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Un Consejero anda suelto


Ancla La pasada semana el Consejero de Economía de la Generalitat de Cataluña lanzó un globo sonda en el que pedía la “cooperación solidaria del sector público” y anunció que es posible que a los funcionarios se le pida que trabajen “lo mismo por un poco menos”. Y, ¿de qué manera se va a materializar esta nueva vuelta de tuerca?, pues el señor Consejero no lo tiene claro y especula con varias opciones, desde la bajada de sueldo sin más hasta la modificación de las jornadas de trabajo que, a su vez, puede implicar “trabajar un poco más, 10 o 15 minutos al día, o trabajar un poco menos cada día pero tener menos vacaciones”. La idea, parece ser en cualquier caso, alargar el total del horario laboral.

Lo más desternillante del caso es que, según informa la prensa, dijo todo esto después de anunciar que se eliminaría el impuesto de sucesiones a las rentas más altas con una pérdida de ingresos de entre 50 y 150 millones de euros. ¿No teníamos que arrimar todos el hombro en situaciones de crisis?, ¿es que esperan que los beneficiarios inviertan esos 150 millones en el fomento del empleo?.

En el ánimo del Consejero está el aumentar el rendimiento del factor trabajo del personal a su cargo. La manera más fácil y simple es bajar el sueldo, o bien, lo que en el fondo es lo mismo, aumentar el horario laboral sin contrapartidas.

Pero el plan falla por la base. Observemos el problema desde la mirada sociológica. Desde el famoso estudio emprendido por Elton Mayo en la Western Electrics Hawtorne Plant, se sabe que cuando desde la Dirección se emprenden medidas coercitivas contra los trabajadores, éstos buscan la manera de evitarlas, de enmendarlas o de manipularlas en su propio beneficio en la medida de lo posible. Una especie de ley de acción-reacción laboral. Si el Consejero aplica la medida anunciada puede que consiga que el personal se quede más tiempo en la oficina, pero dudo mucho de que consiga que trabajen más. Tanto más fácil cuánto en el trabajo de los funcionarios las medidas de control de la producción son muy difíciles de llevar a la práctica, ¿qué van a medir?, ¿el número de expedientes por día?, ¿el número de llamadas telefónicas por hora?, ¿el número de sellos estampados por minuto?. En fin, un sinsentido.

Y por último, ¿esto no lo sabe el Consejero?, probablemente sí. Entonces, ¿por qué lo hace?, porque es una medida “cara a la galería”, porque los funcionarios son uno de los “puching balls” de la crisis.

Juan Carlos Barajas



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