- Introducción: Saramago, Zizek, la sobreidentificación y todos los santos
- ¡Santo Dios!
- Dejados de la mano de Dios
- El asombroso martirio de San Venancio de Camerino
- La dieta (a base de hostias) de Santa Catalina de Siena
- San Dionisio de París o cómo andar por ahí sin cabeza
- San Policarpo de Esmirna o cómo morir oliendo bien
- San Pedro y el Teorema de la Doble Negación
- San Isidro Labrador o cómo escaquearse divinamente
- San Cucufato los cojones te ato
- El aguililla de San Juan
- San Antonio de Padua, ni Antonio ni de Padua
- Siete motivos infalibles para creer
- La putatividad de San José
- San Valentín, el santo de las tiendas
- Santa Cecilia y el maldito amanuense
- La chirriante historia de Santo Job
- San Pancracio de Roma, el santo lotero
- Dios debería de haber subcontratado la Creación
- San Saturio de Soria, un santo poco claro
- San José de Cupertino o la fuerza aérea de la Iglesia
- San Simeón, el santo rampante
- La parábola del hijo no pródigo
De Martirologios y Milagros
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Siempre es un placer leerte, Juan Carlos. Me identifico con todas tus opiniones y me gusta el respeto con el que las expones. Del tu punto de humor ya ni hablamos, siempre tan agudo y sutil. ¡Enhorabuena! Y gracias.
ResponderEliminarMuchas gracias Ada por tus comentarios
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