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La Mecánica Celeste


¡Qué fácil era la vida antes de la Mecánica Cuántica!. Todo se podía explicar, toda causa tenía sus efectos y todo efecto se podía explicar por sus causas. Galileo y Newton nos enseñaron a predecir el futuro, ya podíamos saber con antelación para cuándo el próximo eclipse de Sol, por qué se caían las manzanas de los manzanos, cuándo entraban en conjunción Júpiter y Saturno y, usando el mecanismo de la deducción,  por qué Juan es mortal a partir de que todos los hombres son mortales.

Así que nuestro Universo era como un reloj, con sus engranajes perfectos que coincidían perfectamente unos con otros en un movimiento perfecto. Y en el centro estaba el ser humano muy cerca del punto en el que nada se mueve. El centro de coordenadas. Y claro, no nos quedó otra que bautizar al invento con el nada presuntuoso nombre de mecánica celeste.

Y por fin llegó ese maldito siglo XX que a lo mejor tendríamos que habernos saltado, ese siglo que se empeñó en contarnos la verdad y despertarnos de nuestro sueño racional, y sesudos pensadores nos demostraron que hay lugares, muy pequeños pero al fin y al cabo existen, en los que las causas y los efectos no casan tan bien, en los que un gato de nombre impronunciable – Schrödinger – puede estar muerto y vivo al mismo tiempo y no te puedes acercar a lo observado porque fastidias el experimento.


¡Qué inseguridad!, con lo bien montado que estaba nuestro Universo precuántico. Y claro estas cosas no se pueden guardar en el patio trasero de nuestra casa, acaban sabiéndose y lo impregnan todo, creando confusión, ofuscando a los sensatos, alterando el orden natural de las cosas.

De esta manera, el prudente banquero deja de prestar dinero a los solventes sino a los que sabe que no se lo van a poder devolver, los Estados premian al banquero restituyendo el dinero que ha perdido con tan poco productivo negocio, y los Estados piden dinero a los bancos a un interés impagable para poder  pagar el dinero que les prestó antes. Pura mecánica cuántica. La causa y el efecto mezclados en una orgía sin método.

Pero incluso en el Reino de lo Cuántico – en el que reina la Reina de Corazones, ¡qué le corten la cabeza! - hay que hacer balances, y alguien tiene que pagar. Así que siguiendo la lógica perversa de tan enrevesado Universo, los que tienen que pagar son los que menos tienen, hay que recortarles los beneficios, los sueldos. Más horas, más días y más años para trabajar los que trabajan, más horas, más días y más años de paro para los que no trabajan. Hay que volver a pagar al médico como si no se cotizase a la Seguridad Social y lo llaman copago cuando lo deberían llamar repago. Hay que ver qué pasa con las pensiones de los más mayores no vaya a ser que pasen sus últimos años cómodamente y sin problemas.

Y todo esto es indiscutible. Por favor, ¡este es el nuevo orden cuántico!, no se puede alterar si no queremos provocar alguna explosión cósmica, que el vuelo de una mariposa en Hong Kong puede tener relación con una tormenta en Nueva York, que hemos vivido por encima de nuestras posibilidades y ahora pretendemos discutir a Heisenberg.

De todo este maremagnum sólo se salva una variable, el tiempo, que sigue siendo secuencial, al menos por el momento. El tiempo según Einstein puede dilatarse o contraerse, que todo es relativo, pero al lunes le sigue todavía el martes y a febrero, marzo. Y a un año, el siguiente, de forma que todos los años seguimos teniendo navidades y “Qué bello es vivir” en la tele.

Y en estas fechas tan señaladas, en este tiempo tan entrañable que visto como están las cosas se contraerá en lo posible, proliferan los buenos sentimientos, la esperanza, los buenos deseos y yo no puedo ser una excepción. Os deseo, queridos lectores, queridos amigos, mucha salud, el bienestar que os sea posible conseguir, la compañía de la familia y los amigos. Os deseo feliz navidad. No os podéis imaginar lo que agradezco que me leáis. Muchas gracias.



Juan Carlos Barajas Martínez




Para el que quiera ampliar más:


La paradoja del gato de Schrödinger: http://es.wikipedia.org/wiki/Gato_de_Schr%C3%B6dinger





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8 comentarios:

  1. Querido Juan Carlos: lo mismo te deseamos tus asiduos lectores, que encontramos refrescante esa dosis semanal de lógica social.

    Yo te añadiría un dato más a tu comentario sobre los prudentes banqueros que empiezan a prestar a quien no puede devolver el dinero: eso también ha ocurrido, pero más gordo es que esos mismos banqueros, una vez que han prestado a alguien que seguramente no va a poder devolver el préstamo, lo empaquetan con un montón de préstamos parecidos, otros más o menos seguros, le dan un nombre curiosamente estimulante. y le venden el préstamo a un montón de pardillos con la colaboración de las Agencias de Calificación. Las mismas que luego te dicen que tu deuda es malísima, tu país una pifia, y que si no haces algo muy duro vas a volver a la edad media.

    En fin... Feliz Navidad

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  2. Agradecidos nosotros que tenemos el placer de leerte.
    Perfecto cóctel al estilo de un mojito 'escozío' o un manhattan bastante 'sour'. Porque bastante amarga puede ser la vida para que una panda de sinvergüenzas nos desmonten las leyes físicas que tanto nos han costado crear. Por suerte existe una ley inquebrantable que ningún universo financiero o político nos podrá desmontar: "la unión hace la fuerza".
    ¡Buen rollito para todos!

    Carles.

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  3. Gracias Juan y Carles, !Qué haría yo sin gente como vosotros!. Un abrazo muy fuerte.

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  4. Serías un magnífico profesor o maestro porque sabes y deleitas...

    Paloma P.

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  5. Gracias Paloma, !tómate algo de mi parte!

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  6. Me ha encantado el relato, me refiero a ese que empieza por "qué fácil era todo antes de la cuántica".
    Como sabes, para mí la física sigue siendo aquella "filosofía natural", como se llamaba antes de cambiar de nombre. La cuántica fue todo un descubrimiento precisamente por las razones que esgrimes en tu artículo, y creo que, como afirmas en tu artículo con ese aire distendido, la influencia que ha tenido en la mentalidad de la humanidad del siglo XX ha sido realmente importante. Una pena que, como ocurre con tantas cosas, a veces las cosas se interpreten por el peor sitio y se haya degenerado en la relativización de lo bueno, y no alrevés. Yo preferiría pensar que el poso filosófico que nos ha dejado es relativizar las ideas, y hacernos más tolerantes; animarmos a saber más, aunque nunca lo sepamos todo, porque es imposible; estudiar las cosas para aprender de ellas, pero con cuidado de no estropearlas...
    En fin, que me ha gustao mucho, ala.

    Javi

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  7. Como siempre, un placer leerte. Felices fiestas, compañero de batallas opositoriles. Un abrazo,
    Rafa

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