En él describo treinta y cinco leyes de funcionamiento de las organizaciones burocráticas basadas en mi experiencia y observación durante 30 años de trabajo en este tipo de organizaciones. Están escritas con humor, utilizando un lenguaje prestado de las ciencias físicas y matemáticas, poniendo -para cada ley - un enunciado y una justificación que no demostración porque, al fin y a la postre, ni es física ni son matemáticas.
Definiciones previas:
Dada una organización burocrática se define peso de un trabajo
como la diferencia de nivel jerárquico entre el que encarga el mismo (na) y el nivel jerárquico (nb) de
quien realiza efectivamente la tarea.
Dada una organización burocrática se define la función de conocimiento
de un nivel jerárquico c(ni) como la capacidad de realizar trabajos
asociados a ese nivel jerárquico.
Enunciado:
Si un trabajo o tarea baja por su peso de un nivel jerárquico na
a otro nb es porque en el nivel jerárquico nb se
encuentra el conocimiento necesario para su ejecución C(nb). Todo
trabajo o tarea bajará por su peso hasta encontrar C(nb). Siendo na>nb.
Corolario: Cuánto mayor es el peso de un trabajo (na - nb)
mayor es la incompetencia de todos los niveles jerárquicos intermedios entre na
y nb.
Justificación:
Para ilustrar este enunciado
volvamos a recurrir a Bureaucratic Systems España S.A. (ver La Ley de las Tarjetas de Visita), en cuya sede central en
Madrid hay un Subdirector de Obras, Amueblamientos y Chapuzas Ocasionales que
necesita un informe técnico y presupuestario de los trabajos necesarios para
reformar la instalación de aire acondicionado del edificio. El Sr. Zutano,
que tiene un máster en dirección de
empresas por una universidad poco recomendable, no tiene ni idea de los
secretos iniciáticos del arte de acondicionar el aire y encarga el trabajo al
Jefe de Área de Instalaciones Termoeléctricas, Sr. Fulano, que estudió
Filosofía y Letras y que incluso estudió
alemán con el fin de leer la obra de Hegel en su idioma.
Fulano encarga el trabajo al Jefe de
Servicio de Instalaciones Termoeléctricas Derivadas y Zonales, Sr. Mengano,
del que sabe que es ingeniero industrial. Mengano, es ingeniero industrial pero
de la especialidad electrónica y consumió las 6 convocatorias para aprobar la Mecánica de Fluidos. Se
siente desvanecer pues no tiene ni idea de cómo salir del atolladero. Descubre, cuando está a punto de externalizar
el trabajo a una empresa de servicios, que un chico recién llegado a la empresa es técnico de formación
profesional especialista en frío industrial.
El Sr. Knowhow, de origen
extranjero como puede verse por el apellido, con su título de formación profesional, con sus
tres años de experiencia en la empresa familiar de aire acondicionado de su tío
materno, sí sabe qué es lo que tiene que
hacer y elabora el informe. Informe que va siguiendo el camino inverso hasta
llegar al despacho del Sr. Zutano, quien lo aprueba y sanciona.
Ahora vamos a aplicar el
enunciado de la ley, supongamos que
los niveles son:
- Sr. Zutano, Subdirector 30
- Sr. Fulano, Jefe de Área 28
- Sr. Mengano, Jefe de Servicio 26
- Sr. Knowhow, Técnico de sistemas 25
El nivel de partida es na =30, el nivel en el que se
da la función de conocimiento – C(nb)
- es el del Sr. Mengano, nb
=26, que no sabe solucionar el problema pero al menos sabe quién puede hacerlo.
Por tanto el peso de la tarea
será: peso= na - nb =
30 – 26 = 4 por lo tanto, por lo menos para este problema concreto, sobran
cuatro niveles, ¿para qué sirve el Sr. Fulano por ejemplo?.[1]
Si calcula el peso medio de todas
las actividades de la empresa podremos obtener una medida del número medio de niveles que sobra. Ese índice podríamos
denominarlo incompetencia general[2].
Definición posterior:
Incompetencia general de una organización burocrática es el peso medio
de los trabajos de dicha organización. La incompetencia general es una medida
del nº de puestos que sobran en una organización.[3]
Esta propiedad que estamos
estudiando puede pasar inadvertida a las personas poco observadoras porque,
normalmente, no pasa con luz y taquígrafos sino en los despachos.
En una rara ocasión tuve la
oportunidad de ver el cumplimiento de esta ley en todo su esplendor. Hace ya muchos
años yo era un técnico intermedio en mi empresa[4], fui
invitado por una serie de carambolas a una reunión de alto nivel presidida por
el vicepresidente de la organización en la que dos direcciones generales A y B
debían ponerse de acuerdo en una serie de trabajos. B, a la que yo pertenecía,
proporcionaba servicios a A.
Por parte de A asistían a la
reunión, aparte de su director general A0, varios subdirectores A1,
A2, A3, …..An, (Cuando se trata de pedir todo
el mundo se apunta). Por parte de B, acudíamos, el director general B0,
mi subdirector general B1 y yo.
Un subdirector general de la otra
parte, pongamos A2, expuso una serie de problemas a resolver. El
director A0 añadió comentarios sobre intereses políticos,
estratégicos y necesidades de tiempo. A continuación, el vicepresidente añadió
nuevas observaciones que aportaban poco siempre resaltando la importancia de
tomar medidas que tendieran a una resolución efectiva del problema en interés
del servicio y de la organización.
El guante lo recogió mi director
B0 que coincidió en lo importante que era buscar una solución, en lo
delicado que era el problema y que se tuviera en cuenta la falta de recursos.
Mi subdirector B1 volvió a hacer una introducción del problema que
ya había sido suficientemente introducido y ante el asentimiento general me dio
paso a mí para que, como experto, explicara las distintas alternativas que
podrían adoptarse.
Y yo, intimidado en aquella sala
de aquel palacio renacentista – en la que había entrado por primera vez después
de haber trabajado varios lustros en la organización- , con muebles Luis XVI, espejos
dorados, arañas que colgaban del techo, tapices flamencos del siglo XVII que
tapaban sus nobles paredes, relojes de oro de engranajes imposibles, y yo
repito, tuve que explicar qué se podía hacer,
cómo hacerlo, en qué tiempo y con qué recursos. La solución la explique
yo porque era el que tenía el conocimiento técnico del problema.
La reunión siguió por los mismos
derroteros, el resto de los subdirectores de A hicieron peticiones, pasaron por
el director A0 y por el vicepresidente, los recogió B0,
se los endiñó a B1 y todos acabaron indefectiblemente en mí.
Hasta tal punto ocurrió esto que,
al acabar la reunión el vicepresidente, al que luego llegué a tratar bastante y
sé que es una buena persona, me pidió perdón porque todos los trabajos hubieran
recaído sobre mí. Al ver que el vicepresidente se expresaba en estos términos,
el resto se puso en cola para expresar también su pésame.
Al volver a casa en el tren de
cercanías me di cuenta de que había asistido a un espectáculo que en realidad
se producía siempre que un trabajo llegaba a mi terreno desde las alturas, sólo
que esta vez había sido en público y normalmente se hace en los despachos.
Por supuesto la cosa no acabó
ahí, porque a la mañana siguiente me puse a repartir trabajo como un poseso
centrifugándolo a todo el personal que
dependía de mí. Con lo que el desplazamiento por el peso de los trabajos
encontró al final su límite, que fue Barcelona, en dónde una empresa de servicios
realizó la mayor parte del curro.
Juan Carlos Barajas Martínez
[1] Desde aquí pido disculpas a mi jefe inmediato que ya se me "cabreó" una vez por suprimir su cargo. Juan, tu no sobras, son las cosas del directo. Sabes perfectamente lo que todo tu equipo te admira y aprecia y lo super necesario que eres para todos nosotros.
[2] Aquí incompetencia no tiene el sentido usual que se le da de inutilidad, sino como falta de conocimiento para resolver un asunto
[3] Esta definición no debe ser interpretada como incompetencia individual, de una persona o de un nivel determinado, sino de la propia organización. Si el peso medio es muy alto es que demasiadas veces el trabajo se desplaza mucho hacia abajo en la organización buscando el conocimiento y, ésta, está pidiendo a gritos una reorganización de funciones.
[2] Aquí incompetencia no tiene el sentido usual que se le da de inutilidad, sino como falta de conocimiento para resolver un asunto
[3] Esta definición no debe ser interpretada como incompetencia individual, de una persona o de un nivel determinado, sino de la propia organización. Si el peso medio es muy alto es que demasiadas veces el trabajo se desplaza mucho hacia abajo en la organización buscando el conocimiento y, ésta, está pidiendo a gritos una reorganización de funciones.
[4] ¡maldita sea!, sigo siendo un técnico
intermedio en mi organización, está visto que no tengo mucho futuro.
Ley del peso de los trabajos o Ley de la gravedad laboral por Juan Carlos Barajas Martínez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-SinObraDerivada 3.0 Unported.
Basada en una obra en sociologiadivertida.blogspot.com.
Esta licencia permite la copia respetando la autoría de la obra. No permite distribución comercial ni obras derivadas
Por favor, buenísima la entrada! Me encanta Mr. Knowhow jajaja
ResponderEliminarmuchas gracias CeNedra
ResponderEliminarBrillante formalización matemática de una realidad que a muchos nos resulta familiar y que hemos constatado y sufrido, al igual que el autor, en nuestras propias carnes.
ResponderEliminarGenial.
ResponderEliminarGracias por facilitar a los de ciencias su comprensión con terminología matemática. Confieso que me hubiera costado mucho más.
Maquilón
gracias por vuestros comentarios. Un abrazo.
ResponderEliminar¡Qué razón tienes! Y lo peor es cuando Mr. Knowhow tampoco tiene ni idea de cómo resolver el problema y, aún así, le toca hacerlo...
ResponderEliminarMuchas felicidades por el blog. Prometo volver.
La "jefa" del jefe
Muchas gracias jefa, encantado de tenerte por aquí, serás bienvenida cada vez que vuelvas.
ResponderEliminarhttp://thinbluelineuk.blogspot.com.es/2013_12_01_archive.html
ResponderEliminarMagnífico artículo de este blog, como todos los demás que estoy devorando. Creo que este dibujo ilustra bien la ley expuesta: http://thinbluelineuk.blogspot.com.es/2013_12_01_archive.html
ResponderEliminar