Extraños en un tren

Anagrama del tren de cercanías en España


Unos días antes de las elecciones generales de noviembre del año pasado asistí, sin quererlo, a una conversación entre dos señoras muy peripuestas. No pude evitar oír ciertas fases de la charla por estar confinados los tres en asientos contiguos del tren de cercanías. Normalmente en estas situaciones echo mano de mis auriculares y escucho música y me pongo a leer, o  a escribir o, simplemente, a pensar mientras cruzamos el monte del Pardo y asistimos al insólito espectáculo de ver – al lado justo de Madrid – a los gamos y jabalíes pacer a pocos metros de la vía. Pero aquella mañana me los había dejado en casa con lo que tenía que hacer el esfuerzo de sobreponerme a la corriente de palabras que fluía entre aquellas dos mujeres concentrándome en la lectura de mi "ebook". No lo conseguí del todo.

Las señoras eran bastante representativas de un cierto sector muy común en Las Rozas (1), de aparente clase media pudiente, bien vestidas, de mediana edad, de esa edad en la que la juventud empieza a retirarse de los rostros, en su caso, bien pintados y arreglados. La conversación hacía referencia a asuntos familiares, casi siempre quejándose de alguien o de algo, y denotaba cierta amargura, la amargura de las personas que ven que las cosas en su vida no salen como uno quiere y  a estas alturas ya no hay manera de enderezarlas. Yo también suscribiría algo de esa amargura.

Al llegar a Chamartín siempre hay atasco de trenes, los trenes que vienen del norte pugnan por entrar en los andenes ocupados por los que vienen del sur, o viceversa. El caso es que siempre se espera algo de tiempo antes de entrar en la estación y los viajeros, como tenemos prisa, nos ponemos de pie – como si eso nos hiciera llegar antes - y esperamos a que se abran las puertas, con cara de circunstancias, mirando a rincones en los que confiamos no encontrar la mirada de otros compañeros de viaje, algo así como lo que ocurre en un ascensor lleno de gente. Yo tenía a las damas justo delante y no podía evitar oírlas.

En aquel momento una de ellas se acordó de que había elecciones y lo comentó con la otra. Y entonces esta segunda explicó por qué iba a votar a la derecha – como si a alguien pudiera creer que esa señora hubiera votado otra cosa que a la derecha durante toda su vida - mientras la primera asentía completamente de acuerdo con lo que decía su amiga.

La señora vino a decir que ella votaría al Partido Popular porque ya eran ricos y, por tanto, robarían menos que los socialistas. Éstos, desarrapados ellos, aprovechaban la legislatura para llenarse los bolsillos mientras que los populares no albergaban esa necesidad pues ya tenían dinero, por lo tanto robar, robarían, pero robarían menos.

Lo primero que pensé es que era una lástima la cultura política que tenemos en nuestro país. El razonamiento de la señora roceña era más bien simplista, reduccionista pero indudablemente los políticos se lo habían ganado a pulso. 

Luego pensé que además era incorrecto. ¿Qué le hacía pensar a la señora que los ricos robaban menos por el hecho de ser ricos?. ¿Habría oído hablar de lo en que ha venido pasando en la Comunidad Valenciana?. La mayoría de los ricos que he conocido tenían un sentido de la ética que no me hace albergar la esperanza de que siempre buscaran la riqueza por medios legales o lícitos. Pero es que los muy ricos solo aspiran a ser más ricos todavía y poco importa que ya sean tan ricos que apenas tengan vida para poder gastarse todo el dinero que tienen. Por lo tanto esa avaricia que va inmersa en la propia esencia de tener mucho dinero me hace pensar que si se trata de eso, si se trata de que el político es esencialmente corrupto, para mí no es garantía de que ya sea rico al acceder a un cargo público para que no robe todo lo que pueda.

Así que para aquellas señoras no había programas políticos, soluciones más keynesianas o más liberales a los problemas económicos, mayor o menor respeto por la sanidad, por la cultura, por la educación, la investigación y el desarrollo o el respeto por las normas democráticas y cien mil asuntos más que debieran preocuparnos cuando decidimos nuestro voto. Todo se reducía  a ver quien roba menos y a filosofar sobre quien está en condiciones económicas de partida para robar más o menos. 

Y lo peor es que no puedo culparlas. Pues es la imagen que hemos recibido en los últimos años ha sido de corrupción cuando no de comportamientos insoportablemente soberbios, como si estos señores estuvieran por encima del bien y del mal y la cárcel no fuera con ellos. Esa imagen de soberbia, corrupción e impunidad nos ha calado bien dentro, nos ha hurtado el resto del debate político y nos hace prácticamente inconcebible que haya políticos honrados. 

Yo expresaría el pensamiento de aquella señora de otra manera, y desde luego no me atrevería a especular con quien roba más. Yo la expresaría diciendo que los socialistas han demostrado un sentido instrumental del Estado mientras que los populares han alardeado de un sentido patrimonial del Estado. 

¿Qué es lo que quiero decir con esto?. Algún amigo me ha dicho que no llamo a las cosas por su nombre, que debería dar más caña. Puede que tengan razón, porque casi todos los que me lo dicen están en una valerosa lucha diaria por mantenerse en pie a una edad en la que nuestros padres ya tenían las cosas más seguras. Otros en cambio me reprochan haber caído en el pesimismo y me envían escritos y vídeos optimistas quizás porque ellos los necesitan más que yo porque sin ese optimismo no podrían mantenerse en pie en sus proyectos vitales mucho más arriesgados que los míos. En todo caso si atendiera a las peticiones de unos y otros me traicionaría a mí mismo, no sería yo y entonces no escribiría estos artículos.

Huyo de los razonamientos simples precisamente porque son simplistas pero, por el contrario, los razonamientos complejos, a los que suelo abonarme, requieren de explicación y no siempre se consigue ser claro, vamos a intentarlo. En la propia tradición ideológica socialista está el utilizar los medios del Estado para cambiar la realidad, para conseguir una sociedad más justa e igualitaria pero, en cambio, a la sociedad la han cambiado poco, unas pequeñas reformas de agradecer pero a cambio nos han dejado una imagen de que ese instrumento que es el Estado ha servido a intereses más personales. Hay por ahí prominentes políticos socialistas que no se sabe dónde están, a quien sirven y por dónde se mueven. Han confundido el sentido de la palabra instrumento, el Estado es un instrumento para servir no del que servirse. Me duele mucho, pero salvo excepciones, en ayuntamientos, comunidades y gobierno han dado una imagen de pactismo, compadreo y sumisión al poder económico. Ahora mismo me asalta el recuerdo de una entrevista de Jordi Évole a ex ministro de industria Sebastián que tras un asalto de honestidad en la televisión y decir que ya habían tenido mucha paciencia con los bancos recibió la llamada de José Blanco diciéndole que con los bancos no hay que meterse. 

En cambio, entre la derecha de este país está la tradición de considerar que el Estado es propiedad privada. Suya por supuesto. Y eso se ve en sus actitudes, en su manera de contestar a las preguntas en el Congreso, en sus acciones de gobierno, en el reparto del pastel del poder, en el nombramiento de familiares como asesores o cuando hacen obras públicas que parece que hacen obras en su casa. Ese sentido de la propiedad se ve en mil y un detalles.

Durante unos meses estuve pasando, camino del trabajo, por delante del Ayuntamiento de Madrid y veía llegar a los jerifaltes en sus coches oficiales – en número inconcebible para un ayuntamiento –. Les veía bajarse de los vehículos con una actitud que parecía que el chófer era su sirviente y el policía municipal de la entrada era su portero.  Ahora han cambiado los coches anteriores por automóviles híbridos “Prius” de tal forma que los alrededores del antiguo Palacio de Correos parece la fábrica de Toyota.

Este sentido patrimonial del Estado no les ofusca tanto como para confundirles hasta el punto de pensar dónde están sus negocios privados de verdad. Para ellos el Estado es como el banco malo al que deben ir a parar las pérdidas y compartirlas entre todos, mientras que los beneficios deben ser exclusivamente suyos y de su órbita. Por lo tanto el Estado es suyo como usufructo, para su uso y disfrute, pero sin responsabilidad.
Así, ellos hablan sin ambages de herencia recibida, refiriéndose al estado de las cosas cuando han accedido al gobierno, como si se tratase de la herencia de los antepasados. ¿ Pero cómo osan esos realquilados que son los socialistas dejarles la propiedad así de mal?. Menos mal que están ellos para arreglarlo todo. De esta manera, un año después ellos en efecto lo han arreglado todo, la prima de riesgo está peor que nunca, estamos más endeudados, hay muchos más parados y la unidad del país corre más riesgo que nunca. Bonito panorama y eso que, según decían, la sola presencia del Sr. Rajoy en el gobierno iba a arreglarlo todo.

Yo que ya voy teniendo unos años he vivido varias crisis económicas. Hay ciclos nos dicen los economistas. Si nos centramos en la percepción que de la crisis tienen la gente, la diferencia con crisis anteriores es que en ésta una inmensa mayoría de la personas piensa que ha sido una estafa organizada. Y eso ha penetrado en todas las capas de la población. Aquellas señoras del tren tenían conciencia de ello. Todos tenemos conciencia de ello independientemente de cuál sea nuestra ideología o nuestra tendencia política de base y deberíamos todos actuar al unísono independientemente de a quien hemos votado en el pasado. Hemos sido estafados casi todos.

Se necesita una regeneración. El diario El País decía en su editorial hace unos días que había que hacer “reset”, el famoso “apagar y encender” que según el saber popular proponen los informáticos para arreglar los desatinos de sus maléficas máquinas. Pero eso es fácil en esas máquinas, la memoria de un ordenador es volátil, se borra el estado de la máquina en el momento del error y se vuelve a un estado inicial al volver a arrancar. ¿Cómo se hace eso con un país?.

Quizás debiéramos, antes de nada, realizar todos y cada uno de nosotros una revolución ética personal. Hacernos “reset” a nosotros mismo. Deberíamos hacer examen de conciencia y ver hasta qué punto estamos impregnados de la misma miasma posmoderna de la corrupción. Tendríamos que ver si nos fastidia que nuestro sistema político económico sea corrupto porque es un sistema inmoral e ineficaz o porque nosotros no tenemos acceso a la distribución del reparto del botín. Una vez contestada esa pregunta interior, deberíamos juramentarnos para no volver a tolerar comportamientos de ese tipo a nuestro alrededor. A no reír las gracias de los defraudadores de vía estrecha que nos rodean y a afearles su conducta, ya que no sé si se puede conseguir la limpieza en el ámbito de lo público si no estamos dispuestos a limpiar el ámbito más cercano a nosotros mismos.

Una vez convenientemente  “reseteados” deberíamos pedir cuentas a nuestros políticos. Deberíamos comprometernos con nuestro voto. La única parcela de poder que nos dejan y, como ya he señalado en artículos anteriores, no abstenerse y no votar en blanco porque al final, gracias al sistema electoral, es como votar a los partidos mayoritarios pues aunque vote solo el veinte por ciento del electorado los escaños se siguen repartiendo. Deberíamos votar a un partido que todavía no ha gobernado, el más coherente posible con nuestras ideas y, si no es posible, al que más rabia nos dé. Deberíamos hacerlo al menos una vez y ver que tal nos va (2).

La única manera de demostrarles que no hablamos en broma es reducir su poder. Y reducir su poder es reducir su representación parlamentaria. En una democracia parlamentaria todo el poder acaba saliendo del parlamento: el gobierno, las leyes, los presupuestos, la justicia, todo. Además, en la política moderna aunque el gobierno sale del parlamento se da la paradoja de que éste está mediatizado por el propio gobierno y por los grupos parlamentarios que usan la disciplina de voto como disciplina del acero. La división de poderes en la práctica por desgracia es cosa del pasado. Así que si la fuente del poder son los escaños de voto cautivo de los grupos parlamentarios, démosles ahí  mismo, donde más les duele, todavía tienen que contar con nosotros para constituir el parlamento. 

Si se redujera el poder de los partidos mayoritarios se verían avocados a cambiar y quizás comenzara el “reset”, quizás cambiarían la forma de hacer política, quizás todos estarían más proclives a la negociación y a escuchar a la gente, quizás se regeneraría la vida pública y quizás de esta manera podríamos centrarnos en el debate político real, en el que se solucionan los problemas de España. Ya sé que es mucho “quizás”, por ahí me he dejado muchos más “quizás” deseables. Y que se cumplan todos ellos es muy difícil. Pero también sé que si no se hace nada, ellos no van a cambiar. Tienen muy bien organizado todo el cotarro.

Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo

El título "Extraños en un tren" lo tomo prestado de la genial novela de Patricia Highsmith tan magistralmente llevada al cine por Alfred Hitchcock
(1) Las Rozas de Madrid, localidad de 90.000 habitantes situada al noroeste de la capital. Forma parte de su área metropolitana. Tiene un alto nivel de renta per cápita.
(2)    En el artículo “El discreto encanto de la abstención…” desarrollé esta tesis ampliamente.

Nota final 

Querría desear a todos los lectores un feliz año nuevo. Que 2013, a pesar de los presagios, sea mejor que el 2012. Ya va siendo hora que los sucesivos años dejen de ser annus horribilis y podamos permitirnos el lujo de ser optimistas.

Un abrazo virtual a todos y mucha salud, mucho amor y dinero suficiente.

¡Feliz año nuevo!




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Investigación sobre el logro de las personas



Este es el quinto y último de los artículos que dedico a la estratificación social. A la estratificación social podríamos definirla como el estudio de cómo se organizan las sociedades en estratos o capas – a lo largo de la historia han sido castas, estamentos o clases – con distinto poder económico y político, y cómo se relacionan entre ellas, dicho de otro modo, es el estudio de la desigualdad social.

El primero de estos artículos, “¡Oiga usted que todavía hay clases!”, trataba sobre las distintas formas de estratificación social que se han dado a lo largo de la historia. El segundo, “El gran montaje”, explicaba el proceso de legitimación o cómo las élites logran justificar la desigualdad social. El tercero, “Yo soy de clase media, ¿y usted?”,  explicaba el funcionamiento de la sociedad de clases, las clases sociales actuales y cómo se puede clasificar a una persona en una clase determinada en función de su posición socioeconómica. En “El ascensor social”, cuarto de estos artículos, trataba de la movilidad social, o cómo unos pocos afortunados pasan de una clase social a otra superior, o al revés, lo que suele ser menos divertido.

En este quinto artículo vamos a tratar sobre el proceso del logro y con ello pretendo dar el punto final de una visión bastante completa, dentro de mis limitaciones, de cómo funciona nuestra sociedad en términos de su estructura social.

Si con el estudio de la movilidad social se pretende contestar a la pregunta de cuántos y de que manera ascienden o descienden por la pirámide social, con la investigación del logro obtenemos las causas por las que las personas ascienden o descienden a lo largo de dicha pirámide. Nos ayuda a comprender por qué el sistema de estatificación favorece a algunas personas más que a otras.

Para saber lo que ha conseguido una persona, para conocer el nivel que ha alcanzado es necesario medir su posición socioeconómica. En “Yo soy de clase media y usted” hablamos de que para medir dicha posición el gran sociólogo alemán Max Weber proponía tres dimensiones: clase, estatus y poder. La clase hace referencia al poder económico, la renta o ingresos; el estatus al honor o al prestigio social y a los privilegios que derivan de dicho estatus y, el poder, al poder político o a la autoridad derivada de la posición que se ocupa, sería asimilable a lo que más modernamente se denomina autoridad ocupacional. De manera que la posición de una persona en las clases sociales dependerá del cálculo de su posición dentro de cada una de las tres dimensiones. Dicho de modo más claro, un líder sindical probablemente no tenga unos ingresos elevados pero si disfruta de una posición elevada en la dimensión de poder y su posición socioeconómica será más alta que la de cualquier persona que obtenga sus mismos ingresos. Los investigadores posteriores han tomado el análisis multidimensional de Weber añadiendo o modificando dimensiones como el nivel educativo, si el trabajo es  manual/intelectual, la cualificación ocupacional y otros. De manera que se adaptan a las distintas sociedades y distintos tiempos históricos, pero en la raíz, es la misma metodología que inventó Weber.

Así que analizando dichas dimensiones y comprobando hasta donde llegan las personas y desde dónde parten llegaremos a las causas que impulsan hacia arriba a los que suben con movilidad social ascendente o bajan con movilidad social descendente. Harold Kerbo, en su famoso libro “Estratificación Social y Desigualdad”, publica un gráfico muy clarificador de las causas de la movilidad.

En el gráfico, Kerbo incluye todas las causas halladas por las distintas investigaciones que se han realizado acerca del logro de las personas. Me he permitido modificarlo un poco para hacerlo más claro.



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Lo primero que observamos es que hay unas dimensiones personales que influyen en la posición socioeconómica del individuo y que dependen del origen familiar y de la trayectoria personal y, unas dimensiones generales, que dependen del contexto social en el que vive el individuo.

Empecemos por las dimensiones personales que afectan a la posición del individuo moviéndonos en el sentido contrario de las agujas del reloj. En primer término tenemos la cualificación profesional, ésta viene definida por las credenciales académicas, es decir sus estudios, y por la experiencia de trabajo que posea el individuo. Dicho de una manera sencilla, sería su currículo personal.

Todas las investigaciones coinciden en la importancia de la educación tanto para promover el logro como para reproducir las desigualdades de clase. Desde la escuela primaria los niños de las clases superiores tienen más probabilidades de tener un entorno familiar que les impulsa educativamente y, a su vez, esto hace que sea más probable que alcancen la universidad. También es sabido que los estudiantes que acceden a un título universitario tienen un 49% de ventaja ocupacional sobre los que no lo tienen.

Por tanto, las aspiraciones educativas reciben la influencia de los padres y del grupo de compañeros. Los padres de clase alta suelen animar más  sus hijos a ir a la universidad y les proporcionan modelos de rol que les llevan a tener aspiraciones educativas altas. Pero su grupo de compañeros y las diferentes subculturas juveniles influyen de manera tan importante como los padres. Cuando el grupo está formado por niños o jóvenes cuyos padres son médicos, abogados y otros profesionales superiores, las altas aspiraciones del grupo influyen en el resto del mismo.

Si la asistencia a la universidad se basara fundamentalmente en las capacidades intelectuales, habría muy poca herencia de clase. Pero la desigualdad de clase opera de modo que reduce la relación entre la capacidad intelectual y la asistencia a la universidad.

Como hemos venido indicando en los artículos de Sociología Divertida hay dos escuelas fundamentales en la sociología, el funcionalismo y la sociología del conflicto (1). La teoría funcional hace hincapié en el aspecto del logro que tiene la educación: los más talentosos adquieren importantes cualificaciones y se preparan así para ocupar las posiciones importantes en la sociedad, sin embargo como estamos viendo, esto no es del todo cierto. La perspectiva del conflicto sobre la educación, por su parte, nos dice que, en el conflicto por alcanzar las posiciones sociales más valoradas, los miembros de la clase alta tienen más capacidad para asegurar a sus hijos una ventaja a través de la educación.

A este respecto es muy curioso el estudio de Collins (1971) que ha proporcionado la evidencia de que el aumento de los requisitos técnicos de las ocupaciones, más que explicar el aumento real de los requisitos educativos de estas ocupaciones, sirve para mantener las fronteras de clase. Por ejemplo, cuando los títulos universitarios estaban más limitados y la clase media solía obtener sólo títulos de educación secundaria, las ocupaciones típicas de clase media requerían un título de estudios secundarios. Pero, al aumentar los hijos de clase media que obtenían títulos universitarios, las ocupaciones típicas de clase media ascendieron para pasar a exigir un título universitario. Desde la perspectiva del conflicto la educación certifica la pertenencia a una clase antes que las capacidades técnicas.

Si, como indican los datos, el sistema educativo no sirve fundamentalmente para enseñar las capacidades que se relacionan con las ocupaciones, sí certifica que la gente ha aprendido a respetar la autoridad y a aceptar los valores, ideales y el sistema de desigualdad de la estructura ocupacional (2). Así, la educación proporciona dos servicios importantes a los miembros de clase alta: es un medio para la herencia de clase y un medio para seleccionar nuevos miembros responsables para que ocupen las posiciones ocupacionales superiores. Por tanto, una de las dimensiones que más influyen en el proceso del logro es el sistema educativo y éste está muy influenciado por la clase a la que se pertenece.

Además de los estudios académicos realizados, la cualificación profesional está influenciada por la experiencia profesional. La calidad – y en menor medida la cantidad - de los puestos de trabajo desempeñados por una persona proporciona una serie de conocimientos que no pueden impartirse en las universidades porque derivan directamente la solución de problemas del día a día y de la adecuación de lo aprendido en la universidad a la vida real.

El primer o primeros puestos de trabajo tienen una gran importancia en la vida profesional pues suelen especializar en algún área concreta y marcan el ritmo de ascenso social o estancamiento del profesional. El que los primeros puestos de trabajo sean mejores o peores también está muy relacionado con el origen de clase. Las clases altas tienen acceso a redes sociales más poderosas y eficientes, dicho en román paladino tienen más y mejores enchufes y tráfico de influencias, por lo que les es más fácil colocarse en posiciones de partida mucho mejores.

La segunda variable que influye en la posición socioeconómica es el estatus ocupacional. Es decir cuanto mayor es el prestigio social del puesto de trabajo, suelen ser mayores los ingresos y los privilegios asociados. Los primeros modelos de estudio del proceso del logro, realizados en los años ´60, estudian el proceso del logro de estatus. Son los modelos de Blau y Duncan y el modelo de Wisconsin.

Blau y Duncan investigaron los efectos que tenían la educación y la ocupación del padre, y la educación y el primer trabajo del hijo en el estatus ocupacional del hijo. El modelo de Wisconsin, es más completo, añade algunas variables sociopsicológicas al modelo de Blau y Duncan. Específicamente las aspiraciones educativas y ocupacionales del hijo, la influencia de otras personas importantes en la vida del hijo. También incluye indicadores de capacidad mental y de rendimiento académico.

La conclusión más importante del modelo es que el estatus socioeconómico de los padres influye en las aspiraciones ocupacionales y educativas de los hijos y que existe una combinación de factores adscritos, es decir debidos a la posición de los padres,  y de logro, debidos a los méritos del hijo, que explican el logro ocupacional (3).

La autoridad ocupacional del padre es la tercera variable de tipo personal que influye en la posición socioeconómica de las personas. Podríamos asociar esta dimensión a la variable weberiana del poder. Varios estudios han aportado datos acerca de esta influencia. Curiosamente, aunque una autoridad ocupacional del padre alta influía en el logro de estatus y de ingresos, lo hacía en mayor grado en el logro de la autoridad ocupacional del hijo (4). 

Estos mismos estudios indicaron la influencia de la dimensión de propiedad de los padres en el logro del hijo. Los hijos de propietarios tienen mayor facilidad de alcanzar posiciones sociales altas. Es bastante evidente, por poner un ejemplo gráfico,  que los hijos de la Duquesa de Alba lo han tenido más fácil que los hijos del portero del Palacio de Liria (5) si es que existe esa función en dicho palacio.

La suerte, como sabemos todos por experiencia, influye poderosamente en el éxito profesional. Estar en el momento justo en el sitio adecuado puede ser la diferencia entre tener una trayectoria exitosa o una menos brillante. El sociólogo norteamericano Christopher Jencks ha estudiado mediante modelos estadísticos, en su libro “Desigualdad”, que indican que casi la mitad de la varianza en el logro educativo y en el logro de ingresos se debía a la suerte. La suerte tiene mala prensa pues huele a excusa en los que no han alcanzado sus metas, y los que las han alcanzado suelen recurrir al argumento de que ha sido su trabajo y su preparación, y no la potra, a las que debe su posición. Sin trabajo ni preparación – algunos sin padrinos – no se llega a nada; pero, qué duda cabe, la suerte juega su papel.

Pasemos ahora a las dimensiones generales. Existen fuerzas económicas que explican buena parte de la varianza en el logro ocupacional y de ingresos y que no dependen en absoluto de la voluntad de las personas. Como ya vimos en el artículo “El ascensor social”, en épocas de expansión económica o, a nivel sectorial, con el desarrollo de una nueva tecnología se produce una alta movilidad social ascendente, al contrario en épocas de crisis – como la que ahora padecemos – se produce una alta movilidad social descendente, el aumento de la pobreza en España ahora mismo es un claro indicador de este fenómeno.

También hay causas económicas estructurales, independientes del ciclo económico, que afectan al logro de las personas. La investigación sobre la economía dual ha descubierto que las corporaciones se dividen en organizaciones centrales y organizaciones periféricas (6). Las centrales son más grandes, obtienen más beneficios y pagan sueldos más altos.

La investigación sobre la economía dual ha descubierto también que hay trabajadores con el mismo estatus ocupacional que reciben diferentes ingresos dependiendo del tipo de empresa en que trabaja, si central o periférica. Asimismo, los ingresos que proporciona la educación también pueden variar dependiendo de la situación del trabajador en el centro o la periferia.

En el proceso del logro ocupacional y de ingresos influyen otras características de las empresas: si están más o menos burocratizadas, que sea una industria nueva y próspera o una en decadencia, etc. Cuando las empresas están más burocratizadas, hay más rangos ocupacionales y mayor autoridad de línea – fenómeno que estudiamos en el artículo “El síndrome del Cabo Cuartel”-, algo que permite a los empleados moverse más en términos de logro ocupacional y de ingresos.

Por último, el racismo y el sexismo, influyen en el logro ocupacional y de ingresos. Se ha mostrado que el proceso del logro de ingresos en el caso de las mujeres y los negros difiere al de los varones blancos, sus ingresos tienden a ser más bajos porque su autoridad ocupacional suele ser menor. Con especto a la educación, a igual nivel educativo, las mujeres y los negros obtienen menos autoridad ocupacional que los varones blancos.

Hay personas que se reprochan a si mismas no haber alcanzado la posición que anhelaron cuando eran jóvenes. En los que te imaginas en la cima del mundo pero no sabes muy bien cómo la alcanzarás. En contextos culturales en los que la ideología de la igualdad de oportunidades es muy fuerte, como pasa en los Estados Unidos, esta frustración por no alcanzar el nivel socioeconómico deseado provoca problemas personales, de autoculpabilidad, de adaptación y fuerza a una categoría especial de clasismo, hay estudios sobre ello. Sin embargo, no conviene ser demasiado duro con uno mismo, la mayoría de las causas que nos han colocado en la posición socioeconómica que tenemos no dependen de nosotros mismos, así que ni el autorreproche ni el autobombo tienen mucho sentido. Más nos vale disfrutar de lo que hemos conseguido, de lo que tenemos y de recurrir a una ética que se ha perdido, el que no es tan importante la categoría de tu trabajo como lo bien que lo haces y que todo trabajo, cualquiera, tiene dignidad y merece respeto.


Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo


Notas:

(1)    Según el enfoque funcionalista una sociedad puede entenderse metafóricamente como un organismo vivo que se compone de distintos órganos o estructuras cada uno de ellos con una función o funciones necesarias para que el organismo social pueda vivir. La sociedad es un sistema complejo cuyas partes “encajan” entre sí produciendo un equilibrio o estabilidad social. Es una concepción optimista de la sociedad.
En el paradigma de la Sociología del conflicto se agrupan las teorías sociológicas que analizan a la sociedad desde el punto de vista de la desigualdad, el conflicto y el cambio social. Se resaltan las relaciones de dominación que enfrentan a las diferentes categorías de personas y, en el ámbito internacional, a los conflictos entre distintas sociedades que compiten entre sí. Se analizan también las estrategias que emplean los dominadores para mantener su posición y de los dominados para intentar mejorar su situación. Ver ¿Pero hubo alguna vez una Escuela de Viena en Sociología?, o si se quiere ampliar más en “¿Qué es la sociología?".
(2)    A este respecto es interesante, perdonad mi inmodestia, el estudio que hice sobre el fracaso universitario en la Universidad Politécnica de Madrid. En él llegue a la conclusión de que el sistema en el que basaba el prestigio esta universidad consistía en parte en preparar a titulados disciplinados que respetaban la autoridad, valores, ideales que se aplican en la mayoría de las empresas y de respetar los acuerdos no escritos como el concepto de “apretón de manos invisible” desarrollado por  Bowles y Gintis. El artículo se puede descargar aquí
(3)    Los modelos de Blau y Duncan y de Wisconsin, que medían el logro de estatus ocupacional han sido criticados por investigaciones posteriores. Las principales críticas son:
  1. Los modelos del logro de estatus tienen una capacidad explicativa limitada, alcanzan valores modestos en la varianza del logro de estatus
  2. Intentan explicar un aspecto que no es el más importante en la definición de la posición socioeconómica, el estatus.
  3. Se centran en las características individuales dejando de lado las dimensiones generales o estructurales.
  4. La mayoría de los descubrimientos de esta investigación se explican mejor por la perspectiva del conflicto que por la teoría funcional de la estratificación social.
(4)    Las investigaciones que han estudiado este punto según Kerbo son Kallerberg y Griffin, Robinson y Kelley y Wrigth
(5)    El Palacio de Liria es un gran edificio del siglo XVIII, residencia de la Casa de Alba en Madrid, y principal sede de su colección de arte y de su archivo histórico, ambos de incalculable valor. De esta mansión se cuenta que es el domicilio particular más grande de Madrid (200 estancias en 3.500 m2) y que sus jardines son los únicos de propiedad particular que figuran destacados en color verde en muchos planos de la ciudad. Es muy parecido al Palacio Real (con 2.000 estancias) pero en pequeño, si los comparas. Si lo comparas con mi casa, mi querido hogar no resistiría la comparación.
(6)    Este enfoque considera a la Economía como muy dividida entre grandes grupos industriales cuasimonopolistas (industrias centrales) e industrias sometidas a más competencia, con menos beneficios, menor sindicalización y salarios más bajos (industrias periféricas).

Bibliografía:

Estratificación Social y Desigualdad
Harold R. Kerbo
5ª Edición
McGraw-Hill
Madrid 2003

Teoría Sociológica Clásica
George Ritzer
3ª Edición
McGraw-Hill
Madrid 2001




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Investigación sobre el logro de las personas por Juan Carlos Barajas Martínez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.
Basada en una obra en http://sociologiadivertida.blogspot.com.es/.


NOTA FINAL NAVIDEÑA


En Zamora (Castilla y León, España) en una mañana fría de narices por no decir partes más pudendas que vendrían muy al caso, os deseo unas felices navidades. En la esperanza - por desgracia muy pequeña, casi infinitesimal - de que los buenos deseos de hermandad que en esta época del año se renuevan se hagan realidad de una vez por todas y consigamos un mundo mejor. Y ahora, en un terreno más real y próximo, os deseo que paséis una buena noche en la nochebuena, acompañados por vuestros seres queridos, abundantes viandas, excelentes caldos, besos, achuchones, buenas conversaciones y mucho amor. Si tenéis a alguien próximo lejos de vosotros lo sintáis próximo y no lejano. Y dejad un ratito, pequeño, para el recuerdo de los que ya no están, sin penas, recordando lo mejor de ellos, agradeciendo todo lo que nos dieron, pensad que ellos viven en nosotros y contad a los que no los conocieron lo que de bueno tuvieron. Resumiendo que me enrollo, agradeceros de todo corazón vuestra fidelidad a este modesto blog, agradeceros cada una de vuestras lecturas ya que cada de ellas representa un apoyo inconmensurable. Recibid el más fuerte de los abrazos y mejores deseos de vuestro amigo Juan Carlos, también conocido inmodestamente como Kurt Goedel, y de su familia.
Gracias
Juan Carlos Barajas Martínez (Madrid)

Oposición rima en consonante con Inquisición II

Antes de leer este artículo se recomienda leer la primera parte del mismo, en el que se definía al proceso de selección de personal mediante oposiciones y se revisaban sus características generales. En este artículo se presta atención a aspectos particulares del proceso que se quedaron en el tintero por no hacer del artículo anterior un texto extenso en exceso.


El tribunal


Como se dijo en el artículo anterior el tribunal  de unas oposiciones es el órgano colegiado encargado de poner los exámenes, corregirlos, puntuar las notas y, en general, gestionar todo el proceso. También vimos que está formado por funcionarios expertos en las materias que se necesitan para evaluar a los candidatos.

Están constituidos por un presidente, vocales y un secretario y suele nombrarse un tribunal suplente con una configuración parecida. De tal forma que cuando llegan las sesiones públicas, que suelen ser diarias y pueden alargarse semanas o meses, las dos formaciones del tribunal participan. Como se trata de un trabajo extra, los miembros del tribunal cobran unas dietas por su participación en el mismo, es decir, no son amateurs, son profesionales.

El presidente tiene una función moderadora pero realmente el opositor no aprecia diferencias a la hora de examinarse, todos suelen preguntar y el que resulte más duro no tiene por qué ser el presidente, a veces lo es una joven de aspecto angelical o un anciano al borde de la jubilación de aspecto noble y venerable. Quizás la figura más diferenciada sea la del secretario. Podríamos afirmar que nuestra civilización se halla en decadencia y podríamos observar muchos signos que nos lo confirman, por ejemplo, la pérdida de valores, la pérdida de la educación y de la urbanidad, la pérdida del “usted” a favor del proletario “oyes tú” y mil cosas más. Pues bien, uno de esos signos es la función del secretario de un tribunal. Esto antes lo hacía el bedel.

Es gracioso que si lees a José María Chico y su “Oposita que algo queda” puedes observar que leer los nombres en voz alta y avisar a los opositores que se van a examinar, comprobar la identidad, preocuparse por que no le falte agua al opositor o al resto de los miembros del tribunal (1), hacer las fotocopias, repartir papeles a diestro y siniestro y demás funciones mecánicas del tribunal las realizaba antes el bedel y ahora lo hace el secretario. Quizás sea por esto por lo que la función del secretario la desempeña un recién llegado al Cuerpo, un funcionario de las últimas promociones. ¡Qué pérdida de caché!, ¡qué falta de personal!, el neoliberalismo como se puede ver amenaza cada espacio de nuestra existencia por mínimo que sea. Aunque hay reconocer que el secretario, una vez comienzan las preguntas, pregunta como los demás.

Un opositor que se precie debe estudiar no sólo el temario de la oposición sino que debe estudiar también a los miembros del tribunal. Debe estudiar sus biografías, sus especialidades, sus entrevistas en los medios especializados, sus preferencias. En Internet se pueden encontrar cantidades ingentes de información al respecto gracias a San Google. Si los miembros del tribunal tienen cuentas en las redes sociales el opositor debe hacerse su seguidor, con el fin de estudiar sus frases, comentarios, ideas. Todo esto servirá para hacer un perfil de cada miembro del tribunal, para saber por dónde irán las preguntas pero, sobre todo, para saber cómo orientar las respuestas.

Pero esto es de ida y vuelta. Los opositores tienen la sospecha de que los miembros del tribunal se meten en sus foros, escudriñan sus comentarios, ven por donde van las sospechas de las intenciones del tribunal para ver por dónde pueden sorprender. No me extrañaría lo más mínimo, en la guerra todo vale.

 ¿Hay enchufes bifásicos y trifásicos en las oposiciones?

En primer lugar quiero decir que en las oposiciones en las que me he presentado no he visto ni oído nada extraño, nada a lo que acogerme para excusarme cuando he suspendido ni que ocultar cuando he aprobado, por lo tanto no soy quien para dudar de la honradez de los tribunales que me han examinado. Dicho esto, he sido testigo en algunas ocasiones en estos veintisiete años que llevo en este negocio – porque a veces tengo la virtud de confundirme con el ambiente y estar sin quererlo en sitios en los que no debería haber estado – de cosas muy raras.

Estas cosas raras  tienen que ver más con la prestidigitación que con el aparente incumplimiento de las normas. Nunca he observado un incumplimiento flagrante de las mismas. Tú sabes que la chica maciza que acompaña al mago o el fornido y apolíneo ayudante que acompaña a la maga no puede ser partidos por la mitad con una sierra, más que nada porque el cuerpo humano tiene varios litros de sangre que en estos casos no aparece por ninguna parte y la sangre es sustancia muy dada a salpicarlo todo. Sabes que hay truco pero no sabes cómo. Este es el tipo de cosas que a veces suceden. No te puedes explicar algunos resultados.

Yo nunca he participado en un tribunal. Una vez me nombraron para uno. Mi jefe me dijo, “te he puesto en el tribunal suplente para el puesto de talycual”, “¿y qué tengo que hacer? – dije yo que era entonces muy nuevo – “nada, el tribunal suplente no se va a reunir”. Y esto fue toda mi intervención. Más bien pobre. Por cierto era el secretario suplente.

Pero menos mal que no me nombraron nunca. Soy esencialmente empático y tiendo a ponerme en el lugar de los demás. Esto me hace débil en el mundo que nos hemos dado a nosotros mismos. Si me pongo en el lugar de un miembro del tribunal, a mi me sería muy difícil abstraerme de las presiones si un compañero de promoción me dijera que a ver que podía hacer por su primo que su madre está muy mala y no querría dejar este mundo sin dejar colocado al niño, o simplemente, que desde la subsecretaría de marras o desde la asociación profesional de mi Cuerpo se me dijera que había que primar un determinado perfil de candidato. Lo reconozco creo que podría caer en el pecado. Así que menos mal que son otras las personas elegidas, con superior entendimiento y mayor grandeza moral que yo. El sistema está a salvo.

Y para terminar este apartado, después de muchos años de ser espectador mudo – y a veces malhadado protagonista - de estos procesos de selección, tengo la impresión de que cuanto más general es una oposición más difícil es que ocurran cosas raras y cuanto más particular, afecta a menos gente y están implicados menos organismos, más probabilidades hay de que pase algo que no te puedas explicar.

 La promoción  interna

La promoción interna no existe, es como ese éter que decían los físicos del siglo XIX que era la sustancia que rellenaba todo lo que no estaba ocupado por la materia. La promoción interna y la carrera administrativa están recogidos en la normativa laboral de los empleados públicos como conceptos directores pero es algo formal, en realidad no existen. Vamos a aclarar todo esto.

En el artículo anterior ya vimos que los funcionarios pertenecían a un grupo (A1, A2, B , C1 y C2), dentro de cada grupo hay un rango de niveles jerárquicos que se pueden ocupar, cada puesto de la administración está asociado a uno de esos niveles. Por tanto un A2 puede ocupar puestos de niveles desde el 20 al 26 y a eso se reduce su carrera administrativa. Y, ¿qué tiene que hacer un A2 para ocupar un puesto 28?, pues la respuesta os sonará: ¡oposiciones!. Y, ¿que tiene que hacer un C1 para alcanzar un puesto 24?, pues eso ¡oposiciones!.

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Por lo tanto carrera administrativa hay, pero circunscrita a los niveles que el grupo al que perteneces tiene asignados. En cuanto llegas al nivel máximo reservado para tu grupo, cosa que suele ocurrir cuando todavía eres joven y tienes aspiraciones, pues sólo te quedan dos vías: la oposición o la resignación. Con la resignación ves como tu sueldo se reduce permanentemente haya bonanza o crisis económica o careces de incentivos pues tu trabajo siempre será del mismo tenor. Con la oposición te metes en la dinámica que describimos en el artículo anterior, que tampoco es para tirar cohetes.

Bien para solucionar este problema, las mentes pensantes han inventado lo que se llama oposiciones de promoción interna, en este caso vertical porque queremos ascender a un cuerpo perteneciente al grupo superior. También la hay horizontal pero hablaremos de ella un poco más adelante.

Las oposiciones del C2 al C1 no las regalan pero bueno, son digeribles. Las del C1 al A2 son más difíciles pero bueno, están dentro de un orden. Pero las oposiciones del A2 al A1 son de campeonato. Para mí, en esto hay muchas opiniones, son tanto o más difíciles como si concurrieras al mismo Cuerpo desde la calle, por eso hay tanta gente de dentro que se presenta por fuera.

Algunos dirán que suelen quitar un ejercicio o parte del temario y esto representa una ventaja, ¡qué duda cabe!. Se quita porque se supone que la experiencia previa en la administración proporciona ese conocimiento que se pretende medir con esos ejercicios o temas que se quitan. Precisamente por eso, para mi no representan una ventaja. Ventaja sería si me quitaran la parte más ardua del temario o el examen más difícil.


Pero por el contrario, siempre sacan muy poquitas plazas y el ratio plaza/candidato suele ser peor que si te presentas por fuera y en segundo lugar, ¡qué Dios me perdone!, pero siempre me ha parecido que los tribunales han sido más duros con los de dentro que con los de fuera. ¿Por qué?, bueno cuando veamos las cuestiones sobre el cierre social volveremos sobre el asunto (2).

Una vez tuve el dudoso honor de presentarme a las oposiciones al Cuerpo Superior de Administradores Civiles, lo que en realidad fue una de las mayores equivocaciones de mi vida. Había diez plazas de promoción interna, en el primer ejercicio quedamos 10 candidatos, tantos como plazas, después del cuarto y último sólo quedaron 2 que evidentemente ganaron la oposición, quedaron 8 plazas libres. No digo que yo lo mereciera, ¿pero es que ese año sólo había 2 personas capacitadas para merecer la promoción en toda la administración?. Me cuesta creerlo. En 2007 se presentaron 42 candidatos para 9 plazas, aprobaron 2 quedaron libres 7. En 2008 se presentaron 49 para 15 plazas, !aprobó 1!, quedaron libres 14. En 2009 sólo se convocaron 3 plazas a las que se presentaron 37 candidatos y aprobaron 2 quedando tan sólo una libre. Es decir, en 4 años se convocaron 27 plazas de promoción interna, se presentaron unos 200 funcionarios de grupo A2 y sólo se cubrieron 7 plazas. En el mismo período las oposiciones de acceso libre cubrieron casi todas las plazas. ¿Es o no es para sospechar que algo pasa?.(3)

El Tribunal Constitucional publicó una sentencia por la que definía una serie de funciones en la administración que debían ser desempeñadas por funcionarios de carrera. Muchas de estas plazas estaban ocupadas por contratados laborales. Así que se han organizado oposiciones para que esta gente concurra al mismo puesto en el que estaba trabajando, simplemente cambiando su situación de contratado a funcionario, pues el trabajo seguiría siendo el mismo. Son las oposiciones de promoción horizontal.

La vox populi suele decir que son un regalo. Yo no estoy de acuerdo. En primer lugar porque haces una oposición para trabajar en el mismo puesto que ya desempeñas, lo que es cuando menos kafkiano. En segundo término porque hasta dónde yo he podido ver, no las han regalado, digamos que son de las que si estudias apruebas pues – al fin y al cabo – se trata de sacar un 5. Por lo tanto se puede afirmar que si han sido más asequibles que las oposiciones de promoción vertical o las de los que vienen desde la calle.

El interés corporativo

Hace unos pocos años asistí a una conferencia que impartió el presidente de una asociación profesional de un Cuerpo Superior, es decir A1, a los que nos íbamos a presentar a las oposiciones a ese Cuerpo.

En lo primero que nos dijo ya no estuvimos de acuerdo. Nos señaló que esas oposiciones, estudiando, se aprobaban. Debía ser que él había hecho las mismas oposiciones muchos años antes, porque a esas alturas, la oposición no se ganaba sólo con estudiar. Eso sirve para la universidad donde el objetivo es sacar un 5, pero no para una oposición. Hay que estar más preparado que la mayoría de los candidatos y tener suerte.

A continuación dijo literalmente: “tenemos la oposición que queremos, estamos muy contentos con como está organizada, con las pruebas y con el nivel que se exige” – volvió a repetir – “estamos contentos con la oposición que tenemos y no la vamos a cambiar”. Lo tengo apuntado en mis notas (4).

Esta declaración de intenciones deja claro dos cosas. En primer lugar que es el Cuerpo – y no la administración - el que decide cómo es la oposición y el que decide cuándo y cómo quiere cambiarla. Y, en segundo lugar, que si el Cuerpo controla a la oposición, controla también el acceso a dicho Cuerpo según sus intereses. Habría podido decirlo más alto pero no más claro.

Y el caso que describimos no es ni mucho menos una excepción sino un ejemplo más de algo muy estudiado en sociología: el cierre social. Desde un punto de vista intuitivo se puede pensar que, una vez pasada la oposición, perteneces a un club cerrado con sus deberes y privilegios y deseas que se controle el acceso al mismo para evitar que la cosa se desmande (5).

Desde un punto de vista sociológico, Parkin (6) define el cierre social como el proceso mediante el cual las colectividades sociales buscan ampliar al máximo sus recompensas limitando el acceso a los recursos y oportunidades y a un número restringido de candidatos. Ello supone la necesidad de designar ciertos atributos sociales o físicos como bases justificativas de tal exclusión. En el caso de los grupos profesionales, los procesos de cierre social se despliegan a partir del credencialismo, que es la forma fina que tenemos los sociólogos de calificar a la “titulitis”. No se trataría de buscar tanto la eficacia en un servicio o función como limitar y controlar la oferta de aspirantes a una determinada ocupación con objeto de presentar o mejorar su valor en el mercado. Por supuesto este cierre social tiene como contrapartida estrategias de usurpación practicadas por los agentes excluidos del proceso.

Por tanto, el caso de los cuerpos superiores de funcionarios no es excepcional, están formados por grupos profesionales muy estructurados, con tradición colegial y aplican estos mecanismos clásicos de control de acceso muy del gusto de este tipo de profesiones. Los cuerpos correspondientes a los otros grupos están mucho más desestructurados, tienen menos tradición colegial y no tienen capacidad para imponer su propio sistema de selección.

Ahora podemos intentar contestar a la pregunta que nos planteábamos cuando hablábamos de la promoción interna. Por lo que sea, supongo que porque el personal del subgrupo A2 está ya maleado y es más difícil de reciclarlos al estilo propio del Cuerpo Superior, existe una clara resistencia a facilitar el acceso de los mismos al A1. Veremos cómo evoluciona este fenómeno en los próximos años.

Una buena pregunta al hilo de lo que estamos comentando es si hay reproducción social entre los funcionarios, es decir, si el funcionario padre o madre acaba teniendo a sus hijos funcionarios de su mismo cuerpo o de otro parecido. No tengo datos al respecto, no he visto estudios empíricos que nos permitan extraer una conclusión y me muero de ganas por poder hincar el diente a un estudio así, por lo que si hay un lector que conoce uno que me lo diga.

Ahora, churumbeles funcionariales, haberlos haylos. En el Cuerpo Diplomático, que es el que mejor conozco fuera del mío, hay varias dinastías. Evidentemente esto pasa más  en los Cuerpos con más tradición. Los hijos cuentan con toda la información, influencia y el bagaje de los padres, yo suelo - con relación a esto - contar un chiste malo, y es que “en el parto de estos muchachos lo primero que sale es el “García de Enterría” (7), luego la cabecita y los hombros del bebé”. Ahora bien para ser justos debo decir que conozco más de un caso de hijos de altos funcionarios que no han conseguido pasar la oposición y, para ser más justo todavía, los pocos de estos altos funcionarios que conozco en esta tesitura sé que son ejemplos de honestidad, cosa que por ejemplo no suele ocurrir con los políticos a la hora de colocar a los retoños, ¿verdad?.

El mercado paralelo

En esto de las oposiciones existe un negocio paralelo. Es el de la formación o preparación para los exámenes. Aquí coexisten dos categorías, la formación por parte de academias especializadas y la formación por preparadores.

Hay academias que están especializadas en impartir formación específica para oposiciones específicas. Quizás las más famosas sean Adams y CEF. La mayoría de las academias dan formación para los Cuerpos auxiliares y técnicos de los subgrupos C1 y C2, oposiciones a la Guardia Civil y al Cuerpo Nacional de Policía y otras similares. El caso de “el CEF” – como es conocido en los ambientes opositores – es especial, se atreve con todo, prepara para los Cuerpos generales superiores. También cumplen con una función editorial, publican libros, manuales y temarios para oposiciones específicas, hay que decir que con desigual suerte, no todo lo que se publica es bueno, aunque a veces es único, es decir, es lo único que hay para poder prepararte.

Lo de los preparadores se estila más en oposiciones a los Cuerpos superiores. Suelen ser opositores de años anteriores que aprobaron recientemente y están al día. Corrigen los defectos a la hora de exponer en público, ensayan con el opositor hasta la saciedad la exposición oral de los temas, lo que se conoce como “cantar” los temas, ensayan y corrigen los simulacros de exámenes escritos y dan consejos, reglas, te destripan las trayectorias profesionales de los miembros del tribunal. Son duros. Desconfía si un preparador no es duro contigo si eres un opositor pues no te está preparando bien, porque el tribunal en su día será más duro todavía.

Parece que lo más recomendable es empezar en la academia para hacer lo más corto posible el aprendizaje básico, es decir, el que realizas el primer año que te presentas y, posteriormente, contratar los servicios de un preparador afamado, recomendado por otros opositores, a ser posible que hayan aprobado con él. Y si puedes compaginar ambos sistemas de preparación pues mucho mejor. Cuánta más ayuda especializada recibas mejor preparado estarás.

En cualquier caso, vayas a una academia o compres sus libros o tengas un preparador o hagas ambas cosas, vayas al preparador y a la academia, te gastas una pasta. Al final es mucho dinero. Con lo que el ánima inquisidora de las oposiciones llega a un refinamiento versallesco, veneciano, maquiavélico y se me acaban los adjetivos. No sólo empleas tiempo, esfuerzo, salud o pones en peligro tus relaciones personales sino que encima tienes que realizar una inversión en algo sobre lo que no tienes ningún control, es decir, no tienes ninguna certeza de que vayas a aprobar. Ríete tú del capital riesgo.

No puedo dejar de comentar una iniciativa - que yo sepa - única en todos los Cuerpos de la Administración del Estado. Se trata de Preparatic. En Preparatic se agrupan los miembros de una promoción recién aprobada a título individual. Estas personas han asistido a las sesiones de Preparatic de anteriores promociones e imparten charlas, organizan conferencias, reparten documentación útil con fines a la preparación de las oposiciones al Cuerpo Superior de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones. Todo ello sin ánimo de lucro, tan sólo unidos al compromiso de que quien asiste a Preparatic los años anteriores y aprueba, organiza el Preparatic del año siguiente. Es encomiable.

Y ya por último…

¿Cuándo se dejará de aplicar este sistema de selección de personal?. Parece que la tendencia actual es hacia el Estado mínimo, consecuencia directa de la aplicación de la ideología liberal a ultranza tan de boga hoy en día. Efecto de esta tendencia es que cada vez más ser funcionario representa menos ventajas, de hecho, la única efectiva es la seguridad en el empleo. Dado que esta también está en discusión, si alguna vez los apóstoles de lo privado, los cruzados del mercado libre, los mujaidines del liberalismo acaban con esa seguridad, no habrá ningún incentivo real para que los pobres opositores pasen por el via crucis de la oposición. Supongo que en ese caso, y dado que por muy mínimo que sea el Estado algún funcionario tendrá que haber, tendrán que bajar el listón o nadie se presentará. Ese podría ser el fin de las oposiciones, pero no lo tengo nada claro, me resulta más probable un escenario en el que el funcionariado sea también cada vez más mínimo, cada vez más encerrado en sí mismo, más numantino y , por tanto, al menos en sus escalas más altas, más partidario de sus oposiciones y del control de lo que quede del Estado. Dios nos pille confesados.



Juan Carlos Barajas Martínez
Sociólogo


Notas:

(1)    Otro signo de decadencia es que, según José María Chico, al tribunal nunca le faltaba una tisana o un café con bollo. Ahora sólo agua del grifo, por lo menos durante las sesiones.
(2)    He visto algunos maltratos injustificables en alguna sesión de algunos tribunales. No es que se vaya a pedir un trato de favor por ser compañeros pero he visto formas de tratar al candidato que rayaban en la mala educación. También para ser justos hay que decir que estas conductas son aisladas y corresponden casi siempre a las mismas personas, que han olvidado demasiado pronto que también estuvieron delante de un tribunal.
(3)     Los datos se han obtenido de la página web del Instituto Nacional de la Administración Pública
(4)    Para dejar bien claro en qué contexto se dieron estas declaraciones os contaré que se hicieron en un turno de preguntas al final de la exposición. Y que alguien del público le había preguntado que si se iba a cambiar el formato de las oposiciones.
(5)    No todos los funcionarios A1 piensan de ese modo. Aquí estamos hablando de una estrategia de grupo, no de posturas personales. Estas estrategias de grupo son una especie de agregado de las estrategias individuales, digo especie por que esto no es del todo exacto ni estamos hablando de una ciencia exacta. En las estrategias de grupo tienen mucho peso la opinión de las organizaciones profesionales, que a su vez están muy influenciada por los líderes de opinión y las personas con peso específico en el gremio. Es decir, a una minoría que establece la estrategia de grupo y una mayoría silenciosa que le da peso corporativo a la estrategia.
(6)    Frank Parkin es un sociólogo británico neoweberiano, recientemente fallecido, cuya principal aportación a la sociología es una teoría de cierre social. Parkin afirma que la teoría marxista de las clases sociales estaba marcada por deficiencias graves, sobre todo relacionadas con su concepto explicativo central: el modo de producción. Parkin ataca el excesivo énfasis de los marxistas en los niveles profundos de la estructura, a expensas de los actores sociales, y propone una refundición radical de la teoría de las clases y la estratificación. Propone para ello centrar la teoría en torno al concepto de cierre social. Parkin sigue a Weber en la comprensión de cierre como el proceso por el cual los colectivos sociales buscan maximizar las recompensas al restringir el acceso a los recursos y oportunidades del colectivo a un círculo limitado de candidatos. Esto implica la singularización de ciertos atributos sociales o físicos, como base de justificación de la exclusión. Weber sugiere que virtualmente cualquier atributo de grupo - la raza, el idioma, el origen social, la religión o el credencialismo se puede aprovechar para "el acaparamiento de oportunidades específicas, generalmente económicas". Sin duda, el aspecto más novedoso de la contribución de Parkin es que él quería definir clases en términos de sus estrategias de cierre, a diferencia de la definición de clase con referencia a una estructura de posiciones socioeconómicas que realizan otras teorías de la estratificación anteriores.
(7)    Eduardo García de Enterría está considerado como uno de los juristas españoles más notables del siglo XX, es un punto de referencia indispensable en la elaboración de doctrina e investigación sobre Derecho Público en España. Su “Código de Leyes Administrativas” es la biblia del Derecho Administrativo y raramente falta de las estanterías de los despachos de la Administración Pública y de los libros de cabecera de un opositor.
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Oposición rima en consonante con Inquisición II por Juan Carlos Barajas Martínez se encuentra bajo una Licencia Creative Commons Atribución-NoComercial-SinDerivadas 3.0 Unported.