clásica de que la economía se autorregulaba y proponía la intervención del Estado y las instituciones internacionales como mecanismo de control.

El primer intento serio de hacer frente a la decadencia liberal en su confrontación con lo que ellos denominaban ideologías colectivistas, se produjo en el coloquio Walter Lippmann celebrado en el Centre de Etudes pour la Rénovation du Liberalisme en París en 1939. Reunió a los ordoliberales alemanes, a los británicos de la Escuela de Economía de Londres y a Hayek y los liberales austríacos. El estallido de la Segunda Guerra Mundial dio al traste con el objetivo de desarrollar un nuevo liberalismo pero se creó, en palabras de Hayek, un colectivo de pensamiento liberal.

El mismo Hayek, después de la gran conflagración, impulsó la idea de institucionalizar una red de pensadores liberales mediante la creación de la Sociedad Mont Pelerin (18), un think tank (como se dice ahora) que, con una estrategia a largo plazo, pretendía conseguir el monopolio ideológico mediante lo que Srnicek  y Williams  califican como creación de un sentido común.

Y, ¿en qué consistía esa estrategia a largo plazo?, pues en el desarrollo de una utopía liberal mediante la elaboración de documentos políticos, la penetración en las universidades para educar a las nuevas generaciones de economistas y la constitución de grupos de expertos que dieran un barniz científico a las aserciones neoliberales. El modus operandi combinaba una deliberación privada, estratégica y elitista.  Al principio los capitalistas no acababan de ver claro esto del neoliberalismo, por eso la idea de Hayek y el objetivo de la Sociedad Mont Pelerin era convertirlos al nuevo credo.

La red tejida por la Sociedad Mont Pelerin promovió la difusión en varios frentes. Es importante señalar la figura de Anthony Fisher que difundió estas ideas en el Reino Unido. Fisher sostenía que lo difícil no es la producción de las ideas sino su difusión y planteó la distribución de las ideas neoliberales entre los que Hayek denominaba “comerciantes de segunda mano”, es decir, personajes con capacidad para difundir las ideas de otros. Así que se centraron en colectivos de maestros, académicos, escritores, periodistas y políticos.

Los grupos de expertos se repartieron el trabajo, unos se dedicaron a realizar propuestas políticas a corto plazo, otros se dedicaron a la filosofía política buscando los puntos débiles de la lógica keynesiana y los grupos crearon instituciones - como el Instituto de Manhattan de Investigaciones Políticas, la Fundación Heritage, el Instituto Hoover o el Instituto de Asuntos Económicos de Londres - que infundieron esta visión del mundo a los políticos jóvenes de los partidos; según Srnicek y Williams citando a Cockett (19), numerosos miembros de lo que serían los gobiernos de Thatcher tuvieron relación con el instituto londinense durante los años sesenta y setenta.

Por último, pusieron el foco en el gran público, publicando libros asequibles a la cultura del ciudadano medio en los que se difundían ideas como la identificación de la dependencia de los beneficios sociales, en lugar de la pobreza misma, como principal problema social; o bien, el dogma de la reducción de impuestos como motor de la economía.

En algún sitio tenemos que meter al amigo Milton Friedman en esta historia y este parece un buen momento. Profesor de Economía y fundador de la Escuela de Economía de Chicago, futuro premio nobel, usó las páginas de opinión de los periódicos y las entrevistas en los medios como ningún otro académico hasta ese momento. Difundió como nadie su visión económica entre el público y los gestores que elaboran políticas públicas.

A todo esto, empezaron a crearse las escuelas de negocio que se basaban en el pensamiento de la Escuela de Chicago y que se convirtieron en las sedes de formación de la élite global. Los que pasaban por estas escuelas regresaban a su casa con la ideología neoliberal incorporada a su acervo cultural, de manera que, estaban a un paso de aplicar estas políticas en sus puestos directivos de las empresas y de la administración de sus países.

Sin embargo, todavía en este momento, diez años antes de los gobiernos de Thatcher y Reagan, el keynesianismo seguía siendo el enfoque más popular en la gestión de la economía de los países. Cuando de repente, sucedieron dos acontecimientos que cambiaron el mundo.

Primero fue la caída del sistema monetario de Bretton Woods (20) y la adopción de tipos de cambio flotantes en 1971, que supuso el fin de un respaldo real, de un patrón fijo para el valor de las monedas. Los países empezaron a sacar la máquina de los billetes y se acabaron los controles estrictos sobre los movimientos de capitales.

Pero este hecho pasó bastante desapercibido para el público en general, la gran oportunidad propagandística que llevaban años esperando llegó con la crisis del petróleo (21) en 1973, pues en esta ocasión los bolsillos de los ciudadanos se vieron afectados inmediatamente y lo que había nacido como una crisis asociada al incremento del precio de un producto básico devino en una crisis fiscal generalizada.

Yo no era más que un muchacho de trece años de un país que en aquel entonces era muy marginal, pero era espectador habitual de los telediarios y hasta yo podía darme cuenta de que el mundo estaba cambiando. Los países productores de petróleo imponían sus condiciones al mundo occidental. Recuerdo la inflación galopante, el comienzo del desempleo y las colas de coches en las gasolineras.

Esta combinación de indicadores de inflación, estancamiento económico y desempleo alto se conoce por los economistas como estanflación. Este fenómeno era nuevo, John Maynard Keynes (hay que decir en su defensa que llevaba bastantes años muerto) que tenía recetas contrastadas para resolver la inflación alta y el paro por separado, no las tenía para la estanflación, así que, ¿de que teoría económica se echó mano?, pues sí del neoliberalismo que se había hecho hueco en la ciencia económica. Se aplicaron sus recetas, identificaron al Estado de bienestar como el culpable en la rigidez de los precios y salarios y se pusieron a recortar y desregular. Para cuando llegaron los análisis alternativos y soluciones fuera del neoliberalismo ya fue demasiado tarde.

Los años siguientes fueron testigos de una serie de catastróficas desdichas. Margaret Thatcher (22) y Ronald Reagan (23) fueron elegidos y apretaron el acelerador neoliberal. Aplicaron políticas públicas que buscaban la desregularización de las finanzas, el adelgazamiento de la seguridad social (en Estados Unidos nunca hubo una seguridad social como Dios manda pero la Thatcher debilitó la National Health); se impulsó la nueva gestión pública como un conjunto de teorías y técnicas que promovían  una gerencia más eficiente del sector público, frente a otras consideraciones o valores. Los organismos internacionales como el FMI y el Banco Mundial se hicieron hinchas del neoliberalismo, las legislaciones laborales protectoras fueron desmanteladas y fueron directos a por el sindicalismo, baste recordar el pulso de Thatcher con los mineros británicos.

Por último, en 1989 cayó el muro de Berlín (24). La ideología capitalista se quedó sin contrapeso. Mientras existió el socialismo real, las élites dirigentes occidentales tenían que vender a sus clases trabajadoras su modelo, y poder decir “mira cómo viven los rusos bajo el yugo soviético y mira como vives tú”. Por eso se esforzó por mantener un capitalismo de rostro humano y su expresión socioeconómica y política: el Estado de Bienestar. A partir de ese momento no hacía falta disimular. El último de los límites había caído y el neoliberalismo quedó como pensamiento único.


¿El mundo neoliberal funciona?

Después de más de treinta años que lleva el neoliberalismo como pensamiento hegemónico en el mundo globalizado en el que vivimos, parece pertinente preguntarse si ha funcionado, si el resultado ha sido bueno.

El sociólogo francés Edgar Morin (25) escribió una frase que conlleva una imagen que para mí es muy reveladora: “Nos encontramos en una nave espacial, la Tierra, en la que navega la humanidad. Esta nave es propulsada hoy por cuatro motores: ciencias, técnica, economía y afán de lucro, y esos motores están descontrolados”.

Para Morín la humanidad pasa por una crisis múltiple que denomina “policrisis. Habría una crisis del modelo de desarrollo que lleva implícito un tipo de crecimiento económico que consume recursos sin medida y esto afecta a la degradación de la naturaleza hasta límites insostenibles. Habría que hablar de una crisis demográfica con las tensiones entre mundo desarrollado envejecido y un mundo en desarrollo con sobrepoblación. Una crisis cultural con el pulso entre el ideal de la cultura occidental impuesta y la resistencia de las culturas locales que tratan de no ser comidas por dicha imposición. Relacionado con lo anterior, podríamos hablar de una crisis de las religiones, fundamentalismos para defender diferentes personalidades de lo sagrado en un mundo tecnológico que cada vez deja menos espacio a lo sacro. Podríamos hablar de una continua crisis humanitaria con hambrunas y epidemias en las zonas pobres del planeta.

Párrafo aparte merece la crisis política. Una crisis en el ámbito del Estado Nación, con unos ejecutivos con las manos atadas por organizaciones internacionales y supranacionales, que ya no consiguen por sí mismos proteger a sus respectivas sociedades y alcanzar el bien general. Al mismo tiempo, algunos políticos contemporáneos, hacen una lectura interesada del liberalismo, puesto que solo se quedan con aquello que les viene bien (recortar lo público a favor de lo privado), y sin embargo desprecian todo el entramado de control y equilibrio entre poderes (entre sí y respecto de los ciudadanos), por el que tanto lucharon los verdaderos primeros liberales (Locke, Montesquieu (26), Rousseau (27) y compañía). Si levantaran la cabeza y vieran los planteamientos “liberales” de algunos elementos, que no andan muy lejos de donde escribo estas líneas, les entrarían ganas de vomitar.

Por otra parte, existe una crisis de carácter político global, por la asimetría que ha impulsado el asentamiento de las ideologías neoliberales (con predominancia del mercado y de lo económico), sin el freno de unas instituciones de gobernanza adecuadas que les sirvan de contrapeso o freno. El problema no es tanto que se haya globalizado la economía y sus rigores, como que no lo hayan hecho al mismo tiempo y con igual potencia las instituciones que salvaguardan los derechos de la ciudadanía en su vertiente mundializada y nacionalizada. Morin hace referencia a una economía globalizada sin un gobierno global.

Srnicek y Williams hablan de otras dos crisis: la económica y la del trabajo. Simplificando mucho la crisis económica deriva del enorme impulso que ha recibido la economía financiera sobre la economía real y de la desaparición de los controles regulatorios, de tal forma, que la economía no se sustenta sobre bases sólidas sino sobre un castillo de naipes, muchos hablan de casino financiero.

La automatización de los procesos de producción y de los puestos de trabajo en el sector de los servicios, amén de las consecuencias de las políticas de austeridad, ha creado un aumento de la población activa excedente – el famoso precariado - y una bajada salarial de los que tienen – en palabras de Srnicek y Williams – la suerte de ser explotados. Esto plantea un fuerte debate sobre el concepto del trabajo y el olvido definitivo de la aspiración a alcanzar una sociedad de pleno empleo.

Así que no parece que el mundo funcione demasiado bien. Para mí que la implantación del neoliberalismo no ha supuesto para la mayoría de la gente una mejora con respecto a la sociedad keynesiana. Ahora bien, esto es mi opinión, a lo mejor esta es la utopía liberal que buscaban gentes como Hayek y Friedman, entonces desde ese punto de vista, el neoliberalismo si habría hecho lo que se esperaba de él, a pesar de ser distópico para los de siempre. Para los que siempre les toca pagar.

Juan Carlos Barajas Martínez

Sociólogo

 

Agradezco los comentarios y anotaciones del profesor Jorge Crespo de la Universidad Complutense de Madrid, si no fuera por el carácter poco académico de mi artículo pondría su firma.

Notas:

  1. John Stuart Mill (Londres, 20 de mayo de 1806-Aviñón, Francia, 8 de mayo de 1873) fue un filósofo, político y economista inglés de origen escocés, representante de la escuela económica clásica y teórico del utilitarismo, planteamiento ético propuesto por su padrino Jeremy Bentham, que sería recogido y difundido con profusión por Stuart Mill.
  2. Henri-Benjamin Constant de Rebecque (Lausana, 25 de octubre de 1767-París, 8 de diciembre de 1830) fue un filósofo, escritor y político francés de origen suizo.
  3. Jeremy Bentham (Londres, 26 de febrero de 1748 - Londres, 6 de junio de 1832), fue un filósofo, economista, pensador y escritor inglés, padre del utilitarismo.
  4. Alexis Henri Charles de Clérel, vizconde de Tocqueville (Verneuil-sur-Seine, Isla de Francia, 29 de julio de 1805-Cannes, 16 de abril de 1859), fue un pensador, jurista, político e historiador francés, precursor de la sociología clásica y uno de los más importantes ideólogos del liberalismo; bisnieto del también político y ministro de Luis XVI, Guillaume-Chrétien de Lamoignon de Malesherbes. Tocqueville es conocido por su obras. La democracia en América, que tuvo dos volúmenes —el primero en 1835 y el segundo en 1840— y por El antiguo régimen y la revolución, publicado en 1856.
  5. Thomas Hobbes ( Westport, cerca de Malmesbury, 5 de abril de 1588 – Derbyshire, 4 de diciembre de 1679), en ciertos textos antiguos Thomas Hobbes of Malmesbury, fue un filósofo inglés considerado uno de los fundadores de la filosofía política moderna. Su obra más conocida es el Leviatán (1651), donde sentó las bases de la teoría contractualista, de gran influencia en el desarrollo de la filosofía política occidental. Además del ámbito filosófico, trabajó en otros campos del conocimiento como la historia, la ética, la teología, la geometría o la física
  6. John Locke (Wrington, Somerset, 29 de agosto de 1632-Essex, 28 de octubre de 1704) fue un filósofo y médico inglés, considerado como uno de los más influyentes pensadores del empirismo inglés y conocido como el «Padre del Liberalismo Clásico». Fue uno de los primeros empiristas británicos. Influido por las ideas de Francis Bacon, realizó una importante contribución a la teoría del contrato social. Su trabajo afectó en gran medida el desarrollo de la epistemología y la filosofía política. Sus escritos influyeron en Voltaire y Rousseau, pensadores de la Ilustración francesa, así como los revolucionarios estadounidenses. Sus contribuciones al republicanismo clásico y la teoría liberal se reflejan en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y la Declaración de Derechos de 1789.
  7. Immanuel Kant, fue un filósofo prusiano de la Ilustración. Es el primero y más importante representante del criticismo y precursor del idealismo alemán y está considerado como uno de los pensadores más influyentes de la Europa moderna y de la filosofía universal.
  8. Se denomina mercantilismo a un conjunto de ideas políticas o ideas económicas que se desarrollaron durante los siglos xvi, xvii y la primera mitad del xviii en Europa. Se caracterizó por una fuerte intervención del Estado en la economía, coincidente con el desarrollo del absolutismo monárquico.
  9. La frase laissez faire, laissez passer es una expresión francesa que significa «dejen hacer, dejen pasar»; una práctica caracterizada por una abstención de dirección o interferencia especialmente con la libertad individual de elección y acción; una doctrina que se opone a la injerencia gubernamental en asuntos económicos, permitiendo así la asignación más eficiente de recursos en una economía ya que estarán guiados por las demandas de los consumidores y las únicas regulaciones gubernamentales que existan serán para proteger los derechos individuales de la persona, y derechos de propiedad, lográndose así una absoluta libertad en la economía: un libre mercado (libre manufactura, bajos o nulos impuestos, libertad de contratos, libre mercado laboral, cero aranceles y subsidios, abolición de los privilegios especiales, no hay límites mínimos y máximos a los precios de los bienes y servicios ya que son establecidos por la oferta y la demanda, la apertura de las rutas comerciales mundiales al libre intercambio internacional y la competencia entre los ciudadanos de todos los países que tratan directamente unos con otros, etc...), forma parte de la creencia de que los gobiernos no deben interferir en la vida de las personas.
  10. Nick Srnicek (nacido en 1982) es un escritor y académico canadiense. Actualmente es profesor de Economía Digital en el Departamento de Humanidades Digitales, King's College London. Srnicek está asociado con la teoría política del aceleracionismo y una economía posterior a la escasez.
  11. Alex Williams es profesor de sociología en la Universidad de Londres.
  12. El término Consenso de Washington fue acuñado en 1989 por el economista John Williamson. Su objetivo era describir un conjunto de diez fórmulas relativamente específicas, las cuales consideró que constituían el paquete de reformas «estándar» para los países en desarrollo azotados por la crisis, según las instituciones bajo la órbita de Washington D. C. como el Fondo Monetario Internacional (FMI), el Banco Mundial y el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.
  13. Friedrich August von Hayek (Viena, 8 de mayo de 1899-Friburgo, 23 de marzo de 1992) fue un economista, jurista y filósofo austriaco. Exponente de la Escuela Austriaca, era discípulo de Friedrich von Wieser y de Ludwig von Mises. Es conocido principalmente por su defensa del liberalismo y por sus críticas a la economía planificada y al socialismo
  14. Milton Friedman (Nueva York, 31 de julio de 1912-San Francisco, 16 de noviembre de 2006) fue un economista, estadístico e intelectual estadounidense de origen judío ganador del Premio Nobel de Economía de 1976. Profesor en la Universidad de Chicago, fue uno de los fundadores de la Escuela de Economía de Chicago, una escuela económica de economía clásica defensora del libre mercado. Junto a John Maynard Keynes y Friedrich Hayek, Friedman es considerado uno de los economistas más influyentes del siglo xx.
  15. Alexander Rüstow (Wiesbaden, 8 de abril de 1885-Heidelberg, 30 de junio de 1963) fue un sociólogo y economista alemán. En 1938, en el Coloquio Walter Lippmann, Rüstow acuñó el término «neoliberalismo» para diferenciar el liberalismo moderno del liberalismo clásico y la economía laissez faire, que consideraba que habían fracasado. Rüstow es considerado uno de los ideólogos del ordoliberalismo y la economía social de mercado, que se aplicó en Alemania Occidental después de la Segunda Guerra Mundial.
  16. El ordoliberalismo es una corriente de pensamiento económico fundada por un grupo de políticos y economistas alemanes durante la década de 1930-1940. Se encuentra íntimamente ligada a la Escuela de Friburgo y al concepto de economía social de mercado.
  17. El keynesianismo es una teoría económica propuesta por John Maynard Keynes, plasmada en su obra Teoría general del empleo, el interés y el dinero, publicada en 1936 como respuesta hipotética a la Gran Depresión de 1929. La economía propuesta por Keynes se centró en el análisis de las causas y consecuencias de las variaciones de la demanda agregada y sus relaciones con el nivel de empleo y de ingresos. El interés final de Keynes fue intentar dotar a las instituciones nacionales o internacionales de poder para controlar la economía en las épocas de recesión o crisis. Este control se ejercía mediante el gasto presupuestario del Estado, política que se llamó política fiscal. La justificación económica para actuar de esta manera parte, sobre todo, del efecto multiplicador que, según Keynes, se produce ante un incremento en la demanda.
  18. La Sociedad Mont Pelerin es una asociación multidisciplinaria creada, en palabras de sus propios fundadores y seguidores, para preservar los derechos humanos amenazados por la difusión de ideologías relativistas y afines a la extensión del poder arbitrario. Por sus características puede englobarse dentro de los grupos conocidos muy posteriormente a su creación como think tanks.
  19. Richard Cockett (nacido en 1961) es un historiador, periodista y escritor británico. Es editor regional de The Economist, con experiencia en México, América Central, África y Singapur. Anteriormente fue profesor titular de política e historia en Royal Holloway, Universidad de Londres.
  20. Los acuerdos de Bretton Woods son todas las resoluciones de la conferencia monetaria y financiera de las Naciones Unidas, realizada en la localidad de Bretton Woods (Nueva Hampshire, Estados Unidos), entre el 1 y el 22 de julio de 1944, que establecieron el nuevo orden económico mundial que estuvo vigente hasta principios de la década de 1970. Allí fue donde se establecieron las reglas para las relaciones comerciales y financieras entre los países más industrializados del mundo. Bretton Woods trató de poner fin al proteccionismo del período 1914-1945, que se inició en 1914, con la Primera Guerra Mundial. Se consideraba que, para llegar a la paz, tenía que existir una política librecambista, donde se establecerían las relaciones con el exterior. En los acuerdos, también se decidió la creación del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, usando el dólar estadounidense como moneda de referencia internacional. Ambas organizaciones empezaron a funcionar en 1946.
  21. La crisis del petróleo de 1973 (también conocida como primera crisis del petróleo) comenzó el 16 de octubre de 1973, a raíz de la decisión de la Organización de Países Árabes Exportadores de Petróleo (que agrupaba a los países árabes miembros de la OPEP más Egipto, Siria y Túnez) con miembros del golfo pérsico de la OPEP (lo que incluía a Irán) de no exportar más petróleo a los países que habían apoyado a Israel durante la guerra de Yom Kipur (llamada así por la fecha conmemorativa judía Yom Kipur), que enfrentaba a Israel con Siria y Egipto. Esta medida incluía a Estados Unidos y a sus aliados de Europa Occidental. El aumento del precio, unido a la gran dependencia que tenía el mundo industrializado del petróleo, provocó un fuerte efecto inflacionista y una reducción de la actividad económica de los países afectados. Estos países respondieron con una serie de medidas permanentes para frenar su dependencia exterior.
  22. Margaret Hilda Thatcher (de soltera Roberts; Grantham, 13 de octubre de 1925—Londres, 8 de abril de 2013)2 fue una política británica que ejerció como primera ministra del Reino Unido desde 1979 a 1990, siendo la persona en ese cargo durante más tiempo durante el siglo XX y la primera mujer que ocupó este puesto en su país. Su firmeza para dirigir los asuntos de Estado, su estricto dominio sobre los ministros de su gabinete y su fuerte política monetarista le valieron el sobrenombre de la Dama de Hierro. Como jefa de gobierno, su llegada al poder supuso una completa transformación del Reino Unido al apoyar la privatización de empresas estatales, de la educación y de los medios de ayuda social. Sus políticas liberales llegaron a ser conocidas como thatcherismo
  23. Ronald Wilson Reagan (Tampico, Illinois; 6 de febrero de 1911-Los Ángeles, California; 5 de junio de 2004) fue un político estadounidense que sirvió como 40.° presidente de los Estados Unidos desde 1981 a 1989 y el 33.er gobernador de California desde 1967 a 1975.
  24. El Muro de Berlín (en alemán, Berliner Mauer) fue un muro de seguridad que formó parte de la frontera interalemana desde el 13 de agosto de 1961 hasta el 9 de noviembre de 1989. Rodeaba y separaba la zona de la ciudad berlinesa encuadrada en el espacio económico de la República Federal de Alemania (RFA), Berlín Oeste, de la capital de la República Democrática Alemana (RDA) entre esos años.1​Es el símbolo más conocido de la Guerra Fría y de la división de Alemania
  25. Edgar Morin (París, 8 de julio de 1921), de nacimiento Edgar Nahum, es un filósofo y sociólogo francés
  26. Charles Louis de Secondat, señor de la Brède y barón de Montesquieu (Castillo de la Brède, 18 de enero de 1689-París, 10 de febrero de 1755) fue un filósofo y jurista francés cuya obra se desarrolla en el contexto del movimiento intelectual y cultural conocido como la Ilustración. Fue uno de los filósofos y ensayistas ilustrados más relevantes, en especial por la articulación de la teoría de la separación de poderes, que ha sido introducida en algunas constituciones de varios Estados, con mayor influencia en la Constitución de los Estados Unidos.
  27. Jean-Jacques Rousseau, también mentado como Juan Jacobo Rousseau (Ginebra, 28 de junio de 1712 - Ermenonville, 2 de julio de 1778) fue un polímata suizo francófono. Fue a la vez escritor, pedagogo, filósofo, músico, botánico y naturalista, y aunque fue definido como un ilustrado, presentó profundas contradicciones que lo separaron de los principales representantes de la Ilustración, ganándose por ejemplo la feroz inquina de Voltaire y siendo considerado uno de los primeros escritores del prerromanticismo.


Bibliografía:

 

A 40 años del fin de Bretton Woods y del origen del caos financiero

Marco Antonio Moreno

https://www.elblogsalmon.com/economia/a-40-anos-del-fin-de-bretton-woods-y-del-origen-del-caos-financiero

 

Edgar Morin

La Vía

(para el futuro de la humanidad)

Editorial Paidós

Barcelona 2011

 

Liberalism

Andrew Gamble

Encyclopedia of Sociology

Blackwell Publishing

Londres 2010

 

Neoliberalism

Andrew Gamble

Encyclopedia of Sociology

Blackwell Publishing

Londres 2010

 

Inventar el futuro

Poscapitalismo y un mundo sin trabajo

Nick Srnicek

Alex Williams

Malpaso Editores

Barcelona 2017

 

 

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