También hay vida en el planeta Burocracia


Permitidme, queridos lectores, en el día de mi cumpleaños, una concesión a los primeros tiempos de Sociología Divertida con un artículo que tiene más de divertido que de sociología.

Marvin el Marciano (1) de Looney Tunes (2)



El que haya vida en el Universo es cuestión que no admite discusión ya que para eso estamos nosotros, para afirmar lo contrario. Todos los habitantes de la Tierra, ya seamos vegetales o animales, vivimos, por tanto, estamos seguros de que hay vida aunque sólo sea por nuestra incómoda presencia en un universo que parece hecho para no soportarnos con tanto vacío y tanto frío como hay ahí afuera.

Otra cuestión es si hay vida inteligente en el Universo, esta pregunta plantea una serie de dudas. En primer lugar porque la cuestión sobre si la única especie que se autoproclama como inteligente sobre la faz de la Tierra lo es o no lo es no tiene contestación fácil, a juzgar por los comportamientos individuales de muchos seres humanos y los comportamientos colectivos de sus sociedades. Pero vamos a asumir, para los propósitos de este artículo, que la especie humana es inteligente. Luego hemos de deducir que en efecto también hay vida inteligente en el Universo, aunque sólo sea por nuestra presencia.

La siguiente pregunta que hemos de hacernos es si hay vida fuera de nuestro planeta y parece, según la opinión generalizada de casi todos nuestros sabios, que muy mal se le ha tenido que dar a Dios a la hora de hacer el Universo si con tantos millones de millones de estrellas no hay alguna parecida al Sol. Y si girando alrededor de ese sol no hay otro planetita húmedo, caliente y confortable que permita la existencia de, al menos, alguna bacteria. Luego parece plausible que haya por ahí muchos planetas con vida abundante.

Otra pregunta en nuestra serie de preguntas sería si, ya que hay vida por ahí, si hay vida inteligente en otro planeta y parece también, según el consenso de nuestros sabios, que es muy probable, que en algún planeta de esos que debe haber en los que se ha desarrollado la vida, haya alguna especie con forma de huso de telar o de hélice de avión, basada en carbono, silicio o fluoruro de cadmio, que haya desarrollado la capacidad de pensar y de ser consciente de su propia existencia que es, según Descartes (3), una prueba muy consistente para todas estos temas de que hablamos.

Otra cosa es que dadas las enormes distancias en nuestra galaxia y ese límite que, según Einstein (4), supone la velocidad de la luz, la cual al parecer, es un poco complicado de superar, no parece fácil que se produzca - así como así - el encuentro de dos especies inteligentes (5). Además, dado que según nuestros sabios el Universo es muy anciano, ambas especies no sólo deberían coincidir en el espacio sino también en el tiempo, con lo que ese encuentro todavía es menos probable.

Pero vamos a suponer que todo lo dicho en los párrafos anteriores es cierto, que tenemos otra especie inteligente, con forma de huso de telar, color de piel verde, nariz de trompetilla y basada en una química de fluoruro de cadmio, que ha resuelto el problema de la velocidad de luz y navega en naves estelares hiperlumínicas, gracias a un motor de curvatura (6) desarrollado por un científico que tuvo acceso a un episodio de Star Trek (7)

Esta especie proviene de un planeta llamado Eficacia y tiene una sociedad muy desarrollada formada sobre organizaciones estructuradas en adhocracias (8) , y un mercado perfecto, en el que no hay sitio para la ineficacia, que se autorregula y marca el precio exacto de las cosas y en donde funcionan los planes de pensiones. El paraíso del neoliberal.

En las naves del planeta Eficacia – cuya civilización está muy pendiente del tema de la organización social eficiente - nunca falta un científico social que clasifica las sociedades de los planetas y las estudia comparándolas con la suya. El pobre realmente tiene poco trabajo porque, dado lo vasto del espacio-tiempo, no han encontrado todavía ningún planeta habitado. 

Imaginaos su sorpresa cuando el comandante de la nave enfila hacia uno de los brazos externos de la espiral de la galaxia y se encuentra con un pequeño y bello planeta azul habitado por unos auténticos locos.

Si nuestros astronautas verdes fueran capaces de venir hasta aquí, podrían ser muy capaces de observarnos sin ser vistos, de mirarnos con lupa en nuestros hogares, nuestros sitios de descanso, de ocio y nuestros lugares de trabajo.

Les imagino tratando de dar explicación al movimiento de coches por las mañanas, en hora punta, en Madrid; a la fiesta de los toros que la cosa tiene mucho arte pero... en fin, o a esa competición, tan británica ella, de perseguir un queso ladera abajo con funestos resultados traumatológicos para los participantes. Hay que ser muy humano para entender ciertas cosas.

El científico social de la nave se pondría las botas estudiando nuestra estructura social, quedaría sorprendido por nuestra variedad cultural,  nuestras religiones, nuestra política, nuestros conflictos y nuestras organizaciones. Y en estas últimas comprobaría que a la mayoría de ellas se las podría clasificar con un calificativo que fue superado en el planeta Eficacia hace muchos siglos: la burocracia (9).

Antes de enviar el primer informe sobre la Tierra al planeta Eficacia, el comandante de la nave tendría que ponerle nombre al mundo recién descubierto. Yo que él convocaría una reunión de sus científicos. El geógrafo hablaría del planeta Oceanía, dado que tres cuartas partes del nuevo mundo están cubiertas de agua y añadiría que no entiende porque los terrícolas lo llaman Tierra si solo un cuarto del planeta es continental. El capellán hablaría de Religonia por tantas religiones como hay. El naturalista hablaría de Zoonia por la gran biodiversidad que presenta y, ¿qué diría el científico social?.

Yo diría que el científico social llamaría a nuestro querido planeta: Burocracia, por ser la forma de organización más común en empresas, instituciones y en los Estados, que constituyen la forma de organización social en la que se dividen las naciones que la pueblan.

Y como en el planeta Eficacia están tan preocupados por el orden social, probablemente el científico social de la nave tenga más graduación militar que el resto de los científicos y podrá imponer su criterio sin muchos problemas. Se llamaría Burocracia.

Y el comandante enviaría por fin el mensaje a Eficacia: ¡También hay vida en el planeta Burocracia!.

Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo

Notas

  1. Marvin el Marciano es uno de los personajes de las famosas caricaturas de Warner Bros. Looney Tunes. Marvin hace su primera aparición pública el 24 de julio de 1948 con el capítulo llamado Haredevil Hare en donde tiene la misión de destruir la Tierra con su Modulador Espacial Explosivo PU de Uranio. De niño tenía predilección por este personaje, por eso me ha parecido que si voy a hablar de extraterrestres Marvin estaría bien traído para ilustrar el artículo.
  2. Looney Tunes es una serie de dibujos animados de la compañía Warner Bros que comenzó su andadura oficialmente en 1930 con el cortometraje Sinkin' in the Bathtub. A los personajes de dibujos animados más famosos de la Warner a veces se les llama también Looney Tunes, sobre todo en conjunto. La expresión «Looney Tunes» («Canciones chifladas»/Canciones lunáticas), que es una alusión a las Silly Symphonies (Sinfonías alegres) de Walt Disney. Desde 1940 hasta 1969, la serie Looney Tunes fue la más popular en las salas de cine.
  3. René Descartes, también llamado Renatus Cartesius (en escritura latina) (La Haye en Touraine, Turena, 31 de marzo de 1596-Estocolmo, Suecia, 11 de febrero de 1650), fue un filósofo, matemático y físico francés, considerado como el padre de la geometría analítica y de la filosofía moderna, así como uno de los epígonos con luz propia en el umbral de la revolución científica
  4. Albert Einstein (Ulm, Imperio alemán, 14 de marzo de 1879-Princeton, Estados Unidos, 18 de abril de 1955) fue un físico alemán de origen judío, nacionalizado después suizo, austriaco y estadounidense. Es considerado como el científico más conocido y popular del siglo XX
  5. A lo que se refiere este párrafo es que la velocidad de la luz, según la física moderna, no se puede superar si tienes masa y, por otra parte, representa una constante universal, es siempre la misma independientemente del observador que observa.
  6. El desplazamiento por curvatura, empuje por curvatura, empuje warp (del inglés urdimbre), impulso de deformación o impulso de distorsión es una forma teórica de propulsión superlumínica que se utiliza mucho en la ciencia ficción empezando por su obra maestra Star Trek. Este empuje permitiría propulsar una nave espacial a una velocidad equivalente a varios múltiplos de la velocidad de la luz, mientras se evitan los problemas asociados con la dilatación relativista del tiempo. Este tipo de propulsión se basa en curvar o distorsionar el espacio-tiempo, de tal manera que permita a la nave «acercarse» al punto de destino
  7. Star Trek (lit. Viaje estelar), Viaje a las estrellas, como se le conoce en Hispanoamérica o "La conquista del espacio" en la primera traducción española de los años 70, es una franquicia de series de televisión y películas de ciencia ficción. El universo de ficción de Star Trek, creado por Gene Roddenberry, está compuesto por cinco series de televisión con actores reales, incluyendo Star Trek: la serie original de 1966, más una serie de animación con personajes dibujados en 2D, además de trece películas. La franquicia también se extiende a más de una docena de videojuegos, varios juegos de rol, cientos de novelas y relatos de ficción escritos por fans, algunos de los cuales han sido producidos en video, así como también una atracción temática en Las Vegas. Comenzando con la serie original, y continuando posteriormente con las películas y demás series, la franquicia ha creado un fenómeno de culto y generado varias referencias en la cultura popular, incluso en el ámbito científico y tecnológico.
  8. En Sociología Divertida hay dos artículos que tratan desde la sociología el universo Star Trek: Sociología en Star Trek I. Ideología y Bases Culturales y Sociología en Star Trek II.Los Seguidores.
  9. Las adhocracias (del latín ad hoc = para esto o para este fin) son organizaciones altamente flexibles capaces de adaptarse continuamente a las condiciones cambiantes del ambiente. Es una organización fluida, descentralizada, de equipos multidisciplinarios coordinados mediante la adaptación mutua, con directivos integradores y una estructura matricial. En las que  se fomenta la innovación por lo que suelen presentarse en el mundo de la alta tecnología. Este tipo de organización es especialmente interesante, ya que podríamos ponerlo como lo opuesto a la burocracia. Se trata de las adhocracias en el artículo de Sociología Divertida: Los Modelos de Mintzberg
  10. Una explicación de la burocracia podéis encontrarla en varios artículos de Sociología Divertida pero os recomiendo: I La Burocracia según Max Weber, II los problemas de la Burocracia y III ¿Qué ha sido de la Burocracia hoy en día?




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La Insoportable Superioridad del Pensamiento Informal

Un viaje personal desde la lógica hasta el programa fuerte de la sociología

David Bloor

La lógica es buena para razonar, pero mala para vivir.
Remy de Gourmont.

La matemática puede definirse como aquella
disciplina en la cual ni sabemos nunca lo que 
decimos ni si lo que decimos es cierto.
Bertrand Russel
Mysticism and Logic (1901)



No sé si os ha pasado a vosotros queridos lectores – sobre todo si ya vais teniendo una edad - pero mi forma de pensar a lo largo de mi vida ha realizado todo un viaje equivalente al que ha sufrido mi cuerpo, mis sentimientos y emociones. Resumiendo, he envejecido.

Cuando yo era joven, muy joven, tenía mucha relación con un matrimonio mal avenido. Aquella pareja, tan joven como yo, se había casado demasiado pronto, sin haber alcanzado la necesaria madurez para desarrollar, de manera correcta, algo tan complicado como la convivencia entre un hombre y una mujer.

Discutían suavemente cuando conversaban, discutían con agresividad si tenían un desacuerdo sin importancia y discutían con violencia cuando había un desacuerdo con fundamento que afectaba a su forma de pensar o de afrontar los problemas. A veces una misma discusión pasaba por los tres grados que acabo de describir.

Las discusiones siempre seguían el mismo patrón, él comenzaba por establecer una serie de premisas que, en general, derivaban de su educación – hasta cierto punto tradicional - tanto familiar como académicamente. A partir de esas premisas, para él indiscutibles, establecía nuevas proposiciones e iba construyendo una teoría que se adaptaba a su visión de la realidad. Tendía a clasificarlo todo, a racionalizarlo todo. Apelaba a la economía familiar, al buen sentido, al “como Dios manda”. Intentaba no caer en contradicciones, lo que le hacía perder en flexibilidad y le llevaba muchas veces a callejones sin salida.

Ella - con una educación menos académica, por no decir directamente asilvestrada, y más apegada a lo que se vive en la calle - ponía en duda todo lo que él decía. Cambiaba de asunto si se sentía atrapada por la lógica de su marido y buscaba una nueva vía para incordiar lanzando el verbo como si se tratara de torpedos directos a línea de flotación. Sus razonamientos eran apelaciones a la emoción, a sus necesidades, no eran pensamientos construidos sino lanzados como azagayas. Y, por supuesto, no le importaba caer en contradicciones, lo que daba a su discurso mucha flexibilidad.

Fui testigo de muchas de aquellas discusiones. Cuando terminaban, pasado un rato, siempre tenía la sensación de que ella había ganado, él se quedaba sin palabras, terriblemente frustrado, con la rabia de aquél que se sabe poseedor de la verdad, de su verdad al menos, pero que no podía demostrarla porque no le aceptaban las reglas del juego que él daba como indiscutibles.

Yo no podía entenderlo, ¿dónde estaba el truco?, analizaba el pensamiento del marido y aparecía más coherente que el de la mujer, pero, tanto ellos como yo, no dudábamos que había ganado ella. ¿Por qué?.

Por aquel tiempo yo tenía una terrible afición por la lógica, malsano hábito que con el tiempo logré acomodar a proporciones más justas. Creo que todo empezó cuando era estudiante de informática, en el momento en que comencé a estudiar una asignatura que se llamaba “Lógica Informática”, aunque en realidad se trataba de lógica matemática o formal (1). Aquella pasión no sé si venía porque era una materia especialmente bonita, o porque el profesor que la impartía – José  Cuena Bartolomé (2) – era un comunicador extraordinario, uno de esos profesores que te haría amar hasta la asignatura más árida.

Recuerdo que podía estar horas resolviendo problemas, con claro abandono del resto de las asignaturas. Me aficioné hasta el punto de que,  superando el programa de la asignatura, busqué nuevos libros o artículos. A pesar de que en aquella época mi economía no era precisamente boyante compraba todo lo que caía en mis manos.

Por todo lo anterior, para mí, a los “ventipocos”, el pensamiento de tipo formal que surge de la lógica era superior a ninguna otra forma de pensar. Era de una belleza impresionante, era sutil, era una gimnasia mental divertida y apasionante, un auténtico pasatiempo. Para mi todo lo que no fuera formal era impuro, barato, fácil e incluso, craso error, despreciable.

Pero, ¿qué es el pensamiento formal?.  Vamos por partes, empecemos por la forma de pensamiento más formal que existe: por la lógica. Y, para ello, empecemos definiendo primero qué es un sistema formal.

Lo primero a destacar es que los sistemas formales están compuestos de axiomas, teoremas o fórmulas válidas y reglas de inferencia. Los primeros, los axiomas, son verdades absolutas dentro del sistema. Los teoremas o fórmulas válidas son proposiciones derivadas de los axiomas y de otros teoremas que son verdaderos en el sistema formal. Estos no son válidos por sí mismos como los axiomas sino hay que demostrarlos. ¿Cómo?, haciéndolos derivar de los axiomas y teoremas previamente demostrados mediante las reglas de inferencia. La demostración es una búsqueda, casi épica, de la verdad. Este es el proceso conocido como deducción.

Un ejemplo de axioma es el postulado de Euclides que dice que por un punto exterior a una recta sólo puede pasar una paralela. Esto es verdad absoluta en el sistema formal de la Geometría Euclídea (3), lo cual nos parece muy sensato si tenemos en cuenta nuestra experiencia diaria, sin embargo – y es aquí dónde empieza la relatividad del asunto – en las geometrías paralelas no lo es en absoluto. Esto nos lleva a la idea de que lo que es verdad en un sistema formal no tiene por qué serlo en otro.

Dentro de la Geometría Euclídea, un teorema conocido es el de Pitágoras. Aquí la cosa no es tan obvia como con el postulado del amigo Euclides, el que el cuadrado de la hipotenusa sea igual a la suma de los cuadrados de los catetos no es tan evidente. Puede parecerlo pues nos lo han machacado tanto desde pequeñitos que nadie puede dudar de él. Pero existe una demostración y en cada paso de la demostración se aplica una regla de inferencia que está admitida en el sistema formal geométrico.

Lo que está prohibido en un sistema formal es contradecirse. Un sistema para que sea formal debe ser coherente, es decir, en la Geometría puede demostrarse el Teorema de Pitágoras pero no puede demostrarse su antiteorema. Si algún chalado lo consiguiera habría una dimisión en masa de los matemáticos.

Bien, esta es la forma más extrema de pensamiento formal, no hay sitio para la informalidad en la lógica. Pero es evidente que las personas no establecemos nuestros pensamientos en términos de axiomas y teoremas. Por tanto el pensamiento formal, para nosotros que intentamos ver el problema desde una perspectiva humanista, sería un intento de las personas que lo aplican para aproximarse a la estructura y reglas de un sistema formal, pero, por la propia idiosincrasia de la mente humana, sin poder alcanzar este ideal de formalidad.

Dicho de otra manera, las emociones, los recuerdos, la experiencia, la naturaleza impide pensar formalmente de manera completa. Caemos en contradicciones continuamente por muy formal que se quiera ser. Ahora bien, admitida esta limitación humana, que - como veremos más tarde - más que limitación es ventaja, admitiremos que en general todas las personas normales, son capaces de pensar formalmente sobre todo en entornos concretos y tiempos limitados y, más aún, tendremos que admitir que todas la personas, normales o no, son capaces de pensar informalmente. Por lo tanto lo realmente maravilloso de la mente humana es que es capaz de pensar de ambas maneras.

El segundo hito importante en mi caminar por el mundo de la Lógica resultó ser el Teorema de Gödel (4). A este teorema me he referido en varios artículos de Sociología Divertida (5), así que no os aburriré mucho hablando de él.

Lo que viene a decir dicho teorema es que en cualquier sistema formal que se precie de tal se pueden construir afirmaciones que no se pueden demostrar ni refutar

Bueno, así dicho no parece mucho, pero significó una auténtica revolución en las matemáticas, hasta el punto de que es comparable a la revolución que significó la Teoría de la Relatividad en la física. Y es que de ese enunciado se han sacado muchísimas conclusiones. Conclusiones matemáticas, filosóficas, informáticas y yo creo que psicológicas y sociales, y lo cierto es que probablemente muchas de ellas estén construidas muy alegremente alejándose de lo que Gödel quiso decir.

Yo extraigo la conclusión de que si piensas formalmente puedes encontrarte con proposiciones sobre las que no puedes asegurar  su certidumbre o falsedad, lo que puede hacer que te enfrentes a decisiones que no puedas tomar en buena lógica. Gracias a Dios, una mente humana normal, puede comprender declaraciones que son inconsistentes y falsas, o quizás simplemente creer en ellas, precisamente por su capacidad de escapar de la formalidad.
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Vamos a ver, si el pensamiento formal es una aproximación a la sistematización formal del pensamiento y, de alguna manera, podría estar afectada por la fórmula goedeliana y, al contrario, el pensamiento informal no está afectado de ninguna manera por el teorema, la conclusión es que el Teorema de Gödel representa una ventaja para el pensamiento informal.

Dicho de otro modo, si yo pienso formalmente tengo muchas oportunidades de llegar a callejones sin salida, fórmulas válidas en mi sistema formal, sobre las que no puedo afirmar la verdad o falsedad de su enunciado y me veré forzado a tomar dos posibles caminos. O bien me atasco, y mi pensamiento fallece de formalidad aguda; o bien recurro a mi informalidad natural, al fin y al cabo no soy una máquina y puedo escapar de la formalidad. Usualmente esto ocurre a costa de mi coherencia personal cosa que a algunos humanos nos molesta pero, en cambio, a otros no parece que les represente un problema y si no miren a los políticos.

En cuanto a mi paseo personal por la Lógica, el Teorema de Goedel, aparte de apasionarme durante algún tiempo, me hizo replantearme el papel de la lógica en mi vida, me enfrió la pasión lógica. Dado que no existía una solución mecánica para todos los problemas, tampoco era cuestión de perder el tiempo, había que tomar otras direcciones vitales, tales como conocer mujeres o pillar alguna melopea de vez en cuando. Aun así, a pesar de mi abandono de la lógica como forma de vida, yo seguía pensado que el pensamiento formal era  superior al informal.

El tercer episodio en esta relación personal con la lógica ocurrió bastante tiempo después cuando andaba por la cuarentena, cuando mi afición a esta disciplina estaba prácticamente olvidada. En aquel momento me hallaba terminando la carrera de sociología, cuando me encontré de nuevo con una asignatura – la Sociología del Conocimiento -  y un profesor – Emmanuel Lizcano - que supusieron toda una sorpresa para mí.

La Sociología del Conocimiento es una aplicación de la sociología que mira al saber humano y, dentro de él, a la ciencia, como una construcción social. Fue en el transcurso de esta singular asignatura cuando tuve la obligación de leer el libro “Conocimiento e imaginario social” de David Bloor (6).

Bloor se impone la tarea de cómo la ciencia de una determinada época se ve influenciada, cuando no dirigida, por la sociedad contemporánea a esa época. Esto aparentemente resulta plausible, incluso evidente, pero hay que pensar que cuando se habla de ciencia se habla de ella como la única institución humana que es objetiva. Porque de lo que estamos hablando no es que la sociedad imponga criterios y objetivos a su ciencia sino que la misma esencia de la ciencia está filtrada por la sociedad. Los científicos tienen a gala la independencia de la creación científica así que no se toman, en general, esta idea con mucha alegría.

Pero va más allá, pues su tesis es que la mejor manera de estudiar la ciencia, desde un punto de vista crítico, es mediante la sociología del conocimiento, a través de lo que el autor denomina “programa fuerte de la sociología(7). En este contexto, Bloor nos habla del pensamiento formal.

Este autor debate sobre la compulsión de los argumentos lógicos o matemáticos, es decir, por una parte la necesidad humana de disfrazar todo pensamiento con un vestido lógico-racional - estoy convencido de que más que seres racionales somos seres racionalizadores -  y, por otra parte, la creencia generalizada en que todo pensamiento lógico formal, es puramente formal, sin ningún tipo de influencia social ni psicológica que pudiera dirigirlo.

Nadie espera - como dice el profesor Emmánuel Lizcano (8) en su artículo “La metáfora como analizador social” - que en el concepto de “raíz cuadrada” haya ninguna influencia social, parece un concepto matemático, alejado de toda moda, completamente atemporal, sin embargo, la sociología del conocimiento nos demuestra que existe una clara influencia de una sociedad agrícola sumergida en el concepto, no es casualidad el uso del término “raíz”, ni del término “extraer una raíz”.

Bloor cita la curiosa teoría del filósofo británico John Stuart Mill (9) en su libro “Lógica”. Mill dejó caer indicaciones – poco tranquilizadoras pero apasionantes – sobre la naturaleza del razonamiento formal. Tomó como ejemplo el siguiente silogismo:

Todos los hombres son mortales
El Duque de Wellington es un hombre
Luego el Duque de Wellington es mortal

Según las reglas del silogismo, la primera premisa debe ser general para, por deducción, llegar a la conclusión que necesariamente debe ser particular.

Pero Mill tiene otra visión del silogismo. Si estás en condiciones de afirmar la primera premisa es porque sabemos ya de antemano que el Duque es mortal, y aquí viene su pregunta, ¿qué estamos haciendo cuándo concluimos o inferimos al final del silogismo?. El silogismo, ¿no está razonado circularmente?, la deducción real, ¿no incumple las reglas del silogismo?. La teoría de Mill es que el razonamiento procede de lo particular a lo particular, lo que denomina circularidad.

La inferencia de la mortalidad del Duque se basa en una generalización inductiva y en una asociación de ideas; la experiencia de los casos pasados permite hacer generalizaciones inductivas fiables sobre la muerte y éstas se extrapolan de manera intuitiva para respaldar casos que parecen muy similares a otros que ya acontecieron en el pasado. Mill dice que el verdadero proceso de inferencia consiste en el tránsito de los casos particulares conocidos a casos particulares del presente, por lo que el proceso de pensamiento involucrado no depende de la generalización soportada en la premisa ”todos los hombres son mortales”.

Para Mill esta forma que tiene el pensamiento de manifestarse inductivamente es consustancial a la naturaleza humana, naturaleza, añadiría yo, empírica. Si forma parte de la naturaleza humana, se trata de un acto universal y, sin duda, social. Y es ahí donde entra en juego, según Bloor, la sociología. Como ya hemos comentado una de las mayores sorpresas que proporciona la sociología es que la naturaleza social del ser humano se manifiesta tozudamente en la ciencia humana, hasta en la aparentemente más resistente a esta influencia: las matemáticas.

Para Bloor la lógica formal es un modo de expresar las cosas, una disciplina impuesta, una estructura más o menos artificial. Lo notable es el orden de causalidad y prioridad que revela el análisis de Mill. La idea central es que los principios formales de la razón son herramientas de los principios informales del razonamiento. La lógica deductiva es hija de las tendencias inductivas humanas, es el producto de una reflexión interpretativa a posteriori. Bloor define esta idea como prioridad de lo informal sobre lo formal.

¿Cómo se expresa la prioridad de lo informal sobre lo formal?. La respuesta es doble. En primer lugar, el pensamiento informal puede utilizar el pensamiento formal, puede tratar de fortalecer y justificar sus conclusiones predeterminadas fundiéndolas en un molde deductivo. La recíproca no es cierta, el pensamiento formal no puede permitirse el lujo de ser informal.

En segundo lugar, el pensamiento informal puede tratar de criticar, evadir, burlar o rodear los principios formales. En otras palabras, la aplicación de los principios formales es siempre un asunto potencial de negociación informal. Mill se refiere a esta negociación como un proceso interpretativo o hermenéutico (10), que atañe al vínculo que debe forjarse siempre entre una regla y cualquier caso que supuestamente caiga bajo esa regla.

Incorporé este relativismo lógico a mi ideología, hoy en día sigo pensando que la lógica formal es la forma más pura de pensamiento, ya que es la sistematización de la estructura del pensamiento humano. Pero no creo que sea la forma superior del pensamiento, se trata de una simplificación – en el sentido más positivo que podamos darle a esta palabra –de la misma forma que una ecuación simula un fenómeno concreto de nuestra realidad pero no refleja toda la realidad. Quizás esto sea evidente para muchos pero no ha resultado serlo para mí, hice todo un viaje que duró media vida para darme cuenta.

Y me acordé de aquella pareja con la que tanto conviví en mi juventud y me di cuenta que lo que tanto me intrigaba en aquel entonces, ahora tenía una solución matemática. El pensamiento informal es superior al pensamiento formal porque, entre otras razones, el primero engloba al segundo. Se puede usar a voluntad el uno o el otro, se puede justificar una idea informal en base a un razonamiento formal, las religiones son expertas en este arte.

No se puede ser totalmente informal porque el discurso resultante sería absurdo, pero se puede decir un absurdo y justificarlo formalmente, con lo que el discurso adquirirá “prestigio” y podrá pasar por cierto. Además te verás obligado a refutarlo formalmente necesitando un tiempo y un esfuerzo que resulta inconcebible si se tiene en cuenta la infortunada idea que le dio origen y, es posible incluso, que no puedas llegar a refutarlo. Es por esta razón por la que no se puede sustituir la metodología formal en la demostración de teoremas y, como no, en el método científico.

Lo que aquella joven esposa hacía era utilizar un técnica mixta formal-informal, mientras que su cónyuge se afanaba en razonar formalmente ella minaba el discurso de él con explosivos ilógicos que justificaba lógicamente. No podía perder. Esta estrategia la utilizaba inconscientemente, de manera natural e intuitiva, pero eso – en el fondo – da lo mismo. Las estrategias pueden ser conscientes o inconscientes pero, al fin y al cabo, son estrategias.


Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo


Notas especiales:

  1. Este artículo es una versión resumida de “La Manifiesta Superioridad del Pensamiento Informal sobre el Pensamiento Formal” del mismo autor, publicado en 2007 en la página de artículos de sociología de Carlos Manzano.


  1. La imagen de David Bloor está sacada del blog brasileño sobre filosofía “Colunas Tortas” del artículo “Causalidade em David Bloor”.


Notas:
  1. La lógica es una ciencia formal que estudia los principios de la demostración y la inferencia válida. La palabra deriva del griego antiguo λογική logikḗ, que significa «dotado de razón, intelectual, dialéctico, argumentativo», que a su vez viene de λόγος (lógos), «palabra, pensamiento, idea, argumento, razón o principio». La lógica tradicionalmente se consideró una rama de la filosofía. Pero desde finales del siglo XIX, su formalización simbólica ha demostrado una íntima relación con las matemáticas, y dio lugar a la lógica matemática. En el siglo XX la lógica ha pasado a ser principalmente la lógica simbólica, un cálculo definido por símbolos y reglas de inferencia, lo que ha permitido su aplicación a la informática. La lógica matemática estudia los sistemas formales en relación con el modo en el que codifican o definen nociones intuitivas de objetos matemáticos como conjuntos, números, demostraciones, y algoritmos, utilizando un lenguaje formal. La lógica matemática suele dividirse en cuatro subcampos: teoría de modelos, teoría de la demostración, teoría de conjuntos y teoría de la recursión. La investigación en lógica matemática ha jugado un papel fundamental en el estudio de los fundamentos de las matemáticas. Actualmente se usan indiferentemente como sinónimos las expresiones: lógica simbólica, lógica matemática, lógica teorética y lógica formal. La lógica matemática no es la «lógica de las matemáticas» sino la «matemática de la lógica». Incluye aquellas partes de la lógica que pueden ser modeladas y estudiadas matemáticamente.
  1. José Cuena Bartolomé 1937-1999. Doctor en Ingeniería de Caminos e Informática. Profesor de Lógica e Inteligencia Artificial en la Facultad de Informática de la Universidad Politécnica de Madrid. Dirigió sus estudios y labor académica a la lógica formal y la inteligencia artificial en esta última sobre todo al área de sistemas expertos.
  2. La geometría euclidiana, euclídea o parabólica es el estudio de las propiedades geométricas de los espacios euclídeos. Es aquella que estudia las propiedades geométricas del plano afín euclídeo real y del espacio afín euclídeo tridimensional real mediante el método sintético, introduciendo los cinco postulados de Euclides.
Euclides planteó cinco postulados en su sistema:
a)    Dados dos puntos se puede trazar una recta que los une.
b)    Cualquier segmento puede prolongarse de manera continua en cualquier sentido.
c)    Se puede trazar una circunferencia con centro en cualquier punto y de cualquier radio.
d)    Todos los ángulos rectos son congruentes
e)    Por un punto exterior a una recta, se puede trazar una única paralela a la recta dada.

  1. Kurt Gödel o también Kurt Goedel (en alemán [ˈkʊʁt ˈɡøːdəl]), (28 de abril de 1906 Brünn, Imperio austrohúngaro, actual República Checa – 14 de enero de 1978, Princeton, Estados Unidos) fue un lógico, matemático y filósofo austriaco-estadounidense. Reconocido como uno de los más importantes lógicos de todos los tiempos, el trabajo de Gödel ha tenido un impacto inmenso en el pensamiento científico y filosófico del siglo XX. Gödel, al igual que otros pensadores como Gottlob Frege, Bertrand Russell, A. N. Whitehead y David Hilbert intentó emplear la lógica y la teoría de conjuntos para comprender los fundamentos de la matemática. A Gödel se le conoce mejor por sus dos teoremas de la incompletitud, publicados en 1931 a los 25 años de edad, un año después de finalizar su doctorado en la Universidad de Viena. El más célebre de sus teoremas de la incompletitud establece que para todo sistema axiomático recursivo auto-consistente lo suficientemente poderoso como para describir la aritmética de los números naturales (la aritmética de Peano), existen proposiciones verdaderas sobre los naturales que no pueden demostrarse a partir de los axiomas. Para demostrar este teorema desarrolló una técnica denominada ahora como numeración de Gödel, la cual codifica expresiones formales como números naturales.
  1. En Sociología Divertida he publicado dos artículos que tienen relación con Gödel y sus teoremas son: El Sentido Común y El Teorema de Gödel y el Sentido de la Vida
  2. David Bloor (Derby, 1942) es un catedrático y ex director de la Unidad de Estudios de la Ciencia de la Universidad de Edimburgo, Escocia. Comenzó su carrera académica en el estudio de la filosofía y psicología. En los años 1970, él y Barry Barnes fueron las principales figuras del llamado "Programa fuerte en sociología de las ciencias" (también traducido como "Programa radical en sociología de las ciencias"), que sustentaba posiciones contrarias al positivismo en ciencia, atribuyendo esta posición a la "Escuela de Edimburgo". Su libro ‘Knowledge and Social Imagery’ (Routledge, 1976) es uno de los marcos de referencia del programa fuerte.
  3. El programa fuerte es una variante de la sociología del conocimiento científico particularmente asociado con David Bloor, Barry Barnes, Harry Collins, Donald A. MacKenzie y John Henry. Se le atribuye al programa fuerte una influencia sin precedentes en los Estudios de Ciencia y Tecnología (Latour 1999). La escuela de pensamiento, en gran parte con base en Edimburgo, ha ilustrado como la existencia de una comunidad científica, ligado a la filiación a un paradigma compartido, es un prerrequisito para la actividad científica normal. El programa fuerte es una reacción contra las sociologías previas de la ciencia, que restringían la aplicación de la sociología a las teorías falsas o fallidas, tales como la frenología. Las teorías fallidas podrían ser explicadas apelando a predisposiciones de los investigadores y las investigadoras, tales como entramados políticos o intereses económicos. El programa fuerte propuso que ambas, tanto las teorías científicas 'verdaderas' como las 'falsas' deberían ser tratadas de la misma manera, esto es, simétricamente. Ambas son consecuencia de factores y condiciones sociales, tales como el contexto cultural y el propio interés. Todo el conocimiento humano, al ser algo que existe en la cognición humana, debe contener algunos componentes sociales en su proceso de formación.
  4. Emmánuel Lizcano Fernández es licenciado en Matemáticas (en la especialidad de matemáticas puras), doctor en Filosofía y profesor titular de Sociología del Conocimiento en la Universidad Nacional de Educación a Distancia. Su trayectoria comprende trabajos de investigación y publicaciones centrados  en las relaciones entre el imaginario moderno y el tradicional, en particular, en los vínculos y conflictos entre saberes y prácticas locales, tradicionales, y el conocimiento científico o experto, sobre las relaciones entre las matemáticas académicas y las muy variadas formas de matemáticas indígenas o etnomatemáticas.
  5. John Stuart Mill (Londres, 20 de mayo de 1806-Aviñón, Francia, 8 de mayo de 1873) fue un filósofo, político y economista inglés de origen escocés, representante de la escuela económica clásica y teórico del utilitarismo, planteamiento ético propuesto por su padrino Jeremy Bentham, que sería recogido y difundido con profusión por Stuart Mill.
  6. La hermenéutica (del griego ἑρμηνευτικὴ τέχνη [hermeneutiké tejne], ‘arte de explicar, traducir o interpretar’) es el arte o teoría de interpretar textos, especialmente las escrituras sagradas y los textos filosóficos y artísticos. La hermenéutica moderna incluye comunicación tanto verbal como no verbal así como semiótica, presuposiciones y precomprensiones.



Bibliografía:

Lógica Informática
José Cuena Bartolomé
Alianza Informática
Madrid 1985

Conocimiento e imaginario social
D. Bloor
Gedisa
Barcelona 1998

La metáfora como analizador social
E. Lizcano
Revista Empiria nº 2 1999

Gödel, Escher, Bach un Eterno y Grácil Bucle
D.R: Hofstadler
Tusquets Editores
Barcelona 1987

Controversia sobre mentes y máquinas
Alan Ross Anderson
Tusquets Editores
Barcelona 1984

Introducción a la Metamatemática
S.C. Kleene
Editorial Tecnos
Madrid 1974





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